Manzanillo. Septiembre 20.- La solidaridad es una actitud inherente a los hombres de buena voluntad, es una de las sentencias martianas que los médicos cubanos ponen muy en alto con su labor desinteresada que llevan a cada rinconcito del planeta, con un único objetivo: salvar vidas.
Son muchos los ejemplos a lo largo y ancho del archipiélago nacional que se pueden apreciar, máxime por estos días donde el mundo está revuelto y convulso por el azote del nuevo coronavirus y existe una alarma mundial.
Los galenos cubanos desde hace varios años prestan su ayuda desinteresada en ciento de naciones que por cuestiones sanitarias la han necesitado y solicitado al estado cubano.
Hoy quiero hacer referencia la doctora manzanillera Marilina Moreno León, ella cumplió misión internacionalista en Ansuaten de la República Bolivariana de Venezuela, como médico diplomante en terapia intensiva, en el pueblo Aragua de Barcelona, antes de que esta pandemia flagelara en la vida del orbe; como todo los profesionales de esta isla caribeña dejo su huya en estas páginas de la historia de la nación.
“Cuando llegué a este poblado solo éramos tres diplomantes de mi especialidad, el lugar era muy humilde, sin las condiciones necesarias para la salud pública, no estaba preparada en lo que es la salud .Estuve trabajando en dos salas, la de terapia intensiva y la de medicina interna.
Los pobladores eran muy amables con los médicos cubanos; fuimos transformando las condiciones de vida de aquellas personas, pues no tenían ninguna costumbre higiénico sanitaria lo que los hacía más proclives a un grupo importante de enfermedades. La solidaridad y el altruismo que caracteriza a los cubanos nos ayudó a enfrentar todas estas desavenencias en aquel lugar pequeño y alejado de la ciudad.
Les ayudamos a transformar su realidad sin nada a cambio, muchos no entendían por qué lo hacíamos, nunca habían tenido atención médica gratuita, siempre pagando por lo que no tenían toda la necesaria, este lugarcito es de muy bajos recursos y sus pobladores de muy bajos ingresos.
Tuve muchas experiencias lindas en los años que conviví con esta gente pero guardo en mi corazón una en especial: fue con un niño de cinco años de edad, que presentó un cuadro epiléptico y al tener un ataque de esta enfermedad con convulsiones muy fuertes, sus padres corrieron desesperados pero en ninguna clínica lo quisieron atender por no tener recursos para pagar el tratamiento que requería, lo llevaron al CDI y ahí lo recibimos, le dimos los primeros auxilios, entró en paro, yo estaba de guardia y junto a las enfermeras lo logramos sacar del paro y salvarle la vida, hasta ese día sus padres no sabían que tenía este padecimiento y con nuestros medicamentos siguió tratamiento y lleva una vida normal, eso llenó mi vida se satisfacción , ver cómo le devuelves la vida a un ser tan pequeño que no tiene la culpa de no tener cómo pagar y está necesitado de atención médica y de medicamentos por su patología.
Su mamá muy agradecida con nosotros preguntaba constantemente como ella pagaría esta cuenta de hospital y cuando le explicamos que todo era toralmente gratis no entendía, por qué, ese lugar todo los servicios médicos cuestan, nunca habían tenido algo así. Esto sin dudas marcó mi vida.
Todo esto refleja la solidaridad de los cubanos, la disposición de ayudar a las personas por todo el mundo, no somos un país de grandes riquezas materiales pero lo que tenemos lo brindamos al mundo con mucho amor y desinteresadamente, así somos y esta es nuestra forma de ser única, nos caracteriza”.
Fotos cortesía de la entrevistada