La Habana, 14 mar (Prensa Latina) Para el gobierno de Japón y su representación diplomática en Cuba la salud pública es una prioridad en sus programas de colaboración con la isla con muchas perspectivas de ampliarla, afirmó hoy aquí el embajador Hirata Kenji.
Al término de la ceremonia de clausura del proyecto Fortalecimiento de la capacidad sanitaria para la crisis de Covid-19, Kenji expresó en exclusiva a Prensa Latina su satisfacción por los positivos resultados de esta ayuda al Sistema Nacional de Salud, iniciado en 2021 en alianza con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El diplomático precisó que su país ha cumplimentado varios proyectos y donaciones de equipamiento para hospitales y policlínicos cubanos a través de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón.
Kenji destacó que en estos momentos está en ejecución un programa de digitalización en imagenología para diagnósticos, y continuarán trabajando con el Ministerio de Salud Pública y sus autoridades, siempre en respuesta a las necesidades del sector y en coordinación estrecha con el Gobierno cubano, que es quien decide donde están las prioridades.
El proyecto Fortalecimiento de la capacidad sanitaria para la crisis de Covid-19 respaldó la campaña de inmunización masiva llevada a cabo por Cuba contra el SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, el cual permitió robustecer al sistema sanitario nacional para enfrentar con éxito otras emergencias, en particular en la atención materno-infantil.
Sus acciones: donación de una ambulancia, 46 refrigeradores precalificados para la conservación de vacunas, mil 400 termómetros de registro continuo y mil 200 termos especiales para la transportación de las dosis.
Además, modernos equipos de ultrasonido y diagnóstico, beneficiaron a 255 centros de atención primaria, 13 hospitales y al Instituto Finlay de Vacunas y al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
También fueron favorecidos más de 96 mil mujeres embarazadas y puérperas, una cifra superior a las 722 mil adolescentes y 13 mil 150 trabajadores de la salud, vinculados a la atención del parto y el puerperio y el manejo de la asfixia perinatal en la etapa pospandemia.
En opinión del diplomático japonés esta solo fue una pequeña inversión, cuyo valor fundamental es haber llegado a la población cubana en cualquier rincón de país, gracias al buen diseño del proyecto y su gestión por Unicef, además del magnífico desempeño de los profesionales y trabajadores de la salud.
La representante de ese organismo internacional en Cuba, Alejandra Trossero significó que el proyecto avanzó satisfactoriamente por la confianza depositada en sus gestores y protagonistas, el cual permitió también actualizar los indicadores alcanzados por la isla en atención y salud materno-infantil.
Junto a la entrega de equipos e insumos, el proyecto incluyó talleres sobre la salud materna en el contexto de la Covid-19 y el período de recuperación, lo que involucró a médicos y personal de enfermería de todo el país dadas las secuelas dejadas por esa enfermedad.
Las autoridades del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia coincidieron en que el programa fue pertinente, coherente, con alta efectividad e impacto, sostenible y eficiente, pues no solo los equipos entregados sino la experiencia y conocimientos adquiridos dotaron a Cuba de los requisitos y condiciones para responder a otras emergencias sanitarias.