La ciencia, la atención médica y la familia pueden cortar toda posibilidad a la COVID-19

La vida está demostrando que nuestros niños y adolescentes están siendo golpeados, cada vez con mayor fuerza, por la COVID-19. Para ellos la amenaza que representa la epidemia se ha acrecentado, y uno de los grandes desafíos está en que la principal fuente de contagio en el universo pediátrico de la Isla está en los contactos intradomiciliarios.

Así lo planteó este martes la Dra.Lissette López González, jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Ministerio de Salud Pública (Minsap), durante la reunión del grupo de científicos y expertos que lideran las actividades de ciencia e innovación tecnológica en el enfrentamiento a la COVID-19, la cual fue encabezada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, así como por el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.

«Estamos en la batalla de bioseguridad intradomiciliaria —enunció Lissette López desde el Palacio de la Revolución—, porque la principal fuente de contagio nuestra (haciendo referencia al ámbito pediátrico) son los contactos intradomiciliarios, y por lo tanto hacia ahí tenemos trazadas todas las estrategias».

En tal sentido la especialista argumentó: «Nosotros tenemos la fortaleza en la asistencia; tenemos la fortaleza en el pesquisaje, en el tratamiento y la convalecencia que en pediatría tiene un ritmo muy favorable; realmente lo que tenemos que evitar es que se nos enfermen (los pacientes más jóvenes), pero para eso tenemos que llegar a cada familia, y eso lo estamos haciendo en cada uno de los territorios».

Como para meditar y no bajar la guardia desde cada hogar cubano son las cifras que la Jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Minsap compartió en el encuentro: según estadísticas recopiladas hasta este 18 de julio, 41 801 pacientes en edades pediátricas han sido diagnosticados como pacientes de la COVID-19 a lo largo del país; y de ellos, pasan de 2 000 los lactantes. «Esa es una cifra, obviamente, que preocupa y ocupa a todos» los que trabajan por el cuidado de los más pequeños, expresó la doctora.

Vale destacar —añadió— que el 99,9 por ciento de quienes han sido tomados por la enfermedad ha tenido una supervivencia hospitalaria, y en las unidades de cuidados intensivos la supervivencia es del 98,9 por ciento.

De varias olas de la pandemia, con comportamientos distintos, habló Lissette López: «en la primera ola no hubo fallecidos, y fue una ola donde predominaron los pacientes asintomáticos —prácticamente el 75 por ciento». La segunda, alertó, «fue subiendo el techo para la misión de la pediatría, porque empezaron a aparecer cuadros no respiratorios que nos hacían ver que la COVID-19 no era una enfermedad netamente respiratoria, sino que implicaba un compromiso sistémico importante».

Sobre la tercera ola, que es la que nos ocupa actualmente, la especialista informó que el número de pacientes pediátricos ya rebasó los 40 000. Y las señales que dan los afectados evidencian que la COVID-19 se manifiesta cada vez de manera más agresiva.

«Hemos tenido cuatro fallecidos», recordó Lissette López, quien hizo énfasis en que la morbilidad ha sido creciente. «Hicimos un análisis de la última semana, del 10 al 17 de julio», detalló; y no pasó por alto que en ese lapso 8 937 pacientes fueron diagnosticados como positivos a la enfermedad, de los cuales 470 son lactantes.

Según expresó la doctora, a pesar de que aumentó el número de pacientes en terapia intensiva, al tiempo que resulta significativo el número de los que son casos activos, «los protocolos de actuación y de seguimiento, y la mirada personalizada a cada paciente hacen que el 91 por ciento de estos hayan egresado de una manera satisfactoria hasta este momento».

Muchas lecciones se están derivando de esta batalla por salvar vidas; entre ellas, argumentó Lissette López, la certeza de que las terapias intensivas deben acoger a los pacientes que estén graves o críticos, y también a quienes tengan «una condición que en esta enfermedad los pongan muy vulnerables a tener una evolución desfavorable».

En medio de tal escenario, reflexionaba la especialista, es muy importante no errar y que los profesionales de la Salud califiquen con precisión el estado de cada paciente. La familia —recalcó Lissette López— también juega un papel clave.

El segundo punto de la jornada versó sobre la interpretación de los hallazgos de autopsia en la COVID-19 y estuvo a cargo de la Dra. Teresita Montero González, quien hizo una explicación sobre resultados de estudios realizados por el grupo de trabajo temporal de Anatomía Patológica creado recientemente por el Minsap.

Teresita Montero afirmó que los hallazgos hechos por los expertos, a partir de haber revisado y concluido 277 necropsias, poseen muchos puntos de coincidencias con trabajos publicados internacionalmente y que versan sobre investigaciones en pequeños grupos de autopsias. Tal incursión, dijo, ofrece luces sobre cómo mejorar la atención a los pacientes.

Se corrobora —según ilustró la doctora— que la COVID-19 es una enfermedad infecciosa aguda y muy transmisible, la cual, de manera muy rápida, afecta todo el sistema del cuerpo humano, y de manera muy intensa los pulmones.

El Presidente Díaz-Canel Bermúdez indagó sobre cuánto valor puede tener un estudio como este en la tarea de mejorar el estado de los pacientes. Al respecto la Dra. Ileana Morales Suárez, directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Minsap, argumentó que esa investigación resultará determinante para los cambios que se irán introduciendo en el protocolo clínico 1.7 (el más reciente de Cuba para atender a los enfermos de COVID-19).

Tendencias que se esperan y cifras para pensar

A partir de los habituales modelos de pronósticos que los números hacen posibles, el Doctor en Ciencias Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, habló durante la reunión de científicos y expertos sobre cómo se comportarán las provincias en tiempos futuros.

Casi todos los territorios de la Isla, como él dijo, tienen una situación compleja. Cuba, por el número de casos confirmados a diario, vive un pico de la pandemia; y el pronóstico es que, a largo plazo, las cifras vayan descendiendo, «si se mantienen, aclaró el profesor, las condiciones actuales sobre las cuales fueron hechos los pronósticos».

En el mismo tono de análisis sobre cómo Cuba enfrenta la COVID-19, tuvo lugar después la reunión del grupo temporal de trabajo para la prevención y control de la COVID-19, la cual estuvo encabezada por el Presidente Díaz-Canel Bermúdez, y por el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.

La videoconferencia permitió el intercambio de la dirección del país con las autoridades de todas las provincias y del municipio especial de Isla de la Juventud. Y el punto de partida del encuentro estuvo a cargo del ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, quien informó que en los últimos quince días fueron diagnosticados en el país, como casos positivos, 83 353 personas, para una tasa de incidencia de 691,9 por cada 100 000 habitantes.

Las provincias, apuntó el titular, que mantienen el indicador de incidencia más elevado son, en orden descendente, Matanzas, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Guantánamo y Mayabeque. El país acumula un total de 2 019 fallecidos a causa de la enfermedad, para una letalidad del 0,69 por ciento.

Sobre cómo marcha la intervención sanitaria con las vacunas, Portal Miranda informó que hasta este 18 de julio ya había recibido una primera dosis el 30,1 por ciento de la población total; había llegado a la segunda el 24,9 por ciento; y a la tercera, el 18,9. En la Mayor de las Antillas, ya han sido suministradas más de 8 260 000 dosis vacunales.

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