Por una ciudad más limpia

Velar por la higiene de la ciudad es una urgencia colectiva. Desde cualquier ángulo que usted mire a esos microvertederos que tenemos que esquivar, cada vez con mayor frecuencia, al transitar por diferentes áreas de Manzanillo, resultan incómodos y desagradables.

Ya no basta con que unos se esfuercen y coloquen carteles, u otros exijan. «Despertaste un día, y si a alguien se le ocurrió echar su basura ahí en la noche, ya hay un bulto enorme».

Así de complejo es el panorama de la higiene cuando por la falta de conciencia, o la urgencia de sacar de casa los desechos, crece el número de los basureros en la urbe y con ellos los riesgos de seguridad para la salud colectiva y para el ornato público.

La excesiva generación de desechos, conjugada a los problemas para la recogida de estos por los trabajadores de Comunales de forma diaria, ha creado tales sinsabores.

A lo que se suma por estos días de sequía, que algunos han sido quemados, y lejos de generar soluciones, han creado otras insatisfacciones y malestares.

Ciertamente estos microvertederos son fuente de contaminación ambiental y para la salud humana. Pero su quema incrementa los daños a los vecinos más próximos y a muchos a su alrededor.

Sin menospreciar el efecto de que se extendiera el incendio o fuego a causa del viento y la baja disponibilidad de agua; es preciso considerar que la incineración de los residuos afecta la calidad del aire que respiran los habitantes de las inmediaciones y los de áreas más lejanas, en tanto se propaga el humo. Este, a su vez, es nocivo porque propaga los compuestos tóxicos que expiden los desechos tras la combustión.

A raíz de ello, enfermedades respiratorias, cardiovasculares, alergias, se producen como consecuencia de la inhalación de metales, dioxinas, furanos, gases ácidos, partículas y dióxido de carbono que se emiten al ambiente.

Otras probables consecuencias de tal acto son la contaminación del suelo y del manto acuífero con las cenizas.

Lejos de ser una solución, la quema de residuales es un problema grave para la ciudadanía, que debe evitarse desde la toma de conciencia y la percepción del riesgo que entraña para la colectividad.

Lo ideal sería no generar ni encontrar los basureros por cada esquina. Propongámonos vivir en una ciudad más limpia.

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