Intenso pero determinante resulta el trabajo que desde el miércoles seis de junio inició la brigada número 5 de la Unidad Empresarial de Base Movimiento de Tierra, de la Empresa de Construcción y Montaje de Sancti Spíritus, para que otras fuerzas constructoras accedan hasta la cabeza del puente ferroviario que presentó daños tras la crecida del río a causa de las intensas lluvias.
En medio del panorama que revela, de un lado, la pasarela con más de un siglo de existencia, por donde circulan los trenes que entran y salen de la ciudad cabecera, y del otro, el puente vehicular derribado en dos de sus luces el 28 de mayo, se aprecia el ir y venir del buldócer que conduce, con genial maestría, el operario Augusto Acosta Caralpilla, quien asegura que para él no hay obstáculos cuando existen apremios.
Varios integrantes del colectivo hacen su parte en esta necesaria tarea, no importan el sol que quema sobre sus espaldas desde el horizonte ni las maniobras que se precisan para nivelar cada pedazo del atajo de unos 150 metros de longitud.
Con la mirada previsora de Isabel Díaz Pérez, la jefa del colectivo, cada uno de los hombres protagoniza una parte de esta historia.
“Llevo más de 30 años como ingeniera en Viales —dice Isabel—, siempre a pie de obra y muchas veces en contingencias adversas, pero si una cosa tienen clara mis subordinados es que primero está la responsabilidad ante las tareas, la calidad y el empeño y luego el tiempo de ejecución sin límite de horario en cada jornada, sobre todo cuando de nosotros depende que se ejecuten otras acciones”.
La ingeniera está atenta a los detalles, mientras el buldócer se desliza barranca abajo y el rocoso se esparce movedizo delante de la cuchilla. De momento hace señas y orienta que remate una de las partes del atajo donde se precisa mayor compactación.
A Ramón Banguela Maya, técnico en Obras Ingenieras, le sobra experiencia para asumir el rol que le corresponde esta vez.
“Desde hace años trabajo junto a Isabel, no queda un rincón de la provincia donde no hayamos intervenido con nuestras fuerzas, desde la presa Lebrije y La Felicidad, hasta los accesos a canales, los viales de la arrocera, de la camaronera y las terrazas de hoteles en Trinidad, entre otras obras”.
El empleo de los más de 300 metros cúbicos previstos a utilizar, entre rajón y rocoso, materiales procedentes de la cantera Nieves Morejón y de otro yacimiento en la zona del aeropuerto en Sancti Spíritus, se supervisa por Máximo Pérez Quintero, el recibidor, quien lleva la cuenta de los viajes que da la flota de camiones de volteo desde estos sitios hasta el propio río.
Una y otra vez buscó explicación sobre la forma en que se desempeña Isabel, el respeto que le tributan sus compañeros, la sabiduría demostrada a pie de obra. De momento me habló de un hijo y un nieto que crecieron compartiendo con ellos estas mismas faenas y de su papel en el hogar, pero encuentro un calificativo exacto para definirla: amor, no solo a los suyos, sino a la profesión que la acompaña desde hace décadas y que le incorporará una nueva experiencia: haber contribuido a restablecer el acceso de a Zaza del Medio, tierra de parrandas y guayaberas.
En video, el momento del colapso del puente de vehículos
(Tomado de Escambray)