Manzanillo. Marzo 25.- Blanca Parrondo López es una manzanillera de 71 años que sí conoce el verdadero valor de la solidaridad. En su hogar número 281, ubicado en la calle Doctor Codina entre Tivolí y Girona, ella ofrece sus manos y tiempo en la confección de nasobucos para que los vecinos y los manzanilleros que los necesiten se protejan.
Así esta humilde y sencilla mujer colabora para combatir al coronavirus causante de la COVID-19. Al conversar con ella uno descubre el amor que encierra su corazón, ese que le permitió realizar esta actitud para beneficiar a los miembros del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) número 11 de la zona 150 de la parte alta de la ciudad.
«Soy una persona que no quisiera que existiera una enfermedad de este tipo, me duele que tantas personas se puedan contagiar si no se protegen, y me parece que con esto ayudo», dijo Blanca.
De una sábana que compró para crearle una camisa para su nieto, de fundas bordadas que guardaba para momentos especiales, y de retazos de sus costuras salieron cerca de dos docenas de nasobucos que regaló principalmente a niños, a los vecinos del barrio, diabéticos, personas enfermas, y adultos mayores.
«Me dedico a la costura desde que era adolescente, y cada vez que confecciono alguna prenda me quedan retazos que las utilizo de diferente manera. Ahora encontré está forma que me parece es una ayuda muy grande que doy», agrega Blanca.
Kirenia Brizuela Alba fue la primera vecina que se benefició de este gesto, pues los primeros nasobucos que ella confeccionó se los regaló para su familia. «Fui a su casa y le mandé a cocer varias de estas prendas y cuando las fui a recoger me dijo que eran regalados. Eso me emocionó tanto que le conté de este gesto a la presidenta de mi CDR para felicitarla. Todos los vecinos lo agradecimos, esto es una actitud muy bonita y buena para que nos protejamos de esta enfermedad», dijo Brizuela Alba.
Dagmara Vázquez Muñiz es la presidenta de este CDR y contó que, «es digno destacar la labor humanitaria que está haciendo Blanca ya que esta es una enfermedad que no tiene rostro y que puede tocar a la puerta de cualquier cubano. Ella ha hecho está acción sin obtener ningún beneficio material, sólo el aplauso y el agradecimiento de todos».
«Con está acción Blanca puede tocar el corazón de muchas costureras que pudieran apoyar ya que, el bloqueo norteamericano y la situación económica en que se encuentra nuestro país, no es posible la producción de estos nasobucos a grandes escalas que satisfaga la demanda del pueblo. Así con esta actividad se pueden proteger muchos cubanos», agregó Vázquez Muñiz.
El impacto de la acción de Blanca en este barrio ha sido agradable. Ya hay quienes le aportan pedazos de telas para que pueda seguir con esta bella tarea.
Blanca no encuentra otras palabras para premiar la gratitud de sus vecinos que no sea un mensaje para ellos que nos sirve a todos. «Les aconsejo que se cuiden, que no salgan de sus viviendas, que se laven las manos constantemente, que cuiden la limpieza y se protejan para que no adquieran esa terrible enfermedad», concluyó con un impresionante brillo en sus ojos, consciente de que si nos cuidamos viviremos y venceremos.