Llegado el quinto día de julio del lejano 1934, los manzanilleros conocían de la triste pérdida de Agustín Martín Veloz, uno de sus más notables y jóvenes revolucionarios, quien desde la mocedad de sus años se entregó a la causa más justa que implica luchar y entregarlo todo por y para los humildes.
Martinillo, como se le conocía, dejaba una fuerte impronta para la posteridad matizada por altas dosis de valentía y arraigado sentimiento patriótico, ese que encontró raíces en la hermosa ciudad del Golfo, terruño que le acogió sin importarle que había nacido en Salamanca, España, pues como otros tantos revolucionarios, sabía muy bien que la Patria está donde llama el deber de la lucha.
Su estirpe revolucionaria se hizo notar con acentuado ímpetu en el gremio de torcedores del cual formó parte esencial, volviéndose símbolo del mismo y figura de obligatorio recuento si de enfrentar desigualdades y patrañas se trataba. Dichas acciones le permitieron dar pasos muy certeros en tal sentido como la fundación del Partido Socialista de Manzanillo y el Círculo de Trabajadores Carlos Marx.
Su accionar fue decisivo además en la formación de gremios en diferentes sectores laborales, lo que sin dudas dotó al movimiento obrero manzanillero y oriental de una unidad que era más que necesaria en aquellos tiempos en los que se batallaba sin descanso contra los maltratos sociales de la República Neocolonial.
Otro de sus méritos fue el combate ideológico mediante interesantes publicaciones como El Radical y El Socialista, mediante los cuales reflejó con su puño y letra todos los sentimientos que albergaba en sus interior a tiempo que convocaba a la clase obrera a volverse una fuerza indestructible contra los títeres de la República.
Hoy los manzanilleros y los cubanos todos le recordamos aunque siempre existen espacios y pretextos para rememorarle, especialmente en escenarios como el Museo de Luchas Obreras, otrora Gremio de los Tabaqueros en la ciudad, escenario que atesora imágenes, documentos y objetos que ratifican el agitado paso por estos lares y su estrecho vínculo con otros revolucionarios, sin los cuales hubiese sido imposible escribir tantas páginas de honor y gloria, esas que hoy nos permiten ser libres y rendir merecido tributo a Martinillo y sus colegas de acción.