La persistencia del roble

El patriota: «nuestro primer pensamiento ha de ser para nuestra cautiva y amada patria que espera de sus hijos que cumplan la tarea sagrada de la redención. Aquí, sin ceder a presiones de nadie ni de nada, ni siquiera la presión de la opinión pública, sin presión alguna que no sea el sentido del deber y la dignidad de nuestras conciencias».

El organizador: «Debemos dar el hombro a la tarea de la redención que nos ha sido confiada a todos; debemos organizarnos en clubes patrióticos, unirnos al Partido Revolucionario Cubano, estar preparados para responder al llamado del deber».

El antirracista: «Los hombres que sostienen en su corazón la convicción profunda en la dignidad humana y que han vivido por muchos años en los EE. UU., conociendo profundamente la vida y costumbres de ese país, han sufrido la tortura moral y la amarga decepción de observar el espectáculo del tratamiento monstruoso que le inflige el hombre blanco a aquellos de piel negra».

«A veces miramos las pinturas de Washington montado a caballo y sus negros esclavos sosteniéndole las riendas y pensamos: ¡Ah sí! Washington fue un gran libertador de los blancos, pero nuestros maestros, nuestros apóstoles, nuestros guerreros fueron libertadores de negros y de blancos.

«En los talleres, en los clubes revolucionarios, en los barcos expedicionarios, en el campo de batalla, en la manigua, el color y las razas se confundieron, se unieron en la comunión heroica y el martirologio».

El luchador social: «…el tiempo vendrá para que todos aquellos que han estado de rodillas se levanten.

«Hemos hablado fuerte en contra de los poderosos de la tierra; amado a los nacidos pobres, cenado con los pecadores y expulsado a los mercantes fuera del templo.

«En nuestros días una agitación profunda tiene lugar, vasta, más trascendental que todas las que le han precedido en la historia. Tiene que ver con la recuperación de lo heredado al desheredado; darle posesión del patrimonio que le ha sido arrebatado; la emancipación de los trabajadores y la garantía de que disfrutarán de la riqueza que crean con sus manos y su inteligencia».

El comunista: «Considerando la injusticia de la sociedad que divide a sus miembros en clases desiguales y antagónicas; una, que lo posee todo es la clase dominante y la otra, que nada posee la clase dominada.

 «(…) Y puesto que necesidad, razón y justicia demandan la desaparición de la inequidad y el antagonismo entre clases sociales, transformando el estatus social de donde vienen.

 «(…) El partido de los trabajadores de Cuba aspira a:

«La posesión del poder político por la clase trabajadora. La conversión de la propiedad corporativa e individual en propiedad social (…)».

Carlos Baliño, el que Martí llamó «el cubano con el corazón de oro», murió a los 78 años en La Habana, el 18 de junio de 1926, diez meses después de haber fundado el primer Partido Comunista de Cuba.