Mañana Fidel se mete para el Cauto

«Pero nuestro pueblo se levantará de ese duro revés», sentenció Fidel, al analizar los severos daños provocados al país por el paso del devastador ciclón Flora. Foto: Periódico Revolución

«Tú dirás que ni siquiera te he saludado. Es que soy el hombre más preocupado del mundo: mañana Fidel se mete para el Cauto», le dijo el capitán Carlos Fernández Gondín*, jefe de la 78 División de Infantería de Holguín, a un oficial que llevaba días fuera de la unidad, y que se incorporaba en medio de los preparativos de una gran columna de medios y recursos, con Fidel al frente, para socorrer a la población del ciclón, que azotaba la provincia.

El Comandante en Jefe se encontraba en Holguín, y ya había tenido un primer encontronazo con el huracán cuando el brd (anfibio) en que viajaba hacia esta ciudad se hundió, cruzando un río muy crecido, a la altura del poblado de Mir, en el tramo comprendido entre Las Tunas y Holguín.

Esa situación se repetiría más tarde en la caravana de la 78 División, rumbo a Cauto Cristo, cuando los transportadores anfibios de ocho ruedas, en los que viajaban el Comandante con su escolta, socorristas y oficiales de las far y del Minint, se hundirían arrastrados por la poderosa corriente del río Camazán.

Todos lograron salvarse, alcanzando un puente destruido en la Carretera Central, en un punto cercano a Cacocum, donde fueron rescatados más tarde por helicópteros de las far, que los trasladaron a Bayamo.

EL FLORA

El día 4 de octubre de 1963 penetró el ciclón Flora por Maisí, Guantánamo. Lento y errático, azotó fuertemente el norte de la provincia de Oriente, y luego torció rumbo hacia el suroeste, y se estableció casi dos días entre el Golfo de Guacanayabo y el sur de Camagüey.

Allí produjo lluvias torrenciales que se descargaron casi por completo en una misma área, y las aguas recogidas por las vertientes montañosas bajaron con fuerza y rapidez extraordinarias. Todo ello provocó inundaciones en los valles de los ríos, con desbordamientos sin precedentes.

En la cuenca del Cauto y del Contramaestre, estas condiciones fueron agravadas por el estacionamiento del ciclón en la desembocadura de esa vertiente, lo que, además de aumentar el volumen de las lluvias, obstaculizó el desagüe de los ríos. El Cauto llegó a alcanzar, aproximadamente, un ancho de hasta 80 kilómetros, mayor que el Amazonas.

El 8 de octubre, el huracán abandonó Cuba, definitivamente. Fueron cinco días tremendos.

BAYAMO, LA CUENCA DEL CAUTO

Cuando con mayor fuerza el ciclón sembraba la muerte y la destrucción, en el centro mismo de su furia devastadora, en el vórtice de los acontecimientos, en riesgosa operación, llegaban a Bayamo el Comandante en Jefe y sus acompañantes. Allí se les unieron dirigentes de la provincia y de los mandos del Ejército y del Minint. De inmediato conoció el Comandante de la terrible situación en el valle del Cauto, la más afectada en pérdidas de vidas humanas y materiales. Supo de los primeros evacuados y, luego de trazar las disposiciones correspondientes, partió hacia las zonas más críticas. Su sola presencia, escuchando, abrazando, alentando, expresaba la más entrañable solidaridad ante la desgracia que se vivía. Al aeropuerto de Bayamo acudieron también otros dirigentes de la Revolución: los comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, y el presidente Osvaldo Dorticós. Todos ellos, acompañados de Raúl Curbelo, jefe de la Daafar, después de sobrevolar distintas áreas de la provincia, se adentraron igualmente en la cuenca del Cauto. Raúl iba en un transporte serrano. El Segundo Jefe de la Revolución y Ministro de las far había movilizado fuerzas, recursos y medios, entre ellos, los helicópteros y transportadores anfibios que tantas vidas salvaron.

CON FIDEL AL FRENTE

Allí estaban ellos, dirigentes, comandantes, ministros, junto a Fidel. El huracán había castigado despiadadamente el este del país. Era como si la naturaleza misma se hubiera ensañado con las provincias de Oriente y Camagüey (hoy serían ocho de las actuales provincias). Escenas de indescriptible dolor y sufrimiento eran las que se vivían: «La dirección de la Revolución junto al pueblo –diría Fidel–; el dolor de uno es el dolor de todos».

Miles de casas fueron destruidas, decenas de miles de familias perdieron absolutamente todas sus pertenencias, muebles, ropas, utensilios, animales domésticos y de trabajo, el ganado, los cultivos, las cosechas… Las carreteras, caminos, puentes, vías férreas, redes telefónicas y eléctricas, instalaciones industriales, escuelas, se incluyeron entre los perjuicios totales.

Antes y durante el paso del ciclón, fueron evacuadas de las zonas de peligro, solo en la provincia de Oriente, alrededor de 150 000 personas.

Efectivos de las far, especialmente de los anfibios y, sobre todo, de los helicópteros, rescataron centenares de familias enteras de los techos de las casas y de las copas de los árboles. En esas labores hubo muestras de extraordinario heroísmo.

A pesar del enorme esfuerzo realizado, alrededor de 1 157 personas perdieron la vida; 750 de ellas en la zona del Cauto.

El país sufrió daños incalculables por cientos de millones de pesos. Esa era la dramática realidad. 

«Pero nuestro pueblo se levantará de ese duro revés –sentenció Fidel–, reconstruiremos todo lo destruido, y lo haremos mucho mejor. El país se levantará con mayor fuerza y pujanza, ningún niño quedará huérfano, ningún hogar quedará sin atención».

Y así fue. La actitud resuelta y valiente de Fidel hizo que creciera cada vez más la confianza del pueblo en su Revolución, y en su Comandante en Jefe.

*Carlos Fernández Gondín (Santiago de Cuba, 1938 – La Habana, 2017): combatiente de la lucha clandestina y del Ejército Rebelde, en las columnas 19 y 20 del Segundo Frente Oriental Frank País. Fue jefe de grandes unidades de las far y jefe de la Dirección General de la Contrainteligencia Militar de las far. Fundador y 2do. jefe de la Misión Militar Cubana en la guerra de Angola, y jefe del Frente Este. Merecedor del título honorífico de Héroe de la República de Cuba, alcanzó el grado de general de División, se desempeñó como Ministro del Interior, fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Comité Central del Partido.

Fernández Gondín recordaba que, en uno de sus ascensos militares, Fidel, después de felicitarlo, comentaba lo que habían pasado cuando el Flora.

Fuente: Combatiente, órgano del Ejército de Oriente /No. 48, octubre 15 de 1963.

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz encima de un medio anfibio en una de las zonas severamente inundadas por el paso del ciclón Flora. Foto: Periódico Revolución