Lo que somos hoy y seremos mañana desde la fuerza más formidable y poderosa de la Revolución: la unidad, brota de la esencia misma del Partido Comunista de Cuba (PCC), como lo ratifica el manzanillero Humberto Simón Palomino.
De sus años de vida, 26 le ha concedido a esta organización política cubana luego de su ingreso, proveniente de la Unión de Jóvenes Comunistas, como parte del genuino proceso de continuidad de la vocación al servicio de la Patria.
«El Partido para mí significa en el orden político-ideológico la principal fuente de enseñanza, de inspiración, partiendo de que lo traigo en las raíces, pues mi padre fue fundador del PCC, y el carné se lo entregó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, como miembro de las nacientes Fuerzas Armadas Revolucionarias, por lo que es un compromiso que ya viene en la sangre.
«Le hace indestructible su fortaleza ideológica, demostrada en su propia democracia, y muestra de ello fue mi participación en el VII Congreso; un trabajador por cuenta propia, desde un rinconcito del oriente, como digo yo, desde acá de Manzanillo, que formó parte de la delegación granmense a una cita tan histórica como la séptima, última donde tuvimos la oportunidad de tener físicamente al Comandante en Jefe Fidel Castro.
«Le engrandece sobre todo su pureza, ampliamente demostrada en un sector como el mío, que no ha sido apartado, pues se tiene en cuenta en todos los documentos rectores del Partido y su vida interna. Pues yo, por ejemplo, arrendador de una habitación para nacionales, soy secretario de un núcleo de trabajadores por cuenta propia fundado en el 2015 en el municipio, el primero de su tipo en la provincia de Granma.
De aquella participación en el magno evento de 2016, donde se congregaron aspiraciones y definiciones en pos de una Cuba mejor, asegura «ante todo agradezco al pueblo de Manzanillo, quien fue junto a sus militantes el que propuso y eligió que yo fuera uno de los que tuvo el altísimo honor de participar en ese Congreso.
«Significó algo muy grande porque es la reunión más importante en el orden político que se realiza en el país, y donde tuve la oportunidad de transmitir un grupo de inquietudes del territorio, incluyendo las propias de nuestro sector, y la posibilidad de dialogar y compartir con muchos líderes históricos de la Revolución y compañeros de los cuales aprendí, me nutrí del trabajo del Partido y de las tareas que se trazan de congreso a congreso.
«Tuve la oportunidad de estar en la comisión número uno que analizó el tema de la conceptualización y plan del desarrollo hasta el 2030 en los órganos estatales y sectores estratégicos, comisión que presidió en ese momento como cuadro del Buró Político el compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
«Allí hicimos nuestro aporte humilde desde criterios y cuestiones relativas a conceptos que se manejan en el país, de cambios, de integración, un grupo de aspectos de la vida social, económica y política que hoy apreciamos.
«Desde entonces se han ido instrumentando un grupo de cuestiones trazadas en el VII Congreso, sobre todo en el orden social, decisiones relativas a la organización y avance hacia una sociedad superior; indiscutiblemente hay cuestiones que en el orden económico se han visto afectadas por las circunstancias mundiales como la pandemia de la COVID-19, que ha contraído la economía mundial, y súmele a ello el inhumano bloqueo de Estados Unidos a Cuba que pretende nuestra asfixia.
«Pero aún así se sigue avanzando y se ha logrado el ordenamiento de un grupo de temas en el ámbito económico que indudablemente darán en el futuro mejores resultados.
«A esa comisión a la que pertenecí también acudieron los cinco héroes, eran parte del debate, y fue un privilegio escuchar sus vivencias y distinguir su sencillez, naturalidad, tan cubanos que te parece increíble; es decir, momentos que marcan la vida de todos los que tuvimos la oportunidad de ser delegados».
De Fidel, el líder indiscutible, guarda coincidencias históricas que «entre lo melancólico y el orgullo me hacen recordar sus propias palabras que quizás era el último congreso donde estuviera, desde esa visión futura que tenía ya lo había percibido.
«Las vivencias allí fueron muy estremecedoras, no estaba confirmado que él estuviera y el día de la plenaria apareció Fidel; y las emociones fueron muy grandes en todos, una carga de sensibilidad inmensa, y después que Fidel habló muchísimo más, eso y el respeto demostrado por Raúl al Comandante son momentos que no se olvidan nunca y que te sacan las lágrimas y, a la vez, te impulsan a continuar con el hacer por la Revolución.
«El último mensaje que nos dejó en el congreso fue el de la unidad y la lucha, las principales armas que le permitieron a él triunfar y mantener la Revolución, a través del Partido, que logró consolidar y afianzar la unidad del pueblo. Ese mensaje nos lo trasladó a nosotros, a Latinoamérica, a los revolucionarios del mundo entero.
«Ese compromiso lo tendremos para toda la vida, no sólo nosotros, sino que debemos inculcarlo a las nuevas generaciones, y lo seguiremos haciendo hasta los últimos días, porque el Partido es Cuba, es la Revolución, es el pueblo».