Nos recuperaremos, hay voluntad y empeño para eso

Varios pobladores de Granma aseguran que tales inundaciones no tienen precedentes en algunos de los sitios ahora bajo el agua. // Foto: Armando Contreras (ACN)
Varios pobladores de Granma aseguran que tales inundaciones no tienen precedentes en algunos de los sitios ahora bajo el agua. // Foto: Armando Contreras (ACN)

No hay imágenes ni palabras capaces de describir las vivencias de estos días en el centro-oriente de Cuba. Tras las lluvias queda una avalancha de voluntad y empeño para resarcir los daños, ayudar al más necesitado y devolver la vida a la normalidad. Nos recuperaremos, como tantas otras veces. Así somos los cubanos.

En Granma: trabajar con agilidad en la recuperación

«En las próximas horas tenemos que comenzar con las labores de recuperación, y tiene que ser una “tormenta” de trabajo que movilice a los grupos comunitarios, a las organizaciones de masas, a las autoridades locales y a la propia población, con el objetivo de reducir en el menor tiempo posible las afectaciones», indicó el vice primer ministro cubano Jorge Luis Tapia Fonseca, al encabezar en Bayamo la reunión del Grupo Temporal de Trabajo de la provincia para enfrentar el evento hidrometeorológico.

El Vice primer ministro apuntó que hay que llegar a todas las comunidades afectadas, dialogar familia a familia con las personas que han perdido sus viviendas, e iniciar la fabricación de materiales de la construcción con recursos endógenos, además de impulsar la siembra de cultivos varios en la mayor cantidad de áreas agrícolas.

Tapia Fonseca puso como ejemplo positivo la agilidad con la que se han llevado a cabo las acciones de recuperación en el municipio de Jiguaní, para que en el resto de los territorios se esmeren en ese tipo de labores, las cuales –subrayó– serán chequeadas por la comisión del país, integrada por miembros del Comité Central y del Consejo de Ministros, para acompañar a las autoridades de la provincia a enfrentar este difícil escenario.

Por su parte, Jorge Luis Broche Lorenzo reconoció a los miembros de las brigadas de Rescate y Salvamento, a los compañeros de la Cruz Roja y a los integrantes del Ministerio del Interior. Dijo, además, que la máxima dirección del país ha dado seguimiento continuo a las acciones de enfrentamiento a las lluvias en Granma.

«Con el agua al pecho»

Dos días después de que las aguas del río Buey entraran «sin permiso» hasta la sala de su casa, en la comunidad de Veguitas, en Yara, la joven reportera Lorianne Urrizari Chávez y su esposo aún sacan, a cubos y con palas, el lodo acumulado en su vivienda, como huella fehaciente de la intensidad de las lluvias acaecidas en esta oriental provincia.

«Mi casa está ubicada en una zona alta, y el agua nos llegó hasta los tobillos. En otras zonas más bajas del poblado la cosa fue peor. A muchas personas se les empaparon colchones, refrigeradores y otros equipos», narró a Granma la bisoña periodista, quien aseguró que este evento hidrometeorológico no se borrará de su memoria.

«Las personas mayores cuentan que en 2008 el río bordeó algunas calles, y que mucho antes, cuando el ciclón Flora azotó a la provincia, el agua también llegó hasta el poblado, pero nunca el Buey había entrado de esa manera a las casas de los veguiteros».

Camagüey: «Todo sucedió muy rápido, como nunca»

«Lo que vivimos no tiene nombre», contó a Granma Mirella, vecina de la calle Candelaria, en el reparto La Caridad, de la ciudad de Camagüey. «El agua subió muy rápido y con mucha fuerza, tanta que me abrió las ventanas del frente de la casa. El desespero era mucho, quería bajar, pero me daba miedo, por la corriente del río que me arrastraba. El frío lo habíamos subido y casi llega allí», agregó Mirella Gallo Gallo.   

Pero su historia y la de su esposo Ramón González Umpierre no queda así. Ellos atinaron a llamar a la presidenta del Comité de Defensa de la Revolución, y a los minutos sintieron que les daban voces por atrás. Eran los rescatistas que llegaron, saltando de techo en techo. «No sé quiénes son, no sé sus nombres, ni siquiera recuerdo mucho sus caras, pero les agradezco con la vida la heroicidad, la disposición de venir a salvarnos a nosotros y nuestros bienes».

Arnaldo Carvajal Ramírez conocía otras tres inundaciones y asegura que esta es la peor de todas, «no tanto por la altura como por la rapidez con que subió, yo perdí muchas cosas, el frío se me viró y lo que estaba adentro se fue en las aguas. Pero me sirve de consuelo que ayudé a mis vecinos y salvé toda la documentación del distrito de la Vivienda. De regreso a casa ya no había mucho que hacer», dijo.

Para Raquel García Benavides, el error estuvo en confiarse, «el tiempo había comenzado a mejorar y no pensamos que se podía botar, y subió en apenas minutos, con una fuerza tremenda. Duele mucho ver personas que lo perdieron todo».

Rafael León Martínez, de 76 años, uno de los 104 evacuados que están en la Escuela de Iniciación Deportiva Cerro Pelado de Camagüey, comenta que algunos de sus vecinos no salieron, pero él lo hizo porque lo más importante es preservar la vida.  

Ese mismo espíritu de recuperar lo que se pueda, de ayudarse entre todos, se respira en la ciudad completa. Camagüeyanos de todas las edades se han volcado a las calles a recoger lo que la fuerza de las aguas destruyó.

La situación más compleja persiste en el sur de la provincia, fundamentalmente en el municipio de Santa Cruz del Sur, donde varias localidades permanecen bajo las aguas del embalse Najasa ii, que recibió 255 milímetros en 24 horas, se encuentra vertiendo y ha provocado severas inundaciones en las comunidades Cándido Gónzalez y Haití.

Las Tunas: lo nunca visto

A mantenerse alertas por el peligro de los escurrimientos que pudieran complejizar la situación de las presas, llamó en Las Tunas, Félix Duarte Ortega, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento Agroalimentario, durante un recorrido por el norteño municipio de Manatí.

En compañía de las máximas autoridades del territorio, Duarte Ortega llegó hasta el Cerro de Caisimú, lugar donde existe una vista panorámica de la situación de los embalses Ciego y Yariguá, ambos vertiendo, debido a que, aguas abajo, viven más de 1 200 personas, aunque no ha sido necesario evacuarlos hasta este momento.

Las inundaciones por intensas lluvias han sido notorias en gran parte del territorio tunero, aunque la situación más crítica se concentró en los municipios del sur: Jobabo, Amancio y Colombia. El desborde de los ríos principales de esas localidades, así como de arroyos y algunos de sus afluentes, desencadenó una situación nunca antes vista en la historia reciente.

De acuerdo con datos preliminares, más de 700 hectáreas de cultivos varios han sido afectadas por el fenómeno hidrometeorológico. Fue necesario evacuar a más de 1 100 personas que, en su mayoría, fueron a casas de familiares.

Con recursos locales y apoyo de la provincia, cada municipio brinda hoy atención a los damnificados.

Y lo hicieron…

A la orden se han mantenido bomberos, rescatistas, voluntarios de la Cruz Roja y fuerzas del Ministerio del Interior, para auxiliar a personas atrapadas en asentamientos aislados con peligro para sus vidas.

Precisamente, integrantes de estas fuerzas contribuyeron, junto a pobladores de la localidad, al rescate de personas aisladas, en el asentamiento rural de El Corojo, en el municipio de Jobabo, según reporta en su página de Facebook la emisora local Radio Cabaniguán.

En jornadas anteriores, habían batallado fuertemente también con las aguas del río, para llevar a la cabecera municipal a unas diez personas aisladas en la instalación de campismo del municipio.

Sin importar los riesgos, se han mantenido al lado de los más necesitados, y de su deber.

Daños de viviendas en Holguín

Las lluvias recientes han dañado en esta provincia 117 viviendas, entre las que se contabilizan tres derrumbes totales y 56 parciales, además de 49 con afectaciones totales y parciales en las cubiertas, constata un parte emitido en la tarde del sábado por el Órgano Provincial de la Defensa Civil.

De acuerdo con el jefe de esa entidad, teniente coronel Yuliesky Suárez Franco, en la mañana del domingo, la situación más compleja la presentaba el municipio de Cacocum, específicamente en las comunidades de Altagracia y Yaguabo.

«En ellas viven 399 personas, de las cuales, protegidos en casas de familias y amigos, se encuentran 36, que se corresponden con los  vulnerables. Al resto, el Puesto de Mando creado allí para enfrentar la contingencia ha orientado estar listo para la posible protección escalonada, en la medida en que se vaya apreciando el peligro», afirmó.

En Mayarí, en el consejo popular de Arroyo Seco, debido a la ruptura del puente sobre la cola de la presa Mayarí, las cinco comunidades que quedaron aisladas por esa causa se mantienen comunicadas por medio de un servicio de botes que transportan personas y mercancías.

Sábados sin sol «Eso de que no hay sábado sin sol no se ha cumplido aquí en los meses de mayo y junio», comenta, después de saludar, Juan Carlos García Segura, uno de los 212 habitantes de Limoncito, comunidad del consejo popular holguinero de La Fortuna, a la que en estos días solo se llega por una vía férrea con largos tramos que parecen flotar sobre aguas turbias.

Afirma que por muchos meses estuvieron deseosos de la llegada de las lluvias, pero ahora, entre aguaceros y tanto «chinchín» (lloviznas), han perdido la yuca, el maíz y el frijol carita sembrados en el área de autoconsumo de la unidad básica de producción cooperativa José Garcerán.

Tras lamentar los daños, reconoce el apoyo brindado por las autoridades políticas y del Gobierno de la provincia y del municipio. «No nos dejaron solos. A tiempo nos enviaron los productos de la canasta básica y hoy, en ferrobús, nos trajeron harina para hacer pan y un módulo adicional que tiene chícharos, espaguetis y arroz».

Edilberto Quesada Céspedes, presidente de la zona de defensa en la que está enclavada Limoncito, permanece al corriente de todo lo que ocurre allí. «Las lluvias de los últimos días nos han puesto en apuros. Entre marzo y lo que va de junio, en la zona han caído 916 milímetros. Es cosa inesperada si se tiene en cuenta que el promedio histórico de un año es de 1 200 milímetros».

De las cinco comunidades del consejo popular, según transmite el joven presidente, Ariel Antonio Cruz Peña, la más afectada es Altagracia, debido a que el camino de acceso está totalmente enlodado y reta hasta los tractores de doble tracción.

En Santiago, la solidaridad ha sido tan intensa como la lluvia

En la jornada del domingo, el general de División Ramón Pardo Guerra recorrió el municipio de Guamá y otros territorios afectados para evaluar los daños, así como la labor de la Defensa Civil.

Al cierre de esta información, se restablecía el acceso a los montañosos consejos populares de Nuevo Mundo y La Caoba, en el municipio de San Luis, en los que, tras la destrucción de la alcantarilla del vial que conduce hacia esos destinos de la Sierra de Cristal, quedaron incomunicadas más de 8 000 personas.

En Batardó, el lugar donde las aguas subieron a niveles sin precedente, Elvis Poppe Cobas, campesino de 63 años, «al ver que los tubos eran arrastrados, y que sin ellos sería imposible la reparación de la alcantarilla, ceñí a los bueyes y me aventuré, bajo agua, a rescatarlos, lo logré, y ya están instalados». Ese fue el primer paso para que, con el concurso de todos, «a esos sanluiseros les lleguen, por vía terrestre, los recursos y el acompañamiento necesarios», expresó a Granma, Yasmín Tortoza Sánchez, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular aquí.

«En un momento determinado, con la crecida del río Guaninicum –afluente del Cauto– se interrumpió el acceso a los seis consejos populares asentados al norte del municipio –donde residen  más de 20 000 personas–, y dada la solidaridad que nos caracteriza, se evitaron pérdidas de vidas humanas, 266 personas estuvieron resguardadas en casas de vecinos y familiares», afirmó Tortoza Sánchez, a quien la exposición a la lluvia le ha provocado un catarro y fiebre intensos.

Historias como la de Elvio y Yasmín, aunque con responsabilidades diferentes, se multiplicaron en  toda la provincia. El descanso no ha existido ni para jefes ni para subordinados, tampoco para los santiagueros que acogieron en sus viviendas a alrededor de 1 200 personas cuyas moradas no son seguras, o los linieros de las empresas eléctrica y de telecomunicaciones que restablecen las interrupciones en sus respectivos servicios (más de 200 y 800 en ese orden).

Se cuantifican las afectaciones al fondo habitacional –más de 90 derrumbes totales–, a la agricultura y la red vial, al tiempo que el Grupo Temporal de Trabajo, liderado por José Ramón Monteagudo Ruiz y Beatriz Johnson Urrutia, primer secretario del Partido y gobernadora en el territorio, acude a cada rincón afectado.

En Guantánamo

Ramiro Cobas dice que después de la lluvia sus cultivos parecen otros. «Por ejemplo –detalla–, las hojas de las pocas matas de yuca que había dejado en pie la sequía recuperaron su color verde; también se ve más vigoroso el frijol caupí».

En su finca rebrotan malezas, Ramiro las arranca, siembra, resiembra cultivos «de ciclo corto». Dice que quiere plantar más frijol caupí, «porque en esta etapa es confiable», y también que levantará una pieza de frijol caballero, para comer y garantizar semillas. «En estos días no podré descansar –celebra el guajiro– y parafrasea un añejo refrán: «San Pedro que me lo dio, que el trabajo me lo bendiga».

Sembrar más comida y hacerlo ahora es la intención y el consenso en Guantánamo, entre quienes atienden la actividad agrícola. Para ello cuentan con el personal necesario, y «37 tractores organizados en cuatro pelotones», detalla Albernis Veranes Favier, delegado de la Agricultura en el territorio, mas, «la preparación de tierra aún debe esperar unos días», aclara.

Como saldo adicional –y acaso el más importante–, las precipitaciones recientes dejan cerca de 60 000 000 de metros cúbicos de agua en los embalses del territorio, que ahora acumulan 150 000 000, y sobrepasan el 43 % de su capacidad total de llenado.

El Centro Meteorológico en la provincia da cuenta de la posibilidad de lluvias en zonas altas y montañosas del norte guantanamero en las próximas horas. El cielo continúa encapotado, y las autoridades pendientes de la presa Faustino Pérez, que sobrepasa el 94 % de su capacidad.

La garantía de alimentos básicos a pobladores de las comunidades afectadas es una prioridad en medio de la contingencia. Foto: Germán Veloz Placencia