Páginas de esperanza que cuentan

El enfrentamiento a la Covid-19 muestra la perseverancia por consolidar la salud como conquista social // Foto Denia Fleitas Rosales
El enfrentamiento a la Covid-19 muestra la perseverancia por consolidar la salud como conquista social // Foto Denia Fleitas Rosales

Quien no lo haya vivido no puede ser capaz de experimentar el agradecimiento profundo a esos seres de batas blancas que en esta Cuba soberana toman como espada sus conocimientos, y las bondades del sistema asistencial universal y gratuito, y en batalla campal derrochan constancia y energías para que en otros crezca la esperanza.

Sólo los testigos de esa vigilia permanente para que retorne a cada enfermo el color y aliento de la vida, de los esfuerzos para encontrar en el lugar que sea dentro del país aquel medicamento que pueda salvar (y de ser posible fuera de él también), tenemos el regocijo de reafirmar que es la salud una de las más grandes conquistas de esta Revolución cubanísima.

Por doquier están los ejemplos, en cada rincón, incluso en la piel de habitantes de otras latitudes del mundo, persiste la huella inalterable de esos que llevan la vocación de amar al enfermo y entregan, de ser preciso, una porción de sí para salvarle.

En Cuba es una responsabilidad estatal garantizar el acceso a la salud a partir de la prestación de servicios de atención, protección y recuperación, y en el que están integrados los diferentes escenarios hospitalarios, científicos, tecnológicos, farmacéuticos, y de formación de esos recursos humanos que se llevan los principales méritos.  

Justo de esta articulación emanan indicadores sanitarios de referencia internacional, principalmente de la Atención Primaria de Salud, que garantiza la cobertura asistencial a la totalidad de los habitantes en la Isla.

Hablan de esta victoria sanitaria la existencia de una esperanza de vida superior a los 78 años, la tasa de mortalidad infantil continua, por 12 años consecutivos, con valor igual o menor a cinco fallecidos menores de un año por cada mil nacidos vivos.

Se debe a ella que Cuba mantenga en cero 14 enfermedades infecciosas y que otras nueve no constituyan problemas de salud al presentar ínfimas tasas, igualmente que estén controladas 29 enfermedades transmisibles, logros donde se destaca el cumplimiento de los indicadores que acreditan la eliminación de la transmisión del VIH y la sífilis congénita de la madre al hijo, ratificados por la Organización Mundial de la Salud, según datos del Anuario estadístico del Ministerio de Salud Pública de cierre del 2019.

Son invaluables los esmeros de la nación para que hoy se cuente con tasas de 116 médicos y 566 estomatólogos por cada 10 mil habitantes, 150 hospitales, 449 policlínicos, 132 hogares maternos, 155 hogares de ancianos, y muchos otros números que sintetizan miles de horas puestas a disposición de restaurar, de proteger lo más preciado del ser humano, la vida.

Los profesionales de las salud son el principal baluarte de la medicina cubana// Foto PL
Los profesionales de las salud son el principal baluarte de la medicina cubana// Foto PL

La solidaridad extendida desde 1963 a 164 países de todos los continentes, de la mano de unos 407 mil profesionales de las diversas especialidades compacta esa magnánima gracia a favor de los más necesitados.

Y la más reciente muestra, de esas que cuentan la perseverancia por consolidar la conquista social es el enfrentamiento a la pandemia del nuevo coronavirus, asentado en la recuperación del 89.4 por ciento de los nueve mil 267 pacientes diagnosticados con Covid-19 hasta el cierre del 10 de diciembre.

Consagración que igual se manifiesta en las horas de sacrificios y exposición al virus de los valientes en zona roja; en los éxitos de la ciencia a partir de los desvelos de nuestros científicos con expresión suprema en Soberana 01, Soberana 02, Mambisa y Abdala, los cuatro candidatos vacunales que se prueban mediante ensayo clínico para combatir la enfermedad.

Todo, en clarísima superación a restricciones y carencias que el bloqueo impone a la Mayor de las Antillas, y con incidencias directas a este sector con el fin de adulterar sus éxitos.

En torno a la medicina cubana cada minuto cuenta, cada historia de vida de esos pacientes que retornan a su hogar con vitalidad para seguir, le agigantan, tanto como las experiencias y aprendizajes de los profesionales que se crecen ante la vocación humanista por excelencia de ese ejército de paz, con poder inigualable al de cualquier otro en el mundo.

Ante sus páginas de tesón y hazañas no hay campaña difamatoria que menoscabe su esencia; la integridad de nuestros héroes de batas blancas y la profunda raíz de amor al prójimo que resalta en esta medicina revolucionaria y cubana perpetuará su gloria.