Manzanillo. Enero 22.- «¿Quién vio caer a Jesús? Nadie lo viera, ni aún su asesino. Quedó en pie, rodeado de cañas insurrectas, de cañas coléricas», rememoró el pueblo de esta ciudad oriental a 74 años del asesinato de Jesús Menéndez Larrondo, en el andén del ferrocarril local.
Hombres y mujeres del Manzanillo de hoy, nuevas y experimentadas generaciones, volvieron sobre los pasos intachables e incorruptibles del Gigante de ébano, para reivindicar una vez más su vida militante en el bando de los consagrados, en el sector del azúcar, al que Menéndez consagró su labor sindical y la permanente lucha por el beneficio popular a través del pago del Diferencial Azucarero.
«El mejor monumento de los más jóvenes a sus ideales y obras es laborar en el sector azucarero con eficiencia, sin que corramos el riesgo de que venga un día un colono a echarnos de la tierra o dejarnos cesantes de un puesto de trabajo» expuso Yilena González Núñez, joven representante de la clase azucarera en Manzanillo.
Del compromiso contraído, hacer avanzar la economía cubana, emerge la virtud que heredó el General de las Cañas a la clase obrera en la Mayor de las Antillas, dijo.
Con ese mérito de aportar, los manzanilleros Silverio Guillén Acuña, de AZUMAT, y Silvia Rosa Palomino, Alberto Peláez Núñez, David Gamboa Viltres y Alis Lavin Peña, de TranzMec, recibieron la Medalla Jesús Menéndez, a propuesta de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
A la vez que dos jóvenes féminas, Hilda María Ramírez Lara y Mónica Matos Andino, trabajadoras del Hospital pediátrico Hermanos Cordové y la escuela primaria Wilfredo Pagés, ingresaron a las filas del Partido Comunista de Cuba (PCC), para defender la misma ideología que abrazó con entereza el dirigente azucarero.
A los 74 años del asesinato, su legado sigue vigente como guía revolucionario y comunista al que imitar para cumplir los planes de siembra de caña y la producción de azúcar con eficiencia, señaló Osmelis Milán Meriño, secretario del Buró provincial del Sindicato de los trabajadores azucareros.
«Fue sin dudas un titán, un prócer cuya integridad sin límites desbordaba un modelo de dirigente de su tiempo proyectado hacia el futuro, y los azucareros no le fallaremos y continuaremos dando a la Revolución los mayores esfuerzos para que el país pueda avanzar».
Como en los cantos de Ethel Frías, Daniel Cardona, y en los versos que dibujan al revolucionario nacido en Encrucijada, el General de las Cañas vibra con su oratoria encendida como entonces, y vive en la entrega de quienes se comprometen a cumplir la zafra azucarera 2021-2022, y honrar los aniversarios 63 de la Revolución cubana y 83 de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).