Así lo confesó esta queridísima actriz cubana, y me atrevo a afirmar que no se trata del personaje: es ella, Maikel Amelia, un ser de luz como los abrazos que regala en sus redes sociales, una mujer feliz que lo contagia todo con esa gracia tocada por la ternura y los afectos.
«Lucía es una mujer que me ha enseñado mucho a mí: a ser más observadora, a pensar más las cosas, a darme cuenta de que todo no es color de rosas. Yo, habitualmente, tengo una personalidad que está casi siempre en el limbo, a menos que yo misma me baje a tierra y diga: tienes un período, un tiempo de observación ahora mismo. Ahí sí estoy con todos los sentidos puestos en función de eso, pero, habitualmente, yo ando en mi mundo, en mi burbuja, y Lucía me ha aterrizado mucho», comentó la muchacha de «treintisiempre» que se transforma cada noche de domingo en la mayor Lucía.
«Una de las cosas que me percaté que debía hacer era cambiar, de cierto modo, mi manera de hablar. Yo soy manzanillera. En La Habana se acortan más las palabras a la hora de pronunciar, hay otra entonación, y en mi tierra se tiende a alargar más las palabras, cosa que te hace, en algunas ocasiones, más suave, más dulce. Para Lucía yo debo cambiar esa cadencia, acorto las palabras, sobre todo en los momentos en que Lucía está entrevistando, interrogando. Lucía habla con una cadencia más dura, menos dulce, y eso fue un trabajo que tuve que hacer para poder separar, distanciar al personaje de mí. Y como eso, muchísimas cosas que he ido incorporando en el personaje para darle esa dureza, estar más seria… Yo soy una persona que me gusta reírme mucho, soy muy emotiva. Para Lucía he tratado de reír menos, es una mujer más fría, es calculadora, le gusta la psicología. De hecho, estudió Psicología y trata todo el tiempo de resolver las situaciones desde la inteligencia, por encima de todo, conteniendo lo más posible sus emociones».
—Pero también la hemos visto emocionarse…
—Sí claro. Esto no quiere decir que, en un momento determinado, Lucía no se altere ante una situación que sea caótica para ella, ante un caso difícil como son los casos de violaciones, los casos con niños, con mujeres maltratadas… son como los puntos flacos de Lucía, donde sí pierde los estribos.
«Ahora mismo acaba de terminar un capítulo dirigido por José Víctor, «A la roca», donde justamente se trata la violación de mujeres, y en este caso sí hubo una escena en la que Lucía se conmueve mucho junto a Isabel, que están entrevistando precisamente a una de las víctimas, y fue una de las escenas más bonitas que hubo en estos capítulos. Por lo general, en esta temporada Lucía está bastante serena y tranquila, espero que vengan situaciones difíciles».
—Cuando te tocó entrar a Tras la Huella, de algún modo, llegaste a sustituir al personaje de Blanca Rosa Blanco. ¿Cómo lleva eso una actriz?
—Yo creo que nadie sustituye a nadie, cada persona es insustituible; no por gusto tenemos una huella dactilar, eso nos hace únicos. El que se concentre en competir con otro está errado, porque cuando te pones a pensar en lo únicos que somos, te das cuenta de que no tienes que competir con nadie. Por eso digo que sustituir es una palabra que no asumiría yo. Blanca es Blanca, yo soy yo y cada uno de nosotros es diferente. Yo, sencillamente, llegué a salvar una situación de pronto caótica, a hacer un personaje que tiene el mismo rango y que cumple con las mismas funciones que cumplía su personaje y que, por supuesto, ella tenía una caracterización para su personaje y yo tengo otra para Lucía.
«Lucía es más serena, trabaja las cosas desde el punto de vista psicológico más que otra cosa, trata de involucrar a las personas que han cometido determinados errores para sacarles la información de una manera serena, tranquila, y tiene otras características completamente diferentes al personaje que ella hacía. No obstante, siempre el público se acostumbra, sobre todo cuando es un programa estelar y de mucho tiempo».
—Y al cabo de unos cuantos años en la serie, ¿cómo te has sentido con ese público, con la forma en que ha recibido al personaje?
—Yo confieso que estoy muy feliz con el público cubano, y Lucía, indiscutiblemente, me ha hecho muy feliz también.