Lola y Lupe, gemelas de buen corazón

Manzanillo. Julio 4.- Cuando la segunda temporada del programa televisivo La Colmena TV salga al aire en este verano, el domingo ocho de julio a las 8 y 30 de la noche, dos pequeñas manzanilleras irrumpirán en las pantallas de los televisores cubanos con su carisma y picardía: Lola María y Lupe María Lenzanos Álvarez.

“No teníamos en mente eso, pero cuando fuimos a La Colmenita nos encantó todo; los niños, se sabían los 210 versos sencillos de José Martí, sabían de todo y tenían un buen corazón”, comenta Lola María.

A las sorpresas que comparten desde su formación en un mismo vientre hace casi nueve años, suman ya la noticia de ser las únicas en representar a los niños y niñas de la provincia de Granma en esta entrega genial de la compañía infantil de teatro y RTV Comercial, que apuesta, más que por la excelencia artística, por la exquisitez humana desde el cultivo de los valores.

Acompañadas por sus sonrisas y gestos elocuentes, casi más que las palabras, las gemelas con nombre artístico aseguran estar contentas con su selección tras presentarse, “siguiendo la idea de papá”, autor del tema musical Quiero ser artista que interpretaron en el casting para el programa.

“Espero que lleguemos a la final y si no, bueno, contentas y felices”, afirma Lola radiante de alegría, a sabiendas de lo mágico de “una experiencia que aporta en sí, sin tener en cuenta la competencia o ganar, porque asistir, compartir y aprender es ya un logro, suficiente para crecer”, dice la madre orgullosa de sus hijas.

De la mano de ambos, papá y mamá, Manuel Lenzanos y Yudith Álvarez conocida por su nombre artístico Yudia del Castillo, andan estas seguidoras de Euterpe y Terpsícore por el camino de la escena.

“Con ellos hemos crecido bastantes, comenta Lupe María-  porque nos enseñan a cantar desde chiquiticas, y papá es autor de muchas canciones que cantamos en festivales y con las que hemos ganado”.

Precisamente Quiero ser artista les dio otra oportunidad en su vida, cuando “Muma la del equipo amarillo avisó a mi papá y le dijo que estábamos seleccionadas”. Y a la pregunta de cuál fue su reacción inmediata, respondieron con total franqueza: “estábamos muy felices, brincando y sonriendo”, dice Lupe, y “hasta rezamos”, agrega Lola.

Lo acontecido en el cine Cuba, de la ciudad héroe Santiago, resulta pequeño para las horas de crecimiento que viven ya en la capital de todos los cubanos, donde de seguro dan riendas a la hechizo natural que las envuelve y atrapa a quienes tienen la oportunidad de presenciar sus travesuras.

Los recuerdos de la intranquilidad de sus primeros años de vida, aquellos momentos en los que tomaban por asalto el closet de mamá y vestían sus ropas, o hacían de los retazos de costuras los disfraces para actuar, la primera competición en festivales con solo cinco años, serán enriquecidos con las horas de estudio en un mundo de ilusiones y saberes.

Tal como asevera el compositor Manuel Lenzano, “tengo la certeza, lo comprendí en ese momento que pudimos estar junto a los colmeneros en el primer taller, les enseñan lo propio, su música, cultura, historia, a conocer su identidad, respetarla y amarla”.

Algo que les parece divertido, les ayudará en su formación como verdaderas artistas, proceso que ya transitan en la Escuela Elemental de Música Manuel Navarro Luna de esta urbe costera, y mejor aún desde la cuna, desde el hogar.

“Son niñas, pero a la vez llevan por dentro el deseo de ser artistas, y lo lograrán si le ponen empeño, dedicación, porque han demostrado el talento. Nosotros estamos muy felices por el resultado que ya van cimentando en su carrera infantil”, comenta Manuel, para ellas «solo un poquito cuerdo».

Mientras, Yudith extiende los brazos de madre creadora. En la mirada un brillo que abriga, de la garganta el arrullo que abraza, la satisfacción del ejemplo. «En ellas lo que más llama la atención es que desde los seis años hacen voces, armonizan, algo difícil incluso para cantantes, y lo hacen como algo natural».

«Desde que se les montó a los seis años un tema a dos voces ellas guardaron la inquietud y cuando juegan lo hacen sin darse cuenta, entretenidas armonizan la canción, con afinación y musicalidad y un timbre vocal aún infantil».

«El programa es el espacio donde podrán hacerlo, y bailar, que les encanta, y hasta actuar, de lo que nos han dado muestras pueden hacer, porque en sus juegos crean personajes y pasan horas improvisando diálogos de forma espontánea».

«Aunque no dejan de hacer de las suyas, son niñas buenas, obedientes, dóciles, humanas, cariñosas, y aunque llegue de muy cerca la recomendación, son niñas lindas».

Tal vez son esas dotes las que propiciaron su elección para integrar el grupo de 32 pequeñines que conquistarán desde la pantalla, entre los más de dos mil asistentes a las audiciones. Las mismas que animan a sus amiguitos del barrio y la escuela a desearles «que la pasemos bien, que ganemos y nos han dicho que los saludemos en la tele».

Con este privilegio de competir en el programa La Colmena TV, en su ambiente familiar, de sinceridad, cultura, identidad, llega también el orgullo de un padre que asegura «si siguen por ese rumbo con disciplina, rigor y deseos, van a ser mucho mejores artistas que nosotros».

Cuando se enciendan las luces del escenario y salgan como protagonistas de números de canto, baile, actuación, de pruebas sorpresas, y de talento, Lola y Lupe mostrarán que cumplen con la premisa martiana defendida por el espacio televisivo, que «tener talento es tener buen corazón».

Como ambas aseguran, disfrutarán cada momento y al término de la singular experiencia entonarán con más fuerza las notas de su canción: Yo canto porque me gusta, y cantando soy feliz/ Yo bailo como Alicia, yo bailo desde que nací/ Yo quiero ser una artista como mamá y papá, / sentir que todos me quieran y me aplaudan más y más.