La pelota ama a Cuba, ella convierte a la geografía toda en un amasijo de emociones y llena el estadio, que es su casa, de diversas expresiones culturales. Anoche fue el Latinoamericano ese gran hogar en el que vivimos intensamente el viaje de la esférica blanca con costura roja, esa pequeña cosa que nos enloquece de alegría o nos hace sufrir.
Allí, en la casa de todos, la sociedad, que es la misma, es también otra. La redonda que viene en caja cuadrada es lo único que importa, aunque haya que llegar a ella un ratico a pie y otro caminando, por el transporte; aun cuando los problemas que nos agobian estén presentes, ellos son out ante la magia de bolas y strikes, porque los jonrones se resisten a una TeamMate que no quiere viajar.
Han sido noches de fiesta, porque así nos las han regalado tuneros y matanceros e industrialistas y santiagueros en sus play off semifinales, los dos con idénticos balances de tres victorias y dos derrotas, a favor de los del Balcón del Oriente y de los de la capital. Y, como van las cosas, el guateque beisbolero podría llegar hasta siete días, porque, si bien es difícil para yumurinos e indómitos, tengo la impresión de que no se decidirá en seis duelos.
Ayer, en esa ágora que es el Coloso del Cerro, las Avispas no tenían mañana, era todo o nada, y salieron con esa estirpe que ha dotado de identidad nacional a nuestro beisbol: a comerse el terreno. Así también lo han hecho sus adversarios, con un Yasmani Tomás que ha regresado a la valla en la que los gallos, aunque picoteados, no se rinden. Él, visiblemente afectado, ha preferido fallar en turnos importantes, sabiendo que se espera mucho de él, a renunciar a estar en el terreno.
Pero este viernes, los aguijones sí se afilaron, jugaron bien a la defensa, pese a las dos pifias cometidas, causantes de dos registros oponentes, y pegaron 13 imparables, los que respaldaron el excelente trabajo de Wilber Reyna. El derecho cerró una actuación memorable de siete y un tercio, con dos limpias permitidas, toleró seis jits, ponchó a uno, y lo mejor de todo, no embasó a ningún rival.
Osvaldo Acuña, quien, como hizo en cuartos de final ante Camagüey, podría ser una opción abridora en el sexto cotejo, vino a encargarse de los últimos cinco outs, para que no hubiera casualidad. Otra vez cumplió, permitiendo un indiscutible y transfiriendo a un bateador.
Si este play off continúa, es porque a los azules les fallaron el abridor Reemberto Barreto, y sus relevos Marcos Ortega y Rafael Perdomo, este último cargando con el revés, el primero de la temporada para él. El otro costo, altísimo, en la derrota, pasó porque sus dos primeros hombres, Alberto Calderón (4-2, dos anotadas y una impulsada) y Juan A. Torriente (4-3, una registrada y otra remolcada) pegaron cinco de los ocho incogibles de su equipo; en cambio tercero, cuarto, quinto y sexto en la alineación se fueron en blanco en 14 turnos.
El epílogo de esta serie habrá que escribirlo, también a casa llena, en el Guillermón Moncada, como mismo habrá que hacerlo en el Julio A. Mella tunero, a pesar de que será bajo el astro rey, pues no quedaron listas las luminarias para esta noche. Dos zurdos, el leñador Ángel Sánchez y el cocodrilo Naykel Cruz estarán ante el desafío de sus adversarios y del abrasador sol.
La pelota sigue en el alma del cubano. Así lo vivieron también en Camagüey y en Sancti Spíritus, y en el Palacio de los Cocodrilos, en Matanzas. Los colegas Rodolfo García y Evyan Guerra, mientras nos llevaban por tv este ajiaco cubano desde el estadio, dejaron ver no solo figuras del arte y de la intelectualidad al pendiente de la pelota, sino también a nuestras glorias deportivas, a un Pedro Luis Lazo, abrazado a Osmel Cintras y Alberto Bisset, como rememorando tiempos que nunca serán viejos, porque esta nueva generación, a estadios llenos, nos la traen al presente. Cuba vive feliz en sus estadios, la pelota ha sido el mejor regalo del verano.
Latinoamericano | C | H | E | |
SCU | 011 031 100 | 7 | 13 | 2 |
IND | 002 000 020 | 4 | 7 | 2 |
G: W. Reyna (7-6). P: R. Perdomo (10-1). |