Mi profesión es todo amor

Mi profesión es de todo amor, dice una educadora manzanillera de la primera infancia //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Abril 10. – Para la manzanillera Maydilenis Corría Ramos, especialista por más de dos décadas de la educación de la primera infancia en la ciudad del Golfo de Guacanayabo, la profesión que realiza es todo amor, porque es su pasión educar a los más pequeños.


«Para ellos trabajo, porque son mi razón de ser, en verdad significan todo para mí,», confiesa esta licenciada en Educación Preescolar quien agrega que le «gusta educar, enseñar, inculcarles valores y principios para su formación integral».

Maydilenis Corría Ramos //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Maydilenis Corría Ramos //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Maydilenis trabaja en el Círculo Infantil Amiguitos de Camilo desde que se graduó en el otrora Instituto Pedagógico de Manzanillo Blas Roca Calderío, y disfruta de la entrega diaria a esta labor, que también lleva sacrificios.


«Representa toda una vida porque son niños pequeños que para llegar a ellos a veces cuesta trabajo, pero con amor y entrega total siempre se logra un efecto en los pequeños, de diferentes formas, a través del juego», confiesa.


Esta manzanillera siempre soñó con dedicarse a la preparación de los pinos nuevos mediante esta educación que tanta alegrías le ha dado para su vida espiritual. «Siempre lo pensé y fue lo que logré para mi felicidad».

Su entrega estuvo vinculada al ciclo del cuatro al quinto año de vida los primeros 10 años de su labor, y hace una década se mantiene en el grado preescolar.


Estos 20 años de su profesión han sido maravillosos para ella, así lo confiesa al decir que «es lo más grande de mi vida. Cuando coincido en las calles con aquellos niños y a los jóvenes que he educado, ahora convertidos en profesionales, o estudiando carreras de ingeniería, medicina, u otra profesión, veo lo grande y maravilloso que es fomentar valores en ellos».

Entrega y pasión es lo que se necesita en esta profesión //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Entrega y pasión es lo que se necesita en esta profesión //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Cada día al pasar el tiempo siente una sensación que la hace feliz cuando ve que sus pequeños educandos van superando las enseñanzas transmitidas. «Me llenan de regocijo y alegría al ver que ellos me entienden, me comprenden y saben poner en práctica todo lo aprendido».


Aunque en su labor también hay situaciones tristes especialmente cuando algunos de los infantes no logran adueñarse como quisiera de los objetivos de sus enseñanzas. Entonces ella supera con todo el amor esas experiencias y se propone revertirlas. » En esos momentos me amilano, pero siempre le pongo entrega y deseo hasta que lo logro».


Uno de los momentos más felices para esta educadora es cuando los niños la saludan con todo el cariño que sólo ellos saben dar. «Es algo grande, maravilloso, porque para mí no son mis alumnos, los niños sólo del círculo, ellos llegan a convertirse en parte de mi familia porque así lo siento».


Por todo lo que representa para ella esta profesión confiesa que no se imagina sin desempeñarla, «no, porque me gusta y por eso doy todo lo que sea posible por la enseñanza infantil preescolar», dijo.


Ella confiesa que es necesario que las nuevas generaciones se interesen por esta profesión llena de amor y que prepara al futuro de los niños. «Es muy importante que se formen nuevas educadoras, y sobre todo lo único que les pido es deseo y amor para esa entrega total hacia los niños».


Hoy cuando en Cuba celebramos el aniversario 60 de la creación de los círculos infantiles, llegue a esta y a todas las educadoras, así como a los trabajadores de esas instituciones en el municipio, las felicitaciones y el agradecimiento por su pasión y formación de los hijos de los padres trabajadores. Así con globos y alegría celebramos este nuevo onomástico de estos palacios del saber, donde el amor engendra la maravilla.