México: La próxima justa latinoamericana entre el progreso y la decadencia social

En tiempos recientes se han producido en América Latina varias victorias electorales de la derecha. En el último año, para ser más precisos, desde la victoria de Alianza País en Ecuador el 19 de febrero de 2017, hemos visto como las fuerzas conservadoras han tomado el control en países como Honduras, Chile y Colombia, o han sumido en un proceso de violencia y caos a Venezuela y Nicaragua.

Importantes conquistas sociales, en Argentina, Brasil y otros países, han sido eliminadas bajo la imagen de una supuesta necesidad económica de hacerlo. En este artículo no se pretende discutir en profundidad el por qué los humildes y los gobiernos progresistas y de izquierda perdieran terreno políticamente, o cedieran parte de su dinamismo y capacidad de movilización social. Hay varias causas esenciales, aparte de la hostilidad permanente de sus oponentes nacionales e internacionales:

  1. La falta de unidad de la izquierda y el divisionismo de sus filas.
  2. El voto centrado en los líderes de la vanguardia, y no en partidos o programas que corporicen a esta vanguardia.
  3. El no sustentar las conquistas sociales con un desarrollo económico y diversificación de la economía (excepto en Bolivia que sí lo ha hecho).

En el caso de México se suma también la presencia en su frontera norte del gigante estadounidense, que ha sido un permanente factor histórico, territorial, económico y político, de un peso mucho más alto que para muchos países latinoamericanos.

Además, la presencia de un gobierno de extrema derecha en los Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, ha exacerbado la tradicional postura antimexicana en ese país.

En ese complejo contexto se aproximan las elecciones presidenciales del primero de julio.

El pueblo mexicano y su marco histórico

Donald Trump intentó una de sus maniobras contra el pueblo mexicano, diciéndole al primer ministro de Japón, que le enviaría “25 millones de mexicanos”. Foto tomada de Noticias de Yucatán.

México fue el primer país, entre los estados independientes de América Latina, en tener un presidente nativo, el eminente Benito Juárez, y una Revolución Agraria y Antimperialista, motivación futura del movimiento progresista de América Latina.

“La Revolución Mexicana fue una revolución democrática, antifeudal, y antiimperialista” (1). Con la que fuera la primera revolución antimperialista de la historia, la nación centroamericana enfrentó la dictadura de Porfirio Díaz y el capital estadounidense, británico y francés. La Revolución constituyó un evento de mérito extraordinario y permanente en el pensamiento y vida de los mexicanos.

“Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua” (2).

La Revolución Mexicana se adelantó a su tiempo, en un país pre-capitalista, y con toda su excepcional grandeza, no pudo obtener muchos logros que aun necesita, cada vez más vehementemente, la sociedad mexicana.

En México ha primado durante décadas el Partido Revolucionario Institucional (PRI), fundado el 4 de marzo de 1929. Fue el partido gobernante en el país durante 70 años consecutivos, de 1930 a 2000; hasta que en 1988 sufrió su mayor escisión, que derivó en la creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de centro izquierda, fundado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del gran Lázaro Cárdenas.

El PRD también se escindió con la separación del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), consolidado como partido político en 2014, y que encabeza la coalición “Juntos Haremos Historia”, del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, favorito para las elecciones del 1ro de julio.

Por su parte, el Partido Acción Nacional (PAN) fue fundado en 1939 por Manuel Gómez Morín. Ha tenido dos presidentes de la república: Vicente Fox, de 2000 a 2006, y Felipe Calderón Hinojosa, de 2006 a 2012. Es una organización de derecha y sus presidentes han sido políticos–empresarios comparables con Sebastián Piñera en Chile. En enero de 2018 era la segunda fuerza política del país.

La unidad del voto como factor decisivo

En América Latina han ocurrido en los últimos 12 meses tres importantísimas elecciones presidenciales, por ese orden de tiempo en Chile, Venezuela y Colombia. Los resultados de ellas fueron:

Primeramente, en Venezuela ganó el PSUV de Nicolás Maduro, porque fue unido y decidido a ganar, a pesar de la implacable agresión contra la Revolución Bolivariana, encabezada por el gobierno de Donald Trump, Marco Rubio, Luis Almagro y muchos otros de igual calaña.

En segundo lugar, en Chile, B. Sánchez del Frente Amplio, no le dio su apoyo a Guillier, de una forma peculiarmente hipócrita. “Voy a votar por Guillier, pero si el gana estaremos en la oposición”, dijo, facilitando inmensamente la victoria de S. Piñera.

En Colombia, por su parte, es historia reciente como S. Fajardo le “serruchó el piso” a G. Petro en directo beneficio de A. Uribe y su candidato de derecha I. Duque.

La conclusión evidente es lo perentorio de obtener un alto grado de unidad. ¡El pueblo unido jamás será vencido! Frase simple y sabia.

Por ejemplo, en unas históricas elecciones en Chile hace ya varias décadas, la izquierda fue unida y ganó, mientras la derecha fue desunida y perdió:

La Unidad Popular liderada por el inmortal Salvador Allende estaba formada por el Partido Socialista, el Partido Comunista de Chile, el Partido Radical, el MAPU, el PSD, la Izquierda Cristiana y varias organizaciones menores. Junto al gran Allende, lideraban la Unidad Popular, Clodomiro Almeyda, Carlos Altamirano, Volodia Teitelboim, Luis Corvalán y muchos otros eminentes políticos de vanguardia. El insigne Pablo Neruda antítesis de M. Vargas Llosa, vivía en Isla Negra.

Edad de oro de la izquierda chilena, a pesar de lo cual el triunfo electoral se produjo por la división de los candidatos de derecha Tomic y Alessandri. Cuando la derecha no se une, también pierde igual que la izquierda. Punto y aparte: esas son las grandes lecciones de la historia política de América Latina.

¿Y en México, qué?

En México, la estructura política de PRI, PAN y PRD, que para muchos parecía inconmovible, está siendo devastada y forzada a ser cambiada por los retos sociales y las diferentes crisis que enfrenta hoy la hermana nación:

  1. Crisis de sostenibilidad económica: una parte muy considerable de la economía mexicana depende del mercado estadounidense, y las dudas sobre la estabilidad de NAFTA (el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte), y la disminución de las reservas y producción de hidrocarburos, pesan mucho sobre la ciudadanía.

México es el octavo país receptor de turismo en el mundo con 35 millones de arribos en el 2017, de los cuales más de la mitad provienen de los EE.UU.. El turismo generó ingresos el año pasado por 19 mil 600 millones de dólares, siendo más que suficiente para cubrir el déficit de la balanza comercial de -10,968 millones de dólares.

Balanza comercial de México por países. Expresadas en miles de dólares.

Como se observa en la tabla las Américas y en particular los EE.UU. es donde México gana dinero en su comercio con el que compensa la terriblemente negativa balanza comercial con Asia (en especial con la RPCh y con Japón).

2. Crisis migratoria México–EE.UU: este asunto se ha convertido en un problema humanitario de gran envergadura. La decisión y comienzo de la construcción de un muro en la frontera es un insulto a los mexicanos, sobre todo por la absurda exigencia del Departamento del Tesoro de que México pague por ello.

3. Crisis de Corrupción en todas las esferas del gobierno y la sociedad. Considerable desigualdad social y regional: entre 29 países de América Latina y del Caribe, México está en el lugar 24, según Transparency International. Es algo extremadamente sofocante e indignante para los mexicanos.

Asimismo, el coeficiente GINI de México se ubica en el lugar 119 de 133 países estudiados, según datos de la ONU (2017). Pero además de la desigualdad general, está también la de carácter regional:

En la tabla se muestran los cinco estados con más pobreza y los cinco con menos. Como se observa en la tabla, en Nuevo León la tasa de pobreza es 5.4 veces menor que en Chiapas. En general los estados del norte de México tiene una notable menor pobreza que los del sur del país.

La tasa de pobreza en los estados constitutivos de México se relaciona muy directamente con la demografía. Los estados con gran población nativa son más pobres y los de mas población blanca hispana, los más ricos. Es decir, la pobreza y la desigualdad están intrínsecamente ligadas con la explotación y discriminación de los mexicanos de ancestros indígenas.

  1. Crisis extrema del orden público y la violencia en la sociedad: de las 50 ciudades más violentas del mundo en 2016, en el segundo lugar se encuentra Acapulco y después (con la posición delante), 5 Victoria, 22 Tijuana, 24 Culiacán, 27 Mazatlán, 37 Juárez, 40 Chihuahua  y 41 Obregón. Es decir, en México se encuentran ocho de las 50 ciudades más peligrosas del planeta. Desde crimen organizado, carteles de la droga, bandidismo rural, pandillas, etc. hasta simple violencia, femenicidio y un sinfín de actos delictivos, muchos de ellos de singular crueldad. Los asesinatos de periodistas en México son elevadísimos y frecuentes, quizás las cifras más altas del mundo.

Panorama electoral mexicano este primero de julio

Este primero de julio nos encaminamos a unas elecciones que marcarán una diferencia en la historia política de la nación azteca.

En primer lugar, las insólitas alianzas entre partidos disimiles y tradicionalmente enemigos. Por ejemplo, “Todos por México” que incluye al Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido Nueva Alianza (PANAL) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM); y la coalición “Por México al Frente” del Partido de Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que siempre han sido perros y gatos; y con el Movimiento Ciudadano (MC), muestra que los partidos tradicionales están dando brazadas de ahogado para sobrevivir a las crisis que en gran parte ellos mismos han creado. Las mencionadas coaliciones de centro–derecha y derecha, están en un bastante lejano 2do y 3er lugar de las expectativas de voto.

Aun más importante, el surgimiento de El Movimiento Regeneración Nacional (conocido por sus siglas MORENA) de izquierda, como una gran fuerza a lo largo y ancho de México, fusionada alrededor de su candidato López Obrador.

Los cuatro candidatos, Jose Antonio Meade, A.M. López Obrador, Ricardo Anaya y Jaime Rodríguez Calderón. Foto tomada de Forbes México.

Actualmente MORENA y su líder encabezan la coalición “Juntos Haremos Historia” con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES), para la postulación a la presidencia de México de López Obrador.

La propuesta política de la coalición es lograr la inclusión de las vastas masas del pueblo en la vida nacional, enfrentar la corrupción, combatir la violencia. Como dijera la presidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky: “Morena cree en la inclusión, el trabajo conjunto para rescatar a México y seguirá defendiendo los verdaderos derechos humanos a toda costa”.

“Juntos Haremos Historia” es una coalición que, además de impulsar a López Obrador como candidato presidencial, también participará muy fuertemente en las elecciones legislativas. La alianza recibió críticas por tratarse de una coalición entre partidos de izquierda (MORENA y PT) y el PES de “derecha”, lo que demuestra la inclusividad de López Obrador y la oportunidad de dividir a la derecha.

Del otro lado se encuentra José Antonio Meade, candidato por la coalición “Todos por México”, ahora en segundo lugar de las preferencias electorales, por muy estrecho margen. “Todos por México” un  24.2 por ciento, y Ricardo Anaya, candidato de la coalición “Por México al Frente”, un 24.1. Un empate que, según encuestas, lo ponen a 19 puntos de López Obrador.

Por su parte, López Obrador mantiene la ventaja en la carrera presidencial con 42.3 por ciento de la intención de voto. Mientras, el gobernador del estratégico estado de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, alcanza un lejano 4.1 por ciento de las preferencias de voto.

Tan importante como las cifras para presidente, son las legislativas. Las encuestas del voto para diputados colocan a Morena como el partido más votado, con cerca del 40 por ciento de votos, y la suma con PES y PT (coalición “Juntos Haremos Historia”) eleva esta cifra hasta el 46 por ciento.

Ahora bien, ¿cuántos diputados lograría la coalición con esos votos? Tomando en cuenta las particularidades del sistema electoral mexicano, Morena, PT y PES, rondarían los 260 escaños y podrían lograr una mayoría en la cámara (que consta de 500 miembros). De ser así, López Obrador gobernaría con un Congreso que los apoyaría en casi cada caso (sobre todo si tomamos en cuenta que una parte de los congresistas del RPD y del PVEM  (que no pertenecen a la coalición de López Obrador) en  ambas cámaras, lo apoyarían frecuentemente.

Para finalizar

Andrés Manuel López Obrador, el candidato a la presidencia de México al frente de la coalición Juntos Haremos Historia, se dirige a sus seguidores en Zitácuaro, Michoacán, en un mitin el 28 de mayo de 2018. Foto tomada de Reuters.

Es muy posible, incluso probable, la victoria de López Obrador para la presidencia de México. Pero nada está seguro en política, sobre todo en un país donde la intimidación en las áreas rurales y otras malas prácticas electorales son inmensas. Pero la probabilidad es considerable.

Incluso los frecuentes ultrajes de Donald Trump contra México han obrado a favor del candidato progresista. Esto representaría muchas cosas importantes para el país mexicano y para el resto de América Latina, anoto algunas:

  1. Se quebrará el bulo de la “ola conservadora”, lo que le dará un gran aliento al movimiento progresista latinoamericano. Mostrará que la desunión de la derecha y centro–derecha es tan letal como la desunión de la izquierda. Si la Izquierda va bastante unida, puede ganar (como parece ser en el caso de México), si va dividida la derrota es muy probable, como ocurrió recientemente en Chile, Honduras y Colombia.
  2. Si gana López Obrador, mucha militancia del PRD y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se unirán a MORENA y al PT, formando una potente coalición de izquierda.
  3. Se potenciará el desarrollo de las zonas más pobres de México y se irá disminuyendo la desigualdad. Mejor trato a los grupos étnicos discriminados, sobre todo a las personas de ancestro indo-americano.
  4. La política exterior, sobre todo latinoamericana, va a ser más progresista y balanceada. La votación de México en los organismos internacionales mucho más consecuente que hoy. Aunque no se espera de inmediato un apoyo fuerte a Venezuela y Nicaragua, si cesará la actual hostilidad y agresión, por ejemplo como influyente miembro de la OEA.
  5. Habrá que ver si México puede demostrar que existen vías para controlar las mafias y carteles, ir disminuyendo la corrupción, enfrentar de forma honesta y justa el problema de los inmigrantes, de la frontera México–EE.UU., y de las seudo políticas de integración, pasando a integraciones regionales más reales y sostenibles.

Mi mayor aspiración y esperanza es que López Obrador sea el nuevo presidente del hermano pueblo mexicano, para el bien de todos.

Notas

(1) Vicente Lombardo Toledano,  Carta a la juventud sobre la Revolución Mexicana, su origen, desarrollo y Consecuencias, 1960, pág. 20.

(2) Karl Marx.  Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, 1859, pag. 3https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.html