Madrid, 13 dic (Prensa Latina) La idea de partido de Estado parece hoy más desterrada que nunca en España, con una fractura política que generó ácidos intercambios en el Congreso de Diputados.
Una suerte de guerra entre la oposición, que encabeza Alberto Núñez Feijóo como presidente del conservador Partido Popular (PP), y su aliado de la ultraderecha de Vox, contra los socialistas del PSOE y toda la izquierda española.
La principal manzana de la discordia es la propuesta de una ley de amnistía que beneficiaría a los independentistas de Junts por Cataluña, organización con la cual el PSOE pactó a cambio de sus votos que allanaron el camino a la reelección de Pedro Sánchez al frente del Gobierno.
En ausencia de Sánchez, quien se encuentra en Estrasburgo rindiendo cuenta en el Parlamento Europeo por su gestión de seis meses al frente del bloque comunitario, su vicepresidenta primera, Nadia Calviño, atendió los emplazamientos de la oposición.
Flamante directora del Banco Europeo de Inversiones (BEI), cargo que asumirá en enero, Calviño debió enfrentarse a duros cuestionamientos de Cuca Gamarra, la número dos del PP en temas como la economía.
Experta de reconocido prestigio internacional y con resultados como funcionaria anteriormente en la Comisión Europea en Bruselas, Calviño intentó no entrar en un intercambio agresivo de palabras proyectado por Gamarra. Tampoco fue contemplativo Núñez Feijóo, quien espetó que son pocas las posibilidades de entendimiento con el Gobierno de Pedro Sánchez, después de que se haya conocido que los socialistas vascos van a dar la alcaldía de Pamplona a EH Bildu, considerado de corte nacionalista e independentista.
‘Si las posibilidades de entendimiento entre el Gobierno y el Partido Popular no eran muchas, desde hoy son muchas menos’, dijo el jefe del PP en un acto en Madrid.
Según Feijóo, se trata de alguno de los “acuerdos oscuros y secretos” que hizo Sánchez con Bildu para sacar adelante su investidura.
Empero, los rifirrafes en el Parlamento se intensificaron, convirtiéndose en un escenario de acusaciones mutuas entre la derecha y la izquierda, principalmente de figuras del PP, Vox, el PSOE y la coalición Sumar que lidera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
También estuvo entre los protagonistas el ministro de Justicia y de la Presidencia, Félix Bolaños, el vocero del PP, Miguel Tellado, y la diputada de origen argentino Cayetana Alvarez.
Alvarez lanzó dardos bastante filosos al Gobierno y a Bolaños, quien le replicó que los “ultras” son bienvenidos en el PP como hizo ella al irse a apoyar al recién electo presidente de Argentina, el ultranacionalista Javier Milei.
De otro lado, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, acusó al PP de ‘equivocarse de adversario’ al cuestionar la labor ‘exquisita y ejemplar’ de la Policía Nacional en las protestas en la sede del PSOE en Madrid.
Grande-Marlaska recordó que manifestarse es un derecho constitucional, el cual debe ejercerse de forma pacífica, y señaló que en las manifestaciones contra la ley de amnistía de hace varias semanas, hubo 52 heridos, 50 de ellos policías, actuando siempre bajo los principios de ‘congruencia, oportunidad y proporcionalidad’.
Detalló que a partir del día 6 de noviembre, el perfil de los concentrados más próximos al cordón policial cambió.
‘Eran jóvenes con el rostro tapado y estética ultra’, con consignas y cánticos racistas y fascistas, e insultar de forma denigrante a la Policía Nacional, además de lanzar botellas y otros objetos contra los agentes”, remarcó.