“Muchas veces miramos para los lados porque es inevitable que se te llenen los ojos de lágrimas cuando tú ves situaciones particulares en salas como la de fibrosis quística, oncohematología, en terapia. Es duro, duro realmente. Pero si no logras que el niño sonría, tu objetivo no se cumple, y ahí inventamos. Para el hospital no hay un guion, se puede llevar una idea de lo que vas a hacer, pero la realidad te lo destruye, es otra”, confiesa Neysis Matos Osorio, la Estrellita del grupo Jacaranda, un proyecto diseñado para niños, perteneciente a la Casa de Cultura Municipal.
Onoris Romero Díaz, directora del proyecto, Chocolatina para los niños, siente que “es un trabajo súper difícil, casi siempre a la sala que vamos es a la de oncohematología y de fibrosis quísticas, que son salas súper complicadas, pero damos todo de nosotras. Aunque es un escenario difícil porque no podemos tocar al niño, no podemos jugar. Tratamos de hacerle una poesía dramatizada, cantarle un cantajuegos aunque lo hagamos nosotras, de tirarnos fotos con ellos, de tratar de que se sonrían. Pero también vamos a las otras salas, aunque sea quince minutos en cada sala, hacemos algo. Pero es un trabajo difícil, una sale bastante afectada porque una es madre y también tiene niños y hermanos y en ese hospital han ocurrido sucesos que nos han afectado a nosotras como personas, y realmente es un trabajo súper, súper difícil pero nos gusta hacerlo. Cada vez que nos convocan ahí estamos y ahí vamos a estar”.
“Sí, nos satisface cada vez que vamos a este tipo de lugar,- agrega Zoraya Heredia González, la Tojosita del grupo,- nos satisface saber que el niño se queda con la alegría de que le llevaron algo bonito, esas cosas que hacemos por ellos que la agradecen. Y nosotras salimos de allí, sí, un poquito acongojadas pero también satisfechas y con la alegría de haberle llevado a estos niños algo bonito”.
Neysis Estrellita, confiesa que “son sentimientos encontrados. Es realmente salirte del marco de niños sanos que encuentras en una escuela, en una comunidad, niños dispuestos, niños que pueden jugar, que pueden brincar, que lo pueden hacer todo a niños con sueros, niños desanimados, niños que no quieren mirarte porque se sienten mal, bueno, un hospital. Puedes ir a cualquier sala, no interesa si es Miscelánea o es Oncohematología, la reacción de los niños es la misma porque los niños cuando se sienten mal no te van a responder dela misma forma, y ahí es difícil porque tú tienes que traspolar y llevar el personaje, y lograr que tu personaje motive esos niños, lograr que tu personaje llegue a esos niños porque hay veces que el factor psicológico influye más que el mismo medicamento.
“Hemos funcionado con un poema de cuando empezamos, hemos funcionado con un saludo, hemos no funcionado muchas veces con un niño que le llevamos una dinámica y entonces reelaboramos y en segundos buscamos ofrecerle lo que el niño quiere. Niños que hemos encontrado tapados cabeza y todo porque no quieren vernos, no quieren saber de nosotras. Su problema es más grande, y has logrado que se destapen, y has logrado que se rían y has dicho ¿quieres que nos tiremos una foto? Y han dicho sí.
“Cuando tú logras que el niño te mire, cuando tú logras que el niño sonría, ya tú sabes que estás ganando una batalla, ya tú sabes que estás ganando un porciento elevado de que el niño va a sentirse mejor, de que el niño va a pensar no en la inyección, no en el pinchazo, no en todo lo que está pasando, no en todo lo que está sufriendo que es invasivo lógicamente para un niño; cuando tú logras que ellos miren, que ellos rían, que ellos hasta te aplaudan y tú les digas ¿te gustó? Y ellos te digan que sí, ya tú cambias, vuelves a sentirte satisfecho”.
Sin dudas para estas tres promotoras culturales que desde el año 2004 se unieron para formar el proyecto Jacaranda, el ir hasta el Hospital Pediátrico es una de las actividades que más les satisface. Ellas son Estrellita, Chocolatina y Tojosita.
“Chocolatina por mi color, – dice Onoris- porque el color de mi piel más adecuado es chocolate, y en ese momento estaba el chocolatín, que era el cereal que le daban a los niños, que todos nos acordamos, -y cambia la voz pícaramente- y de ahí yo uní esas dos cosas, cereal con color y salió Chocolatina”.
“Yo Tojosita porque, la tojosita sabemos que es una palomita, y por mis características faciales, por mi carita a la hora de maquillarme que se ve chiquitica, bonita, y también por lo ñoñita del personaje, que es un personaje así”, precisa Zoraya.
En el caso de Estrellita “en un principio fue porque era un personaje distraído que después tomó otro matiz de ser la contrapartida de Chocolatina. Pero en un principio era el personaje que andaba entretenido, que andaba siempre disperso haciendo cualquier cosa menos estar atenta al espectáculo como tal, pero nos dimos cuenta que estábamos haciendo lo mismo, y que necesariamente tenía que existir una contrapartida, y Onoris llevaba el rol del humor con más dinámica que yo, y entonces yo fui la contrapartida, y lo único que nunca se cambió el nombre. Porque se suponía que siempre empezábamos (IMITA VOZ LLAMANDO) Estrellita baje del cielo y venga la Estrella aquí a la Tierra que los niños la están esperando para jugar y empezábamos con esa dinámica hasta que fuimos dándole cuerpo al proyecto como tal, y ya se quedó Estrellita, nunca pensamos en cambiar el nombre”, cuenta Neysis.
Con una dinámica bien estructura interactúan las payasitas en cada presentación, jugando el rol que le toca a cada personaje. “Tojosita es la más ñoña, la más bobita, la distraída. Chocolatina es la de las maldades, la que saca de quicio a Estrellita que es la más seria. Le vive haciendo maldad a Tojosita. Chocolatina es la intranquilidad, la picardía, la maldad sana, quien quiere siempre destacarse. Estrellita es la que va conduciendo con seriedad, tratando de poner las cosas en su lugar”, explica Onoris.
Pensado para las zonas rurales, es común encontrar a Jacaranda en diferentes sitios de la ciudad, siempre con espectáculos variados que “nosotras mismas montamos. Tenemos juegos interactivos con los niños y canta juegos. Siempre los juegos interactivos que dejen una enseñanza positiva, y los canta juegos para divertirnos, cantar y jugar que es lo que le gusta a los niños. Pero también tenemos reprises, que son los cotidianos que hacen todos los payasos y algunos que hemos escrito nosotras mismas”.
Y Neysis agrega que son “autodidactas. Investigamos. Puede que nos salga mal, puede que nos salga bien, depende del criterio de cada especialista. Investigamos, buscamos, leemos, vemos, nos nutrimos de cosas que hoy se comparten en las redes sociales, por supuesto. Seguimos grupos en Facebook, en Youtube de payasos de otros países y de ahí más menos vamos nutriéndonos y generalmente las cosas las escribimos nosotras mismas, menos los cantajuegos, lo que hacemos, los sketch los escribimos nosotras mismas”.
Aunque el proyecto es para niños tienen juegos y adivinanzas que implican a los adultos, que pueden poner en práctica cuando están frente a un público variado, como sucedió cuando formaron parte de la Brigada artística que fue hasta las zonas inundadas por las lluvias en la comunidad de Jibacoa, y El sitio.
“Era un día entero, – dice Zoraya-. La trayectoria, el camino difícil desde aquí hasta Jibacoa y los lugares intrincados de Jibacoa. Llegábamos cansadas del viaje pero cuando llegamos allí nos activamos de nuevo al ver todo el público, incluido los adultos y todo el mundo allí para ver el espectáculo. Íbamos con otros proyectos y se hacía algo integral muy lindo, para los habitantes de estos lugares que fueron muy afectados. Fue un tiempo duro. Muchas actividades que hicimos, fue una tras otra, pero íbamos y nos gustaba. No nos cansaba ir a estos lugares. Nos cansábamos físicamente pero en sí nos estimulaba este trabajo”.
“Es igual que el hospital. Es triste, tú llegas allí y ver aquel panorama: casas de campaña, caminos llenos de agua, y tener que sacar una sonrisa ya no sólo al niño, también a la persona adulta, al niño, al joven a todos, el compromiso es más grande porque ya tú tienes que sacar del mal momento a un grupo entero que se reúnen allí a ver qué tú les vas a ofrecer, y cuando logras que se diviertan, cuando logras que se rían, que se motiven y que participen, bueno ahí pensamos que vamos por el camino correcto”, señala Neysis.
A punto de cumplir los 20 años de creado el proyecto Jacaranda, sus protagonistas confiesan que la mayor insatisfacción es la falta de atención, y la falta de preocupación por las necesidades de este, y de otros grupos del territorio.
Y Neysis ríe para decirnos “¿A lo largo de 20 años insatisfacciones? Las normales. Las desatenciones, las faltas de conocimientos de tus jefes que no saben en realidad lo que tú haces, ni a lo que te dedicas. Pero bueno, hemos aprendido dentro de las insatisfacciones a ser independientes y a que no nos interese lo que no nos dan, sino lo que nosotras somos capaces de dar, y por ahí, nosotras nos insertamos y pensamos muy poco ya, o nada, en lo que no nos dan, sino en lo que nosotros podemos dar. Ya lo que gastamos en trajes, en maquillaje, no importa. Lo hacemos con el corazón, estamos trabajando para un grupo que nos necesitan, así que eso se queda en un tercer plano. En estos momentos difíciles lo que nos interesa es el mensaje que llevamos”.
La inquieta Chocolatina coincide en que “somos un proyecto que trabaja y nos gusta trabajar, y cuando nos convocan vamos, aunque sea de ahorita para ahorita, sin pensar en planes, ni en que se planifica con tiempo, nosotras vamos. Porque para nosotras el objetivo es que el niño no se quede sin vernos, que el niño no se quede sin esa alegría, y nos esperan porque ya nos conocen, son muchos años, y que nos convoquen tanto y que a los niños les guste tanto debe ser una señal de algo”.
Es señal de que tienen un prestigio ganado. Por eso, para ella la mejor manera de celebrar las dos décadas el próximo año es “trabajando, a mí me encantaría un espectáculo con varios payasos. Hacer un espectáculo sería genial, nosotras celebramos trabajando”.
“Nunca hemos celebrado un aniversario. Es que nunca hemos estado buscando un reconocimiento, nunca nuestra meta ha sido un premio, ni un diploma. Nuestro premio está en el día a día. Esa es la celebración y el reconocimiento. Yo prefiero la comunidad, antes que el teatro. A mí me satisface hacerlo en la comunidad. ¿En la tierra? Me tiro en la tierra. No importa, porque sé que llega, que incluso estoy llegando a niños y personas que no tienen posibilidad de ir hasta un Teatro”, recalca Neysis.
Cuando Onoris, Neysis y Zoraya dejan de ser para convertirse en Chocolatina, Estrellita y Tojosita, fluye el amor, la alegría y el propósito de llevar un poco de felicidad a cada niño que encuentren a su paso.