Fuertes lluvias al inicio de esta semana causaron la muerte de 14 personas y transformaron las calles de las ciudades y pueblos de la región de Emilia Romaña en ríos. Las autoridades extendieron la alerta roja climática hasta el domingo 21 de mayo y han informado que más de 36 000 personas han sido desplazadas.
La primera minitra italiana, Giorgia Meloni, aseguró este sábado que prevé abandonar la cumbre del G7 en Japón antes de lo planeado para atender la emergencia.
Unos 5 000 voluntarios y rescatatistas profesionales se movilizaron para ayudar a los afectados por las inundaciones, que han provocado 305 deslizamientos de tierra y el cierre de más de 500 carreteras y vías en la zona.
“El agua empezó a subir a las 14:00 horas del viernes, llegando desde los campos (…) Es difícil. Quiero que esto termine lo antes posible, para poder seguir adelante”, dijo a AFP Mauro Lodola, vecino de una zona afectada.
El alcalde de Boloña, Matteo Lepore, declaró que tomará “meses, y en algunos lugares quizás años”, recuperar y reparar la infraestructura.
La zona más afectada es Rávena. Allí, en Lugo, se estrelló un helicóptero de rescate, dejando cuatro heridos. La región de Emilia Romaña aún permanece en alerta roja, en particular en su litoral del mar Adriático y las provincias de Ravena, Boloña y Forlì-Cesena.
Con la llegada del nuevo temporal, también se ha declarado alerta naranja por riesgo hidrogeológico en otras regiones como Piamonte, Lombardía (norte), Calabria y Sicilia (sur).
Las autoridades siguen asistiendo a la población y en las últimas horas se centraron en el restablecimiento de servicios públicos esenciales como el agua potable, cuya falta era uno de los principales temores durante el desastre.
(Con información de agencias y France24)