Marta Abreu: valor que perdura en el tiempo

Martha Abreu

Las mujeres cubanas están hechas de un componte exclusivo; ninguna como ella. Inteligente, luchadora, hermosa, competente y revolucionaria. La herencia que les llega de antecesoras como la villaclareña Marta Abreu y Arencibia no podía ser menos, teniendo en cuenta que la historia ha facilitado la trascendencia de esos valores.

Aunque cualquier día es propicio para recordarle hoy, particularmente, lo hacemos de una manera especial, pues en fecha similar pero del lejano 1845 nació para no morir en la memoria y el respeto de los cubanos y cubanas, quienes en cada espacio profesional y comunitario sustentan el legado de las que, como ella, lo dieron todo por una Cuba mejor.

Cómo no recordar dignamente a quien ofreció sus recursos materiales a favor de las necesidades de su tierra natal, a fin de apoyar a los más necesitados que, teniendo en cuenta su época eran muchas. También colaboró con las gestas independentistas, siendo de gran valor su apoyo.

Esta dama de notables modales, fue adelantada para su tiempo. Era tradición que las féminas solo se inclinaran hacia los quehaceres hogareños. No obstante Marta desplazó el bordado y las fibras de estambre por las ideas transformadoras que distinguían su personalidad, hecho complementado con la exquisita formación y cultura que logró, tras su paso por diferentes naciones, aun cuando contaba pocos años de edad.

Para su más grata suerte encontró en el amor de Luis Estévez y Romero el total apoyo a sus ideas progresistas. La comprensión de este abogado habanero, al que se unió hasta la muerte, fue esencial para los pasajes tristes que debió asumir a causa del destierro, hecho que estuvo condicionado por las autoridades coloniales que reconocían sus principios e ideas.

Tras esta difícil situación parte junto al esposo hacia Francia, nación transformada en escenario para realizar sus acciones para ayudar a los cubanos que mantenían la firme convicción de quebrantar el yugo ibérico. En aquel entonces estrechó fuertes lazos con el Partido Revolucionario Cubano y sus respectivos funcionarios.

Si hoy queremos encontrar una razón más para asumir las nuevas batallas que surgen en el camino de esta Revolución debemos acercarnos a la faena de mujeres como la también conocida protectora de los pobres. Hoy Marta Abreu es más que una simple estatua en el parque central de su ciudad natal, monumento incapaz de transmitir toda la grandeza espiritual que contenía esta cubana, es por encima de todo un valor más para las actuales generaciones de féminas que nacen, crecen y luchan por este país.