Cuando llegó la confirmación del caso positivo a la Covid-19 de inmediato se activaron las alarmas y la noche del tres de diciembre se tornó día; al primer impacto del riesgo muchos experimentaron temor, pero no hubo tiempo para lamentaciones.
Hombres y mujeres con ropajes verdes, protegidos de la cabeza a los pies con máscaras, guantes, invadieron el espacio de la calle Quintín Bandera entre Merchán y José Miguel Gómez, de Manzanillo, en busca de todo el que tuvo contacto directo o indirecto con la viajera diagnosticada, procedente de los Estados Unidos.
Hoy cuando han transcurrido más de 10 días de aquel inolvidable inicio de diciembre, la calma, la tranquilidad, toman el lugar, pero dos veces por día una figura de mujer con la indumentaria color esperanza llama a las puertas.
“Es diario, hemos tenido un seguimiento por parte de la doctora y la seño, envidiable, es constante; pero lo mejor es su trato, siempre sonrientes, con aquel cariño”, afirma Mirian Fonseca Estrada, una de las vecinas que por ser contacto extradomiciliario permanece en cuarentena dentro de su hogar desde entonces.
“Nos han hecho dos PCR a mi hermano y a mí, al igual que a sus contactos intradomiciliarios, los primeros han dado negativo, y nosotros estamos esperando el resultado del segundo que igualmente lo será”, dice aferrada a su fe.
La zona residencial perteneciente al área uno de salud y a la policlínica Francisca Rivero se ha mantenido bajo esta vigilancia, como parte del control de foco que se define en el protocolo nacional de actuación frente a la pandemia, inmediatez que ha reiterado, desde el primer reporte de la enfermedad en Cuba, la trascendencia del sistema asistencial preventivo y la atención primaria de salud.
El equipo básico del consultorio médico de familia número 13 prosiguió el cuidado de su universo poblacional, pero la doctora Leidys Núñez Blanco y la enfermera María Rosa Nápoles dedican especial seguimiento, con el cumplimiento estricto de las medidas de bioseguridad, a quienes tuvieron más cerca la exposición al contagio.
La licenciada en enfermería con 30 años de trabajo comenta que pesquisan la manzana en la mañana y en la tarde, “como resultado le tomamos la temperatura a todos los habitantes en dos frecuencias, y así será hasta que transcurran los 14 días de la vigilancia epidemiológica luego del resultado negativo y alta clínica de la paciente diagnosticada, que ya está en casa desde el domingo”.
“Se realiza con un termómetro digital la toma de temperatura a los pacientes, 59 de la manzana del caso positivo, tres contactos fuera del hogar y cuatro que conviven con ella; y se investiga sobre la existencia de fiebre, tos, secreciones nasales, dolor abdominal, decaimiento, pérdida del olfato y el gusto, del apetito, porque sabemos que la Covid-19 se manifiesta tanto por síntomas respiratorios u otros, e incluso pueden estar asintomáticos”, detalla la también residente de la especialidad de Medicina General Integral, Leidys Núñez.
Los vecinos les conocen, y al llamado abren puertas o ventanas, con el adecuado uso del nasobuco, para que desde fuera ellas cumplan su responsabilidad, esa que asumen con la certeza que es “una tarea primordial; cierto que te absorbe el tiempo, pero estudiamos para ello, es el compromiso con la Revolución”.
“Es una situación atípica pero nos corresponde hacerlo porque cuidamos la salud del pueblo y de nuestra familia, pues estamos tratando de cortar una cadena epidemiológica para que no se produzcan más contactos a partir de este evento, y evitamos así que se disperse el virus”, explica la galena recién graduada de Medicina.
Las pesquisas activas, implementadas por el sistema sanitario cubano en las circunstancias que generó el nuevo coronavirus y apoyadas en experiencias de campañas anteriores para evitar enfermedades transmisibles, se erigen como eslabón principal en el enfrentamiento a la Covid-19.
Al inicio, realizadas de conjunto con los estudiantes de carreras afines al sector médico, y hoy desplegadas por los grupos básicos de trabajo de la atención primaria, expresan la fortaleza del servicio sanitario cubano, guiado desde el Estado, en virtud de la medicina preventiva que se consagra al bien de las mayorías, de todo el pueblo.
Estas acciones que se realizan en áreas de los cinco policlínicos de este municipio costero de Granma, sólo en la jornada de lunes llegaron al 77.32 por ciento de sus habitantes en busca de manifestaciones respiratorias; y más intencionadas aún, a los 90 viajeros internacionales, 17 nacionales y los contactos de los casos positivos confirmados en la ciudad del Golfo de Guacanayabo, para precaver antes que lamentar.
José Santana Navea, uno de los manzanilleros residentes en la misma dirección donde se localiza el cuarto caso positivo importado, destaca el valor de la visita diaria, “como expresión de la seguridad que tenemos, y se ofrece por parte de salud pública y el gobierno cubano que se preocupa por todos nosotros, desde el primer día; aunque también toca la responsabilidad de cada cual, porque yo tengo un niño pequeño, y él no sale a la calle hasta que se dé el resultado final y se cierre el foco”.
Añadir al sacrificio de muchos la cuota de conciencia y disciplina de todos resultará más efectivo, para que no haya noches y días convertidos en incertidumbre, y las horas de riesgo por el virus con las referencias del éxito de las pesquisas queden archivadas en la historia clínica de la Isla.
