Tras producirse la ruptura matrimonial o de pareja entre personas que hayan tenido descendencia y luego rehacen su vida con otras relaciones afectivas, esas personas se convierten en los llamados padres y madres afines de los hijos que tuvieron previamente. Estas figuras también son conocidas en la sociedad cubana como madrastras y padrastros.
Estas familias ensambladas se constituyen a través de los nuevos vínculos afectivos y con ello se asumen ciertos derechos y obligaciones, recogidos en el nuevo Código de las Familias en Cuba, contrario a lo que sucede con la legislación vigente.
Así lo explicó Yanela Alfaro Guillén, Profesora Titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y directora legal de Bufetes Internacionales.
Sin embargo, la especialista alertó sobre lo importante de apelar a los afectos y a la comprensión por parte de madres y padres afines, pues generalmente se trata de relaciones entre niños, niñas y adolescentes, con características que pueden generar dificultades a la hora de la convivencia.
En el caso de aquellas familias ensambladas que decidan no legalizar la unión afectiva, la especialista explicó que desde el punto de vista del ensamble esto no va a tener trascendencia jurídica.
Foto: José Raúl Rodríguez
Aunque alertó que en cualquier caso, lo más importante es tener en cuenta el interés superior de los niños, niñas y adolescentes, presente en cada página del nuevo Código de las Familias.