Jóvenes de dignidad y voluntad

Campeones manzanilleros en Barranquilla 2018

Aunque sus conquistas ya son historia, estos jóvenes manzanilleros guardan en su pecho la satisfacción de alcanzar sus sueños, de tomar a paso de dedicación y derroche de energías la medalla que les titula Campeones: en el deporte, como atletas; en la sociedad, como seres emprendedores, capaces de responder al reto de la vida.

Como ser joven implica soñar y forjar desde la voluntad las metas con las que se construye el futuro; incluye arriesgarse, escalar, comprender el rol protagónico que dentro de la sociedad corresponde, y asumirlo con entereza y confianza en sí mismos; ellos tienen el mérito de serlo.

Sus páginas recientemente escritas en las aguas y el terreno colombiano en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, constituyen una muestra de lo que se logra “a pesar de tener los nervios de punta, porque habíamos perdido el primer juego con las puertorriqueñas, pero demostramos la preparación que tuvimos por nuestros entrenadores y que el equipo bajo la guía del profe Jorge Del Valle estaba preparado para la victoria”.

Así describe Arisel González Sánchez, atacadora por el extremo derecho y poste, del equipo femenino de polo acuático, titular de la disciplina en la justa multideportiva. “Al escuchar el pitazo final pasaron por mi memoria todos esos momentos de entrenamiento, cada hora de formación; vimos el resultado de un año de sacrificios, dedicación, lejos de la familia, que hace valer la experiencia, en mi caso la primera, lo mejor que me ha pasado en la vida”.

Con apenas 19 años ya tiene en su historial una presea dorada de un certamen internacional, tras siete años de sumergirse en las aguas de las piscinas y buscar, hasta encontrar, la combinación perfecta y perforar la puerta contraria (solo dos en las fuerzas del alto rendimiento cubano).

Arisel González, el polo femenino debía ese triunfo a nuestro país

“Lograrlo involucra bastante esfuerzo, mucho ejercicio para estar en forma deportiva. El polo debía este triunfo a nuestro país, y tenemos un equipo fortalecido, joven y unido por sobre todas las cosas, que se enfrenta ya al desafío de seguir preparándose y demostrar en los Panamericanos quiénes somos, la estirpe de los atletas cubanos formados en Revolución”.

Su compañera de escuadra también de 19 años de edad, Madonnys Chávez Peña, sabía que las boricuas iban invictas al último juego. Había que darlo todo. Un gol, otro, y otro; bloquear a las jugadoras contrarias, penetrar la defensa de las rivales, eran la máxima para recuperar un cetro que por primera y única vez había sostenido Cuba hace 12 años.

“El entrenador siempre nos dijo que nosotros podíamos ganarles por más de cinco goles, y salimos con esa convicción, les ganamos por siete, demostramos que la disciplina, el trabajo en equipo, el interés y la pasión por nuestro deporte nos convierte en buenos atletas, nos da la carta del triunfo”.

“Aunque ahora lo aprendemos a diario, en lo personal tuve la inspiración y ejemplo de mi madre, primero atleta y ahora entrenadora, que siempre me mostró esa como combinación clave, la que aplicamos nosotras en lo personal y en el colectivo para traer el título a casa, al pueblo”.

La también atacadora delantera por el extremo derecho asegura que “el polo es muy divertido, no es monótono: nadas, echas gol, halas a tu compañera, es un juego de mucha picardía y lo que más disfruto es meter goles”, de los cuales se apuntó unos 16 en los siete partidos jugados, incluyendo la discusión del oro.

“Estoy orgullosa de que en mi primer evento logramos la medalla de oro, era nuestro principal objetivo, fue lo que nos propusimos; aunque todos los equipos entrenan y muchos tienen las ventajas de asistir a otros programas internacionales, de entrenar en otros países, nosotros con menos posibilidades lo dimos todo y ganamos esa medalla”.

Jugadoras de polo acuático Madonnys Chávez y Arisel González, de izquierda a derecha.

En la escalada a la cúspide, otro joven. Tras remontar la pizarra en un juego de softbol donde se conjugaron armónicamente buen pitcheo, ponches, jonrones, jugadas defensivas, marcador cerrado, expulsiones, otro joven manzanillero ganó un juego para la historia. Envuelto en la fuerza y poderío del brazo de Alberto Hernández Moreno, llegó el anhelado éxito, en pausa para la Mayor de las Antillas hacía 20 años.

Su labor en la lomita durante 6,1 entradas, con solo dos carreras, cinco hits permitidos, y cuatro ponches propinados, fue decisiva para el regreso a la cima del podio. “Es algo que nadie esperaba, gracias a Dios el resultado salió, con el apoyo de los entrenadores que depositaron la confianza en mí; es en mi carrera deportiva lo más grande que me ha sucedido”.

“Mi respeto para el equipo de Venezuela, ranqueado a nivel mundial; no le ganábamos desde 2009, pero este era nuestro y estoy orgulloso, agradezco esa oportunidad de ser yo el de la virtud”, dice a la vez que rodea con su brazo derecho a su compañera y esposa, el mismo con el que lanza la llamada bola blanda.

Alberto Hernández Moreno, lanzador del equipo de softbol masculino

Casi llegando a sus 30, Alberto salió al terreno en la mayoría de los enfrentamientos, con cuatro victorias y ninguno perdido, solo tres carreras limpias permitidas. “A pesar de mi juventud traté de hacer bien mi función dentro del juego, no defraudar a mis compañeros, a los entrenadores que me dieron la pelota, a la familia, al pueblo que también esperaba la victoria”.

Desde la práctica de este derecho de pueblo, estos tres atletas manzanilleros coronados con el metal áureo ponen a prueba sus capacidades y traen alegrías a quienes siguen su estela en las competiciones. Enfatizan las ilimitadas oportunidades de esta ciencia, síntoma de bienestar y plenitud, en mano de la juventud conquistadora, transformadora de destinos.

Ellos, como el resto de los atletas, ganadores de preseas y experiencia en estos juegos, defensores de la dignidad y de los colores de su bandera, inspiran a creer en la vitalidad juvenil, que es, como dijera el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz:   “…ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas!”.