Nairis, una joven de entrega y pasión por su trabajo

Nairis Pérez Pacheco //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Octubre 7. “Sin la mujer, la obra ingente de la Revolución no habría sido posible”, así sentenció el líder eterno de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz al resumir el valor de nuestras féminas en la construcción de una sociedad que se crece con todos y para el bien de todos.


En Manzanillo uno de los ejemplos de cómo las más nuevas generaciones de mujeres se crecen cada día ante la noble y altruista labor como dirigente es el que brinda la joven Nairis Pérez Pacheco, una muchacha que con sólo 33 años tiene bajo su responsabilidad la guía de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) como su secretaria general en el municipio. Ella comparte hoy su testimonio de lo que signica esta labor, así cómo de cuánto entrega y sacrificio entraña orientar y dirigir a las mujeres manzanilleras.


“Desde muy niña en mi hogar me inculcaron el amor por la organización femenina y a los 14 años al incorporarme a ella como federada comencé a asumir responsabilidades desde la delegación hasta el bloque. Luego fui incorporada como reserva de la organización lo que me posibilitó una acertada preparación.

Justo con 19 años fui promovida como cuadro profesional para el cargo de instructora hace ya 13 años, fue el 10 de agosto de 2008.


Luego me promovieron al cargo de funcionaria, más tarde a miembro del secretariado para atender las tareas ideológicas y hace 11 meses soy la secretaria general de la FMC.


La responsabilidad es grande tanto como el reto, pero hoy se hace necesario, y más en las organizaciones de masas, que los jóvenes aportemos lo mejor de nosotros, demostremos desde nuestra entrega a lo que hacemos, el amor y la pasión de nuestra actitud por esta Revolución que cuenta con sus jóvenes para seguir adelante.


Son tiempos difíciles de pandemia donde nuestro accionar ha ido cambiando y las cosas que tradicionalmente hacíamos han tenido que modificarse para proteger la familia, pero lograr mantenernos aportando a esta batalla ha sido nuestro principal empeño.


Esta labor entraña una abnegación especial pues creo que va dirigido a poder llevar el hogar y la responsabilidad de dirección al mismo tiempo. Pero también considero que deja de ser un sacrificio y se convierte en el cumplimiento del deber cuando la familia aporta y valora el trabajo que la mujer desarrolla en la sociedad.


Cuando compartimos entre todos los miembros de la familia las tareas del hogar, el cuidado de la niña, cuando todos disfrutan los logros de la mujer que dirige es un orgullo. En mi morada más de uno dirigimos lo que conlleva a que no podemos participar muchas veces en los mismos momentos pero valoramos y compartimos la responsabilidad de cada uno, y sobre todo tratamos de brindar a la niña sus espacios para que no sienta siempre la ausencia de todos, esa es la clave, la participación de todos en la familia que incluye mis padres, mi suegra, mi hermano y su esposa, mis abuelos, todos aportan. Claro muchas veces chocan cosas pero creo que sin la familia no pudiera lograrlo”.


Entre los valores que le caracterizan a las cubanas que asumen responsabilidades colectivas Pérez Pacheco confiesa: “primero que todo la responsabilidad, la entrega a lo que hacemos, la empatía en el saber ponernos en el lugar del otro nos caracteriza a las mujeres en cargos de dirección. El saber ser ejemplo. Lo que no quiere decir que seamos perfectas. Pienso que todas sientan como yo, siempre pienso que podemos hacer más de lo que hacemos y aportamos”.


Muchos son los modelos que guían y motivan a las féminas a asumir responsabilidades, por eso Nairis dice que “esos ejemplos siempre han estado claros, los de Mariana, Celia, Vilma que son nuestros paradigmas, nuestro Comandante que siempre ha confiado en la mujer y le dio un lugar decisorio en la Revolución que no es más que el primer proyecto de igualdad con que contamos.


Pero también son ejemplos muchas mujeres que a lo largo de la obra revolucionaria se han desempeñado como dirigentes en varios cargos de dirección, en estructuras de dirección que han dejado su huella y que en ocasiones no las mencionamos”, afirmó.


Sobre si la juventud puede asumir responsabilidades como los que ella asume, la federada afirma que “son muchos los ejemplos que afirman que los jóvenes sí podemos asumir responsabilidades de dirección tanto políticas como administrativas, y la posición está clara, las nuevas generaciones estamos y estaremos dónde seamos útiles a la patria”.


En los momentos actuales son nuevos los desafíos a los que se tienen que enfrentar las mujeres dirigentes, así lo confirma al asegurar que “los retos siempre son muchos y se concretan en la medida de lo que nos propongamos hacer y en esa misma manera aparecen más.


Creo también que al mismo tiempo que avanzamos en el empoderamiento femenino también las mujeres vamos aumentando nuestros retos que a mi opinión hoy se concentran en el avance de la economía del país, en la producción, en todo lo que experimentamos con el modelo de gestión económica, en poder seguir aportando”.


Esta joven que en su testimonio ha demostrado toda una entrega llena de pasión y compromisos en el accionar diario confiesa además cuánto quiere y le queda por hacer porque, “la satisfacción no la tengo del todo, como te decía, pienso que siempre puedo dar y hacer más, en ese sentido se hace necesario seguir trabajando en fortalecer y revitalizar el trabajo de la organización en las comunidades que hoy lo necesitan, en aportar más al desarrollo del territorio en el plan para el adelanto de las mujeres, poder contribuir en colectivo a la consulta popular del proyecto del código de las familias que son tareas en las que desde la individualidad y la dirección estamos empeñadas en estos tiempos”, concluyó esta joven comprometida con su tiempo.


Así transcurren los días para esta licenciada en Derecho que siente pasión por lo que hace. Una muchacha que no se queda quieta ante todas sus tareas y que siempre encuentra la manera de llevar la dirección en conjunto con la hermosa misión de ser madre de una pequeña que recibe el amor de toda su familia y el ejemplo de lo que pueden lograr las mujeres cubanas ante los retos de asumir responsabilidades por el bien común.