La estrategia imperialista es crear el máximo de descontento dentro de nuestro país. Fomentar la inestabilidad a través del empeoramiento de las condiciones de vida de la población, ponernos cada vez más difícil la posibilidad de sobrevivir, para conducirnos al estallido de un conflicto violento. Pretenden llenarnos de odio y arrebatarnos la felicidad.
Es vil la campaña: se desacreditan los logros, se utilizan imágenes groseramente distorsionadas de nuestra realidad, se trata de asfixiarnos económicamente, de debilitar la solidaridad con Cuba, haciendo uso de la mentira y la calumnia. (…)
Como reflejo del actual escenario bilateral en las relaciones con los Estados Unidos, la Embajada de ese país en Cuba viene desempeñando un activo papel en los esfuerzos por subvertir el orden interno en nuestro país. (…)
Son frecuentes las reuniones de los funcionarios diplomáticos norteamericanos con cabecillas de la contrarrevolución, a los que brindan orientación, estímulo, apoyo logístico y financiero. En sus plataformas comunicativas, incluyendo las redes digitales, emiten a diario pronunciamientos ofensivos que constituyen entrometimientos abiertos en los asuntos internos de nuestro país. Se trata de un comportamiento provocador, ajeno a lo que debe ser la conducta de una misión diplomática. (…)
La Embajada estadounidense busca información para difamar a Cuba en temas como derechos humanos, democracia y contradicciones sociales en nuestro país. Pretenden identificar y promover líderes, sobre todo jóvenes, prepararlos en el extranjero con el fin de utilizarlos para impulsar sus ideas antisocialistas, procapitalistas y neoliberales. (…)
En medio de estas circunstancias y ante el fracaso de sus planes se siguen tejiendo nuevas acciones. Ahora se aparecen con una supuesta marcha pacífica. No es más que una escalada en el modo de actuar contra la Revolución y un desafío a las autoridades y al Estado de derecho socialista refrendado en nuestra Constitución; es un plan orquestado desde el exterior. (…)
Recientemente han amenazado con aplicar más sanciones a nuestro país si se emplea la legislación vigente para procesar a los que desobedezcan el mandato de las autoridades. Es acogida esta acción en los círculos de la extrema derecha anticubana radicada en Estados Unidos y forma parte de un modo de actuación de acuerdo con el manual de Guerra No Convencional. (…)
El derecho a manifestarse está reconocido y regulado en el Artículo 56 de la Constitución, debe ejercerse con fines lícitos y pacíficos, respetando el orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley. Otro artículo de nuestra Constitución, el 45, plantea que: El ejercicio de los derechos de las personas solo está limitado por los derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la Constitución y a las leyes.
Por otro lado, el Artículo 4 del mencionado cuerpo legal plantea, entre otras cuestiones, que el sistema socialista que refrenda la Constitución es irrevocable, y que los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por la Constitución. No es lícito, por lo tanto, el llamado a la marcha, es un aviso de protesta en el que sus promotores, sus proyecciones públicas y los vínculos con organizaciones subversivas o agencias financiadas por el Gobierno de Estados Unidos tienen la intención manifiesta de promover un cambio de sistema político en nuestro país, es una provocación como parte de una estrategia de «golpe suave». (…)
No vamos a legitimar el accionar imperialista en la política interna ni dar cauce a los deseos de restauración neocolonial que han acumulado algunos y que se refuerzan en situación de crisis. No es un acto de civismo, es un acto de subordinación a la hegemonía yanqui. Tales acciones pretenden regresar al país a un tiempo histórico de subyugación, al cual nunca regresaremos.
(Fragmentos del discurso de clausura del II Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba)