En el primer debate entre los diez aspirantes a convertirse en el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, arremetieron contra la economía norteamericana y contra un gobierno republicano que consideran que solo mira a los ricos, en el inicio de la campaña para las elecciones presidenciales de 2020.
Los demócratas recurrieron a la desigualdad como tema central de su lucha para impedir un segundo mandato de Donald Trump, durante el debate celebrado en el Centro para las Artes Escénicas Adrienne Arsht de Miami, Florida.
La atención médica y la inmigración, por encima de cualquier otro tema, dominaron el debate. La senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, una de las principales aspirantes, destacó sobre los demás al pedir, a veces en solitario, un “cambio fundamental” en la economía y el gobierno para abordar la creciente brecha entre los ricos y la clase media.
Otros 10 candidatos, incluyendo el por ahora favorito Joe Biden, y al conocido senador Bernie Sanders, debatirán este jueves.
El presidente Trump no fue un gran protagonista de la noche del miércoles. El gobernador de Washington, Jay Inslee, fue uno de los pocos que atacó con dureza al mandatario al afirmar que “la mayor amenaza a la seguridad de Estados Unidos es Donald Trump”.
En lugar de Trump, los demócratas se centraron en el asunto que le dio al partido la mayoría en la Cámara de Representantes el año pasado: la atención médica. Todos respaldaron el concepto de sanidad universal, aunque discreparon en la forma de alcanzar ese objetivo.
Las diferencias podrían volver a repetirse el jueves, cuando Bernie Sanders suba al estrado. El senador por Vermont propuso el sistema “Medicare for All”, sin seguros privados, mientras que el exvicepresidente Biden no ha llegado tan lejos.
La inmigración también ocupó parte del debate. Los aspirantes mencionaron la devastadora fotografía de un migrante salvadoreño y su hija ahogados en el Río Grande, y culparon a Trump y a sus políticas hacia quienes ingresan al país de forma ilegal.
Los demócratas libraron un debate en su mayoría civilizado con pocas muestras de la dura confrontación que ha dominado la política en la era Trump.
La cuestión del cambio climático también generó discusiones en el primer debate de los candidatos presidenciales demócratas, algunos de los cuales calificaron a ese fenómeno la principal amenaza que enfrenta hoy Estados Unidos.
Al finalizar anoche la jornada inicial del evento de dos días, los moderadores preguntaron a los 10 aspirantes a la Casa Blanca cuál consideran que es el mayor peligro para el país.
Nuestra amenaza existencial es el cambio climático. Tenemos que enfrentarlo antes de que sea demasiado tarde, respondió el exrepresentante Beto O’Rourke, en tanto ese fenómeno también fue mencionado por la senadora Elizabeth Warren.
El miembro de la Cámara Alta Cory Booker y el exsecretario de Vivienda Julián Castro también mencionaron al cambio climático como una gran amenaza, junto con la proliferación nuclear y China, respectivamente. O’Rourke y Castro, así como el representante Tim Ryan, el excongresista John Delaney y el gobernador de Washington, Jay Inslee, coincidieron en otro momento de la discusión en que ese fenómeno está ocurriendo y debe ser enfrentado.