No hay tiempo de descansar mientras la humanidad se muere en Palestina

Foto: Estudios Revolución
Foto: Estudios Revolución

El malecón volvió a inundarse este lunes 14 de octubre, pero no como la semana anterior. Esta vez no fueron las olas que provocaron las bandas de alimentación del huracán Milton, sino la juventud, la denuncia de un genocidio, la defensa de un pueblo que merece disfrutar en paz su tierra, las que repletaron la avenida capitalina hasta la Tribuna Antimperialista.

Aunque fueron convocadas por la Unión de Jóvenes Comunista (UJC), la marcha y la tribuna en solidaridad con Palestina se colmaron de cubanos de varias generaciones, encabezados -como es costumbre ante esta causa- por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Portando una kufiya rojiblanca, el mandatario cubano marcó el paso de la marcha, acompañado por los miembros del Buró Político, Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, y del Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.

DC Palestina 15102024
Foto: Estudios Revolución

Daniel Gómez Martínez, presidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), al abrir la caminata en la Fragua Martiana expresó que mientras el Estado sionista de Israel, junto al Gobierno de los Estados Unidos, sigan desgarrando la inocencia en Palestina, Líbano, Siria y Yemén, los sueños de la juventud cubana han de ser escasos y las acciones han de multiplicarse.

“Israel asesina, Biden patrocina”, “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”, fueron algunas de las consignas expresadas en la movilización capitalina, lanzadas con dolor por quienes marcharon cercanos al jefe de Estado cubano, el grupo de estudiantes palestinos que se forman en Cuba.

Ya en la Tribuna Antimperialista, a nombre de los estudiantes palestinos, alzó su voz Mohammed Suwan, quien describió el calvario que viven en su tierra. Mencionó a las mujeres embarazadas que no tienen atención médica digna y a muchos neonatos que no han llegado siquiera a tener un nombre propio.

Suwan precisó que miles de familias han sido eliminadas en su totalidad, que las bombas de Israel no han perdonado ni a periodistas, ni a médicos, ni a hospitales, ni a tiendas de campaña.

En su intervención, que también dio voz a sus compatriotas que estudian en Cuba, el joven expresó la infinita gratitud a la Isla caribeña, al Comandante en Jefe Fidel Castro, al General de Ejército Raúl Castro, al Presidente Díaz-Canel, al Partido Comunista, al Gobierno y al fraternal pueblo cubano “por sus invariables posiciones a favor de la justa causa de la nación palestina”.

Frente a la embajada de Estados Unidos en Cuba se escuchó la voz de la primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, Meyvis Estévez Echevarría, quien aseguró que no se puede borrar de la memoria el crimen que hasta este momento ha apagado la vida de más de 42 mil personas y de familias enteras sepultadas bajo el odio irracional.

La dirigente juvenil afirmó que los jóvenes cubanos cumplirán la máxima fidelista de no olvidar el heroísmo de los agredidos ni la barbarie de los agresores.

DC Palestina 15102024
Foto: Estudios Revolución

Tres fotografías de una marcha solidaria con Palestina

El niño palestino del cartel

Una joven sonríe mientras conversa con sus compañeros, después tararea una canción, mira su celular. Se encuentra en La Habana, a la espera del inicio de la marcha en solidaridad con el pueblo palestino. Donde estoy parada puedo escucharla, acompaña a viva voz la música que se reproduce en la concentración, es el antiguo grupo Calle 13: “siempre digo lo que pienso”.

Comenta sobre el seminario que evaluarán esta semana en su universidad. De pronto pone frente a su rostro el cartel que lleva en las manos hace casi una hora. Se trata de una fotografía sobre una cartulina, un niño que sonríe con un canario en el hombro, un paisaje feliz si no fuera porque ese pequeño ya no está, como no están en este mundo los rostros estampados en afiches que sostienen cientos de jóvenes cubanos esta tarde.

¿Qué sueños tendría, cuál era su juego favorito, habrá sobrevivido su mamá a las bombas o al misil en el alma que significa enterrar a un hijo?, las preguntas asaltan al contemplar la inocencia cercenada.

La alegría de la muchacha muta en segundos. Al mirar la foto la risa precedente cambia por unos ojos como estanques a punto de desbordarse, me imagino que sienta que ni uno solo de sus problemas cotidianos se equipara al dolor de un pueblo, sumido cotidianamente en la odisea de donde dormir, qué agua beber, qué comer, la casa hecha cenizas, el ser querido mutilado, el refugio de ayer bombardeado, el hospital y la escuela que dejaron de ser lugares respetados por las bombas, el olor a metralla en la piel, sin intimidad para tomar un baño.

Por eso ella está ahí esta tarde de lunes, porque siempre dice lo que piensa y gritará frente a la representación estadounidense en La Habana: ¡Basta ya de entregar aviones caza, drones, misiles a Israel!

Todas las manos en la marcha de La Habana, ambas manos incluso, no alcanzan para representar a las más de 42 mil personas asesinadas en Palestina, durante un solo año.

DC Palestina 15102024
Foto: Estudios Revolución
Las mujeres en la ventana frente al mismo enemigo

La mujer vecina de la Tribuna Antimperialista viste con la ropa de andar, la bata de casa de cada día, solo se le ve el busto desde un cuarto piso, permanece en ese orificio hogareño mientras dura el acto. Se toca el rostro, los ojos, se seca las lágrimas.

Recuerda cuando tenía veintitantos años y mientras ella se recostaba al arco de hierro en las tribunas por la liberación del niño Elián, su abuela miraba el acto desde la ventana.

Trae a la memoria a su madre, que le agitaba las manos desde la ventana al divisarla entre la muchedumbre con sus compañeros de trabajo reclamando la liberación de los Cinco Héroes.

Cuando el declamador palestino grita que volverá a su enclave costero, porque esa es su Patria, la mujer de la ventana se lleva las manos a la cara, imagina en ese momento qué será de su familia si algún día un misil impacta su ventana, el mismo orificio hogareño por el que hoy mira a su hija que exige paz para Palestina y los pueblos del Medio Oriente en la tribuna antimperialista vecina.

DC Palestina 15102024
Foto: Estudios Revolución
La generación futura antimperialista

De la mano de su padre camina la niña por el malecón. No le dio tiempo cambiarse el uniforme. Vio el anuncio en la televisión la semana pasada y se lo pidió a su papá: “llévame a la marcha por Palestina”.

Como sabía que de la escuela iría para la tribuna echó en su mochila el dibujo que realizó de la bandera roja, verde, blanca y negra acompañada de un pedido: paz para los niños de Gaza.

¿Por qué sabe tanto la pionera -que apenas llega a los 10 años- de una guerra lejana? Le hablaron una vez en la escuela y desde entonces ante cualquier noticia en la televisión se despierta la atención y las preguntas sobrevienen: ¿por qué Israel dice que su guerra es contra un grupo y mata a los niños, a los ancianos, a las mujeres embarazadas? ¿no se le acaban las bombas a Israel? ¿por qué no hace caso ese país? ¿por qué los médicos también son asesinados?

Compartir en: