Ismaelillo, la casita encantada

Casita Infantil Ismaelillo, insertada en la Facultad de Ciencias Médicas // Foto Lilian Salvat

Llegamos y nos deslumbramos al ver este hogar diminuto, pareciera que entráramos a un cuento de hadas. Blanca Nieves llegando a la casa de los siete enanitos, todo en miniatura. Luego asomaron sus caritas unos pequeños que habitan en el día en este recinto insertado en la Facultad de Ciencias Médicas Celia Sánchez Manduley de esta ciudad.


Ismaelillo es su nombre y es la quinta casita que se abre en Manzanillo, para aliviar la poca capacidad que ofertan los círculos infantiles en la localidad a madres trabajadoras; esta con una peculiaridad, atender además a niños de estudiantes de la casa de altos estudios.


Aún en proceso de adaptación, los infantes llegan muy temprano en la mañana y los recibe un colectivo de tres auxiliares generales y cinco educadoras, quienes les enseñan hábitos saludables y los acompañan durante los diferentes procesos del día, así como una enfermera.


Mariela Espinosa Figueredo es la educadora responsable de la Casita Infantil, que oficialmente el 20 de febrero del actual calendario abrió sus puertas, » bueno desde la semana antes comenzamos con la adaptación de los niños, para ganar en tiempo y poder servir a las madres trabajadoras que es a lo que estamos llamadas. Por el momento tenemos una capacidad de 30 niños, pero tenemos en matrícula ahora de 27; en adaptación ya tenemos 9 pequeños.

Mariela Espinosa Figueredo, educadora responsable de la Casita Infantil
Mariela Espinosa Figueredo, educadora responsable de la Casita Infantil // Foto: Lilian Salvat


Enclavada en una de las instalaciones de mayor número de trabajadores, su servicio va dirigido a «las madres trabajadoras y estudiantes de la Facultad. Por el momento no tenemos un horario establecido, a las siete de la mañana entra el primer turno; de ahí nos vamos incorporando las demás que permanecemos, por ahora, hasta las cuatro de la tarde, hasta tanto los niños completen el horario laboral de la madre, que sería hasta las seis de la tarde».


Un salón múltiple, baños para niños y otro para trabajadoras, el pantry, son los espacios que dispone por el momento este recinto infantil, que aumentará sus espacios cuando en una segunda etapa se concluya el acondicionamiento de una enfermería con las condiciones requeridas para tal efecto.


«Me asignaron venir para esta casita, – comenta Elvia Martínez Figueredo, enfermera del local-, mi función aquí es recibir a los niños a la entrada, velar porque vengan totalmente sanos; en caso de que lleguen con alguna sintomatología como fiebre, vómito, diarreas, lesiones en piel, pediculosis, manifestaciones catarrales, no se debe aceptar su entrada a la institución; en estos casos se les brindan orientaciones a la mamá sobre la conducta a seguir».

Elvia Martínez Figueredo, enfermera del local // Foto: Lilian Salvat


Martínez Figueredo, no sólo acompaña el proceso de recepción, en el resto de las actividades está acompañando y observando el desempeño de los infantes, así como su adecuada alimentación y su horario de sueño, muy importante para su salud en estas edades, además de mantener una vigilancia en caso de algún evento imprevisto.


Estos pequeños habitan en la fantasía de los cuentos que los trasladan a un mundo imaginario y que marcará sus vidas de forma permanente. Las enseñanzas que con profesionalidad les transmiten sus educadoras, le abren pasos en el camino del saber.


La seño Gleiky Denia, marcará sus inicio, » logrando un máximo nivel de desarrollo en los niños, los estamos adaptando en correspondencia con sus edades, porque tienen diferentes horarios. Desarrollamos actividades independientes y programadas para fomentar hábitos y habilidades en ellos, que provienen del programa Educa a tu hijo, aquí les enseñamos en el proceso de alimentación, por ejemplo, a utilizar la servilleta, la cuchara, a comerse los vegetales y a consumir el almuerzo completo.


«Su programa de enseñanza es parecido al de los círculos infantiles, por edades, tienen sus diferentes horarios para procesos, actividades programadas y como tenemos experiencias de nuestro trabajo en los círculos, lo hacemos así. Estarán aquí hasta los cuatro años, transitarán por segundo, tercero, cuarto y quinto año de vida, trabajamos dos seños en edad temprana y otras dos en edad preescolar».


La Dirección Municipal de Educación en este territorio designó a estas licenciadas en educación preescolar, a la institución. «Venimos todas de círculos infantiles, con años de experiencia en el sector», apunta Espinosa Figueredo, quien agrega que «por el momento los niños traen sus alimentos elaborados, dos meriendas y el almuerzo; en el pantry se les conserva y se calientan a la hora de su consumo. Pensamos que en un futuro pudiera existir la posibilidad de elaborar aquí los alimentos con suministros de la Universidad, pero las casitas están diseñadas para que los padres traigan sus comidas».


Un recinto que encanta por sus condiciones, por sus características y requisitos ajustados a niños, todas sus proporciones son diminutas según lo establecido por las normas que rigen este tipo de instalaciones.


Cerramos el viaje por este cuento. Llega la hora del sueño para estos pequeños y otros están en trámites finales para su ingreso a la Ismaelillo y comenzar una nueva etapa en sus vidas en esta casita encantada.

Una casita encantada para los hijos de las madres trabajadoras y de estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas Celia Sánchez Manduley de Manzanillo. / Foto Lilian Salvat Romero