Juntos dos hermanos se enfrentan a la COVID-19 (+Fotos)

Carmendelia y Pedrito son dos hermanos que juntos se fueron a brindar apoyo voluntario en una zona roja //Imagen Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Abril 11.- Los protagonistas de esta historia son dos jóvenes cubanos que han crecido bajo la savia de los valores inculcados por su familia, como el de la solidaridad, la responsabilidad y el cumplimento del deber.


Ellos son los hermanos Carmendelia y Pedro Olivera Grant. Ella sólo tiene 24 primaveras y es estudiante del cuarto año de medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de Manzanillo; él tiene 19 años y cursa el cuarto año de Química en la Escuela Pedagógica de este territorio, ambos centros de formación llevan el nombre de la Heroína de la Sierra y el Llano Celia Sánchez Manduley.


Estos dos manzanilleros se ofrecieron para brindar ayuda de manera voluntaria a los pacientes positivos con la COVID-19 ingresados en el centro de aislamiento creado en la facultad de medicina de esta urbe granmense, donde estuvieron desde el pasado 26 de marzo hasta el nueve de abril.


Al conocer la convocatoria realizada a los jóvenes para esta acción Carmendelia se motivó y dice que recuerda «que en aquel momento no dudé en ser parte de esta tarea y rápido lo comenté con mis padres, quienes no vacilaron en apoyar mi decisión».

Carmendelia Olivera Grant //Foto cortesía de la entrevistada
Carmendelia Olivera Grant //Foto cortesía de la entrevistada


«La convocatoria también se extendía a otras carreras y fue ahí cuando mi hermano orgulloso de mi decisión decide preguntarme si podía ir y acompañarme», dice la futuro galeno.


«Motivado por mi hermana decido junto a ella ser parte de tan valiosa misión, a pesar de no estudiar en el campo de las ciencias médicas, pero mi deseo de ayudar y aportar a mi país fue más grande que pensar en el riesgo que corría», dijo Pedrito, como le dicen sus familiares y amigo.

Pedro Olivera Grant //Foto cortesía del entrevistado
Pedro Olivera Grant //Foto cortesía del entrevistado


Carmencita, como también se le conoce manifiesta que «entonces se hizo más díficil para mis padres, pero igual el apoyo siempre fue nuestro mayor respaldo.

«Fueron días de muchos consejos y recomendaciones por parte de la familia y el estar juntos nos hizo sentir más fuerte. A pesar de que nuestras carreras son muy diferentes, el sentido de humanismo, empatía y responsabilidad siempre nos ha caracterizado».


Para estos inseparables hermanos permanecer unidos durante 14 días frente a frente con esta temible enfermedad fue una experiencia que ambos nunca olvidarán. «Vivir esos días con él significó apoyo mutuo, protegernos todo el tiempo, velar porque cada uno cumpliera con las medidas de protección, y sobre todo construir una historia donde juntos somos los protagonistas», dice ella.


«Eso implicaba apoyarla y cuidarla a la vez, me hacía estar más seguro de mi decisión. Además sería una experiencia nueva junto a ella, una aventura hacia nuevos conocimientos», confesó Pedrito.

Juntos se fueron a brindar apoyo voluntario a la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados
Juntos se fueron a brindar apoyo voluntario a la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados
Carmendelia también siente satisfacción por su aporte //Foto cortesía de la entrevistada
Carmendelia también siente satisfacción por su aporte //Foto cortesía de la entrevistada
Pedro sintió satisfacción por su aporte //Foto cortesía del entrevistado
Pedro sintió satisfacción por su aporte //Foto cortesía del entrevistado
Juntos se velaban por su protección //Foto cortesía de los entrevistados
Juntos se velaban por su protección //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de jóvenes voluntarios en la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de jóvenes voluntarios en la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de jóvenes voluntarios que brindan su apoyo en la zona roja de la facultad de ciencias médicas fue muy unido //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de jóvenes voluntarios que brindan su apoyo en la zona roja de la facultad de ciencias médicas fue muy unido //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de los jóvenes valientes que laboró en la zona roja de la facultad de ciencias médicas de Manzanillo //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de los jóvenes valientes que laboró en la zona roja de la facultad de ciencias médicas de Manzanillo //Foto cortesía de los entrevistados


Allí el grupo de jóvenes al que se sumaron estos muchachos realizó varias acciones, «como limpiar, fregar, servir la comida, y llevarle todo tipo de alimentación a los pacientes. Pero además la docencia nunca faltó , aprendimos cómo tomar una correcta muestra para un PCR, cómo aplicar el Interferón, y sobre todo mucha información acerca de la COVID-19 y las medidas de protección», dice la estudiante de medicina.

Sus padres
Los progenitores de estos bisoños son Zusell Grant González y Pedro Ángel Olivera López, los dos sienten orgullo de la acción de sus frutos. «Para la familia fue algo muy grande, de alegría y satisfacción al ver que nuestros jóvenes dieron ese paso al frente», confiesa Zusell, quien agrega cómo vencía el miedo de tener a sus dos hijos en tan arriesgada actividad.

Zusell Grant González //Foto cortesía de la entrevistada
Zusell Grant González //Foto cortesía de la entrevistada


«Sí sentí un gran temor pues la salud de mis hijos está por encima de todo en este mundo, pero a la vez estaba satisfecha al saber que estaban cumpliendo con su deber de jóvenes nacidos y criados en esta Revolución, que hoy necesita de ese paso al frente. Sólo me quedaba por decirles que se cuidarán mucho, que tuvieran ante todo disciplina, y que cuando uno hace las cosas con voluntad y amor es suficiente para sentir satisfacción».


«Para mí no fue una sorpresa recibir esa noticia de mis hijos- dice Pedro- porque Pedrito y Carmendelia se han educado bajo esos principios. Al final sentí mucha satisfacción de que se ofrecieran a brindar este apoyo porque ellos saben que tienen que cumplir con nuestro país».

Pedro Ángel Olivera López //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Pedro Ángel Olivera López //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


«Yo estaba seguro que ellos iban a cumplir con lo que se empeñaron por lo que me siento orgulloso de mis dos hijos. Siempre que hablábamos les transmitía el mensaje de que había que seguir para adelante, que no se podían arrepentir y que había que cumplir hasta el final», dijo Olivera López.


Por su parte su retoño asegura que «cuando mis padres supieron de mi decisión me apoyaron igual que a mi hermana porque juntos todo sería más fácil, aunque díficil se hacía para ellos tenernos tanto tiempo alejados de casa y con el temor del riesgo que corríamos, pero siempre les prometimos cuidarnos y cumplir con todos los protocolos de seguridad.


«Todos nuestros familiares también nos apoyaron, los vecinos y amigos, durante toda esa etapa en la zona roja estuvieron muy preocupados», dijo el joven.


Su papá aprovecha el instante para transmitir un mensaje a los demás padres de los jóvenes que pueden sumarse a esta noble acción. «Que tengan confianza en sus hijos, este es el momento para que la juventud brinde su aporte por el país, este es el Granma de ellos, esta es su lucha de la Sierra Maestra, del combate revolucionario junto a Fidel, esta es la época de nuestros muchachos», agregó Pedro Ángel.

Pedro y Carmendelia junto a su madre Zusell en su hogar momentos antes de partir a la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados
Pedro y Carmendelia junto a su madre Zusell en su hogar momentos antes de partir a la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados



Momentos inolvidables
Durante esas dos semanas que estuvieron en la zona roja Camendelia y Pedrito tienen momentos que nunca podrán apartar de sus mentes.


«No podré olvidar el agradecimiento de los pacientes cuando los despedimos tras los aplausos de todo el personal de salud junto a esa canción que se ha convertido como un himno para nosotros, Valientes del grupo Buena Fé. Es como algo que te alegra el alma y te llena de algo que te hace sentir satisfecho, y así brotan lágrimas de ellos y de nosotros y parten hacia sus casas después de haber ganado esta batalla», dice la galeno en formación.


«Siempre recordaré que en una ocasión cuando terminé de limpiar uno de los cuartos de los pacientes uno de ellos me dijo: Ustedes son unos héroes, a lo que le respondí con un gracias, es nuestro deber. Así muchos agradecieron la labor que como voluntarios ejercimos con entrega y mucho amor», declara el futuro pedagogo.


«La relación con los pacientes fue especial, algunos a pesar de los trajes de protección lograban identificarnos, y con los niños que tuve la oportunidad de trabajar y entregarle la leche a diario, junto a pacientes diabéticos, fue una conexión hermosa.


«Comprendí esa frase de nuestro Apóstol José Martí cuando decía: Las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo para que lo vea uno pasar. Se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás...», dijo Carmendelia.


Por eso ambos aprovechan para enviar sus mensajes a la población. «Mi llamado es a la responsabilidad, para que el esfuerzo en la pesquisa, en la zona roja y todos los recursos que presta el país para detener esta pandemia no sean en vano», dice ella.


«Nuestro reclamo es a la protección con el uso nasobuco, el lavado frecuente de las manos, cumplir con el aislamiento social y ante cualquier síntoma acudir rápidamente al área de salud más cercana», agrega Pedro.

Epílogo
Hoy estos jóvenes se encuentran aislados en la villa El Chalet verde donde descansan luego de largas jornadas de trabajos voluntarios en la zona roja, y donde se les comprueban que están negativos a la enfermedad para regresar el próximo viernes a su hogar.


Ambos están dispuestos a regresar a la zona roja si los volvieran a llamar porque «el apoyo de la juventud en estos tiempos es esencial, somos una fuerza vital llena de energía para enfrentar cualquier desafío.

«Juntos a los otros compañeros formamos una familia entre estudiantes, médicos y enfermeras que permitieron trabajar en este centro de aislamiento de la facultad durante 14 días», declara Pedrito.


«Fuimos un equipo que más que curar con medicinas vino a sanar con amor», concluyó Carmendelia.

Carmendelia y Pedrito el día que concluyeron su misión en la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados
Carmendelia y Pedrito el día que concluyeron su misión en la zona roja //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de jóvenes voluntarios a los 14 días con la misión cumplida //Foto cortesía de los entrevistados
El grupo de jóvenes voluntarios a los 14 días con la misión cumplida //Foto cortesía de los entrevistados