Y no se trata de un juego de palabras. Se trata de una necesidad, de una imperiosa necesidad.
En estos últimos meses la ausencia de efectivo en los Bancos provocó el incumplimiento del compromiso administrativo con los trabajadores de pagar en una fecha acordada, retrasando hasta por 20 días la entrega del salario. Finalmente un día se pagó. Llegó el dinero impreso a las manos necesitadas. La solución para evitar este retraso ya está en camino y más pronto que tarde la tendremos: pagar con el uso de tarjetas magnéticas. ¿Solución dije?
Pues pido disculpas. Me equivoqué. Debí decir “la supuesta solución”, porque en el día a día, quienes ya poseen la socorrida tarjeta, se enfrentan a una tortuosa realidad de necesitar usar su sueldo y no poder hacerlo porque la mayoría de los vendedores, ya sea en Mipymes o Cuenta propia, no aceptan el pago por transferencia, y es que esa persona también necesita del efectivo y si tampoco tiene dónde extraerlo, es normal que no quiera aceptar la transferencia. No los justifico, sólo aplico la lógica.
O sea, que lo de la tarjeta magnética, como hemos dicho en otras ocasiones, es una solución muy buena para lugares donde están creadas las condiciones, y Manzanillo no es el caso.
Pero lo del efectivo, o la tarjeta magnética es sólo la punta del problema, la verdadera dificultad va mucho más allá, porque ya sea en efectivo o en tarjeta magnética, la cuestión es ¿hasta dónde alcanzan los salarios para vivir?
El tema de la economía para los manzanilleros (hablo desde Manzanillo) se ha vuelto una verdadera odisea, un sinvivir para la no despreciable cantidad de personas que malviven en medio de precios inalcanzables, salarios no pagados a tiempo –además de ser insuficientes y por mucho- efectivo que no aparece, colas por una caja extra, negativas de transferencia, en fin, ordenamiento monetario y bancarización que lejos de resolver han creado un gran problema.
La solución no se puede dilatar más. Sí, hay que buscar una solución, que vaya más allá de tolerar, aguantar o sufrir. La solución tiene que ser real y verdadera; eficaz, capaz de lograr el efecto que se desea; dicho en una palabra: una solución efectiva.