La Colmena TV: Talento + Corazón = Delicioso panal

Rastreando en la TV no hay nada mejor que ese panal dominical. Foto tomada de tvcubana.icrt.cu.
Rastreando en la TV no hay nada mejor que ese panal dominical. Foto tomada de tvcubana.icrt.cu.

Emily Hernández, de Güines, no sorprendió al alcanzar el primer lugar entre los niños mayores que compitieron en La Colmena TV. Lázaro y Maryla ocuparon la segunda plaza, mientras que en tercer lugar quedaron Anthony William y Greisi Rubí.

Tampoco es noticia que entre los pequeñitos, Hadassa, de Santiago de Cuba, obtuviera uno de los primeros lugares: desde que salió cautivó al público. Ese puesto cimero lo compartió con Leydis Thalía.

El segundo lugar fue para Anyeliy Diana Elena, que mereció, además, el Premio de la popularidad, con 68 576 votos, y el tercer puesto fue para Maripili.

Los ganadores entregaron obsequios a los otros siete concursantes que llegaron a la segunda ronda y todos a su vez agasajaron al resto, haciendo visible que “tener talento es tener buen corazón”.

Los tres jurados recibieron sendos recuerdos colmeneros que cada uno tiene un pensamiento martiano.

Un lujazo del espectáculo de cierre fue contar con Beatriz Márquez, José Luis Cortés, premios nacionales de música, y otros reconocidos intérpretes de la música cubana que cantaron con los diez finalistas.

Aparte de ese regalo, el televidente recibió otro: imágenes de lo que sucedía tras el escenario con las entrenadoras y los niños, y también con los padres en el público.

Más allá de la competencia que siempre es un gancho para un programa televisivo, La Colmena TV tiene un ingrediente atractivo (y polémico): es un programa con niños y niñas para la familia, y un grupo de televidentes considera que el horario nocturno no es ideal para el programa.

Pienso que si existiera otra opción superior en propuesta ética y estética para esa hora, quizás se podría valorar que el espacio ocupara la franja horaria del atardecer, pero lo cierto es que rastreando en la TV no hay nada mejor que ese panal dominical.

Si aplausos merece Carlos Alberto Cremata, Tin, director general, a batir palmas por el grupo de diseño y comunicación GEDCOM, que se encargó de crear un sueño para quienes aún conservamos una pizca de alma infantil.

Tin cargó la batuta general, como en la primera temporada, pero de lo que recibimos en nuestros televisores se encargaron como segundo al mando Danilo Sirio y de cuarto bate designado Manolito Ortega.

Contaron con un equipo élite: Jaime Forte escribió el guion, la espléndida fotografía fue de Vladimir Barbaran, de los arreglos musicales se encargó Rene Baños, de la dirección de los exteriores Roly Peña, las mentoras de los cuatro equipos fueron Claudia Muma Alvariño, Devorah Rojas, Indira Arrastia y Sahilys Cisneros, que prepararon a niñas y niños para que cantaran y bailaran y actuaron.

Sandra Castillo, Carolina Fernández y Ernesto Escalona fueron los presentadores “grandes” y los chicos Danna García, Erika Llano y Hectico Tenruero (estos tres últimos, ¡candela!). El jurado ha sido de lujo: Osvaldo Doimeadiós, Carmen Rosa López y Emiliano Sardiñas, que se las vieron apretaditas para dar puntuación.

Según el Centro de Investigaciones del ICRT, La Colmena TV, de RTV Comercial (empresa de la TV Cubana), estuvo dentro de los cinco espacios más vistos de la televisión cubana durante el verano.

A partir del Diario de Rubit de los Milagros, premiada el pasado año, y un grupo de sus “colegas”, recorrimos mediante la TV lugares por los senderos de la historia en los que ellos y nosotros aprehendimos de una manera singular.

Supongo que habrá una tercera y quizás una cuarta temporada. Si es así, Tin y su tropa deben valorar si incluyen otras formas de participación (tocar instrumentos, por ejemplo), y bueno, si es un espacio de participación, lleva competencia y debe haber ganadores, aunque al colmenero mayor no le guste la rivalidad entre menores.

No veo mal que exista competencia porque La Colmena está transida de cubanía, empezando por el discurso pletórico de amor y entrega al ser humano de José Martí, que la atraviesa, y porque instructores, jurados, el propio Tin, han logrado que cada niño celebre el triunfo del otro como si fuera propio.

Al final todos los competidores (más de 2 400) que se sometieron a casting, con un taller previo fueron ganadores no porque llegaran a ser artistas, sino porque crecieron como seres humanos. En fin, extrañaré los domingos ese programa que demostró como “tener talento es tener buen corazón”.

(Tomado de Portal de la Televisión Cubana)

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