La presencia de Céspedes será eterna en Manzanillo (+Fotos)

La presencia de Céspedes siempre estará en Manzanillo  //Foto tomada de Internet
La presencia de Céspedes siempre estará en Manzanillo //Foto tomada de Internet

Manzanillo. Febrero 27.- Hoy lo cubanos dignos recordamos el aniversario 147 de la caída en combate de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, quien está vinculado a nuestra ciudad, no sólo por el hecho de iniciar las luchas de independencia de Cuba, sino por el impacto de su prensencia en esta costera urbe granmense.


Varios son los lugares en que desempeñó su vida social, cultural y económica en esta tierra, tan insurrecta como él mismo. Todavía su presencia se siente en las calles, y en cada rincón de la urbe en las que estuvo, compartió, y hasta lideró algunas acciones conspirativas contra el yugo colonial español.


Hoy conversamos con José Antonio Matilla Vázquez, director de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de Manzanillo, quien compartirá con nosotros algunos detalles sobre la presencia de Céspedes en este territorio, y los lugares vinculados a su figura.

José Antonio Matilla Vázquez //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
José Antonio Matilla Vázquez //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


«La ciudad de Manzanillo es un sitio privilegiado porque contó con la permanencia del Padre fundador de la nación cubana por un espacio aproximado de 17 años o más. La llegada de Céspedes a Manzanillo constituye un aire de prosperidad, en primer lugar porque era un hombre con un carisma extraordinario, que supo ser el presidente de la República en armas a cabalidad, con un gran talento, una sensibilidad especial a la cultura y a todo lo relacionado con la ciudad», señaló.


La impronta de Céspedes y su memoria está aquí en diferentes sitios. En Manzanillo hay lugares muy significativos donde su presencia es indiscutible. «Tenemos en primer lugar la residencia que fijó en lo que es hoy la calle Villuendas, entre Maceo y Masó. Es una lástima que esta vivienda haya sido transformada, pero al menos contamos con una señalización de que en este lugar vivió el Padre de la Patria», refirió Matilla Vázquez.

Vivienda donde residió Céspedes en Manzanillo ubicada en Villuendas, entre Maceo y Masó //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Tarja de la vivienda donde residió Céspedes en Manzanillo ubicada en Villuendas, entre Maceo y Masó //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Vivienda donde residió Céspedes en Manzanillo ubicada en Villuendas, entre Maceo y Masó //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Vivienda donde residió Céspedes en Manzanillo ubicada en Villuendas, entre Maceo y Masó //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Pero este no es el único local de esta tierra que recuerda a Céspedes. Existe otro que impresiona por su belleza y majestuosidad, es el Teatro Manzanillo. «No se puede hablar del teatro sino se tiene en cuenta su huella allí, como uno de los mayores contribuyentes para la construcción del mismo. Su manera de insertarse de una forma rápida debido a su carisma, a su forma de ser, a los diferentes núcleos de la sociedad local como la Proarte de Manzanillo, y La Filarmónica.


Tal es así que cuando se inauguró el Teatro en el 1956, con ese gran deseo de que la ciudad tuviera un coliseo, hace de jefe de escena y actúa en uno de sus actos en la obra fundacional El arte se hacer fortuna. Eso te da la medida de la humildad de aquel hombre con una gran cantidad de dinero, con un gran nombre en la ciudad, y se dice que era un habitual asistente a esta instalación con un palco fijo».

Teatro Manzanillo //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Ese privilegio con que contaba Céspedes en el teatro no lo tenía ningún otro manzanillero, sin embargo esto le daba a Carlos Manuel un reconocimiento que se lo había ganado por su amor a la institución.
«Tener un palco fijo eso era un reconocimiento social, porque todo el mundo sabía en la ciudad incluyendo las autoridades, de que era un gran separatista, conspirador, y a pesar de esto gozaba del respeto de todos».


Otro lugar relacionado con su figura es el local donde estaba emplazado su bufete, un sitio que se conoce muy poco en la ciudad y que se encuentra cerca del teatro manzanillero. «A Céspedes se le conoce también como el abogado que era, según valoraciones establecidas donde pudo ejercer a plenitud el oficio de abogacía fue en Manzanillo, y su bufete estuvo ubicado en lo que es hoy las intercepciones de las calles Maceo y Mártires de Viet Nam. Desafortunadamente es un inmueble que está transformado, igual que donde estaba su vivienda, pero fue aquí donde él realizó su trabajo».

Local (transformado hoy) donde se encontraba su bufete emplazado en lo que es hoy las intercepciones de las calles Maceo y Mártires de Viet Nam //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Local (transformado hoy) donde se encontraba su bufete emplazado en lo que es hoy las intercepciones de las calles Maceo y Mártires de Viet Nam //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


El otro sitio que no se puede dejar de mencionar indudablemente es lo que es hoy el parque Nacional La Demajagua, enclavado en el antiguo ingenio Demajagua. «Este es el lugar donde se gesta la fundación de la nación cubana. Fue aquí donde Céspedes se mostró y desbordó como un separatista, donde le dijo al mundo de forma abierta que estaba contra España, donde le da la libertad a sus esclavos.


Su ejemplo de líder contribuye a que aquellos hombres que se le unieron a la lucha, entre los que estaban Bartolomé Masó, Manuel de Jesús Calvar (Titá Calvar) que también fue presidente de la República en armas, se despojaran de sus bienes e igual le dieran la libertad a sus esclavos. La historia reconoce que es el acto sublime de rebeldía de Céspedes pero en realidad fueron también todos los patricios manzanilleros que se le unieron, unos en menor cuantía, otros similares, pero hicieron el mismo acto del iniciador de las luchas».


En este majestuoso sitio no sólo se siente la presencia de Céspedes por ese momento tan importante de comenzar las guerras por la independencia de Cuba, sino que aquí sucedieron otros acontecimientos alrededor de este hecho que mantiene viva su figura.

Parque Nacional de La Demajagua //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Parque Nacional de La Demajagua //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Parque Nacional de La Demajagua //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Parque Nacional de La Demajagua //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Parque Nacional de La Demajagua //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Parque Nacional de La Demajagua //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


«Fue allí donde se compuso la marcha a Manzanillo, que Cuba conoce poco que en ese momento la gesta independentista ya contaba con una marcha que invitaba a todos los hombres a la lucha por la independencia, nuestro primer himno.

Lo que sucede es que al entrar a Bayamo se produce la que ya tenía su gran amigo y que había contado con todo un proceso de conocimiento, que podríamos decir, de forma conspirativa en la sociedad bayamesa, y se toma ese canto como el himno nacional, pero ya Céspedes cuando entra a Bayamo llevaba la marcha A Manzanillo.

Marcha a Manzanillo escrita por Céspedes y dada a conocer el 10 de octubre de 1868 //Foto de Internet
Bandera de Céspedes confeccionada por Cambula //Foto de internet


Fue en La Demajagua donde se escribe el manifiesto del 10 de octubre, progresista para la época, importante con una gran vigencia en la actualidad, y que no sólo veía la libertad de Cuba sino de los pueblos de América Latina, que mencionaba del establecimiento de una República, antes que Martí hablara de una República con todos y para el bien de todos.


Y allí se confecciona esa bandera que es la que se enarbola en el combate, la que se planta en el primer rancho de campaña en Palmas Altas, y que fue elaborada con su propia ropa por Candelaria Acosta, Cambula.


Es decir este sitio está cargado de hechos históricos importantes de un simbolismo extraordinario, por la presencia de ese hombre que fue en el siglo XIX cubano, el Fidel del siglo XX».


Por todas estas razones los manzanilleros hacemos un digno reconocimiento al padre fundador de nuestra identidad, y es un orgullo para nosotros ese homenaje al hombre que se pronunció con el acto cultural más importante de la nación cubana, es por eso que ese tributo está digno en Manzanillo, que hasta lo podemos mostrar orgullosamente cuando la plaza central de la ciudad lleva su nombre.

Parque Carlos Manuel de Céspedes en Manzanillo //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


«Aunque hay uno de ellos que está pendiente que es un monumento al Padre de la Patria, es decir aquí existe su espiritualidad, pero no ese homenaje atrapado en mármol o en otro material que nos muestre al hombre que supo guiar los destinos de una nación. Cada 10 de octubre la solemnidad en la ciudad se hace para todos, al igual que cada 27 de febrero», resaltó este historiador.


Pero en este tributo a Céspedes donde se habla de su permanencia en la ciudad es digno hablar también de otros que los manzanilleros le han realizado incluyendo uno en el propio lugar donde cayera combatiendo en San Lorenzo.


«Fue en el año 1954, fecha en que igual que La Demajagua, los sitios históricos más importantes de este país corrían el riesgo de ser olvidados. A pesar de los intentos que existieron por los masones que fueron los únicos que levantaron aquel obelisco en La Demajagua que inicialmente estaba allí, y que otros proyectos que se debían hacer a petición del pueblo, fueron guardados y engavetados porque querían utilizarse para la politiquería de aquella mal llamada República que obedecía a los dominios de los Estados Unidos, también pasó con San Lorenzo.


No fue hasta después del triunfo de la Revolución que se hace un digno monumento en este lugar. Buscando en los archivos encontramos en el periódico Orientación de Manzanillo de que el 24 de febrero de 1954, un grupo de manzanilleros, en el cuál se integraba el doctor Sánchez Silveira, el padre de Celia Sánchez Manduley, en esa pequeña comitiva había viajado hasta San Lorenzo, en la Sierra Maestra, para construir un rústico y sencillo monumento al Padre de la Patria en el mismo lugar donde cayó.


De aquellos momentos no tenemos conocimientos de que existiera algún detalle allí, sin embargo, mira que coincidencia cuando los hombres están para homenajear y reconocer, esta es la figura que fue junto a su hija Celia, con Gilma Madera, subió el Martí a lo alto del Turquino, otro reconocimiento que los manzanilleros hicieron por la historia patria. Como mismo el Maestro dijo: Honrar honra, los habitantes de esta ciudad estamos honrados por reconocer al Padre de la Patria», concluyó Matilla Vázquez.


Sirva entonces este trabajo como digno homenaje a quien es nuestro fundador, a ese patricio que amó también a Manzanillo y que tanto prestigio y orgullo nos dió. Fue un privilegio tenerlo aquí, que nuestras calles hayan sentido su presencia, y aún hoy la percibimos porque será siempre nuestro padre y guía de esta nación, y porque su legado será eterno en Manzanillo.