Los periodistas cubanos iniciamos hoy las sesiones finales de nuestro X Congreso. Lo hacemos en medio de un escenario desafiante, difícil, pero lleno de oportunidades; en un mundo de posverdades, guerras reales o simbólicas, y reacomodos geoestratégicos; en un país pleno de realizaciones pero no falto de adversidades, que busca renovar y profundizar su modelo económico y social de desarrollo socialista, soberano, independiente, democrático y sostenible.
Venimos de años de constante lidiar -alentados por el llamado de Raúl en el VI Congreso del Partido-, por elevar la calidad del periodismo que hacemos, por acercar cada vez más la agenda de los medios a la de los públicos, por transformar anquilosadas prácticas comunicativas en el país, por ampliar el alcance y la multidireccionalidad de nuestros espacios de comunicación, por aprovechar las herramientas y nuevas formas de hacer que nos han traído las cambiantes tecnologías de la información y la comunicación.
No ha sido un fácil empeño. Ha habido que enfrentar barreras, prácticas obsoletas, mentalidades reacias al cambio, una escasa cultura comunicacional en la sociedad, limitaciones y autocensuras; pero a la vuelta de los años, la batalla librada está rindiendo frutos.
Llegamos a este cónclave del periodismo cubano con una Política de Comunicación del Estado y el Gobierno aprobada (con lenguaje y pensamiento actualizado); con una dinámica comunicacional del Gobierno, impulsada por su Presidente, que hace aun más transparente y participativo el ejercicio de la administración pública (línea a la que ha indicado se sumen los Ministros); con una conciencia clara de la dirección del Partido, refrendada en los documentos emanados de su Congreso y enriquecidos por el pueblo, de que la Comunicación es un bien público, derecho ciudadano, vehículo de participación democrática y valor estratégico para la sostenibilidad y prosperidad del país.
Más no todo está resuelto. Hay todavía rezagos y a veces inercia en nuestros medios, carencias materiales en el sector, falta de estimulación, innovación y creatividad, escasez de determinados profesionales para enfrentar los desafíos de la convergencia mediática y los nuevos modelos de gestión editorial. Los esquemas de gestión económica de nuestros medios andan retrasados y crean trabas frente a la dinámica que tiene hoy la economía cubana y sus diversos actores. Algunos funcionarios públicos rehúyen aún de su deber de informar.
La batalla fundamental de estos tiempos sigue siendo la de las Ideas, a la que nos convocó Fidel, el más comunicador de los revolucionarios cubanos. Los medios somos participantes activos de esa estratégica contienda, en la que la verdad es nuestra más revolucionaria arma. No olvidar nunca las millonarias sumas que el imperio destina para crear medios privados, construir figuras mediáticas y tratar de influir en el espacio público digital cubano con su Grupo Especial para la Internet en Cuba; sin abandonar sus fracasados proyectos de las mal llamadas Radio y TV Martí, que han despilfarrado cientos de millones de dólares del contribuyente estadounidense.
Nuestros medios necesitan crecer desde nuestra experiencia histórica, y desde la apropiación revolucionaria de las mejores experiencias del desarrollo profesional del periodismo en el mundo, para construir verdaderamente un modelo de prensa socialista, genuinamente participativo, atractivo, humanista, ético, analítico, veraz; para sostener una práctica de comunicación social que propicie el diálogo creador y la participación ciudadana consciente en la vida política, económica y social del país.
Para el presente y el futuro de nuestro periodismo revolucionario, sigue siendo cardinal la concepción martiana de la prensa:
“Tiene la prensa periódica altísimas misiones; es la una explicar en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige [ … ] ayude la prensa periódica a los que gobiernan, señalando y presentando estudiadas las cuestiones que han de menester más seria y urgente reforma. La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo”
Cubadebate, a quince años de su parto fundacional en la web, aspira cada día a ser espacio para ese periodismo mejor que queremos y necesitamos.