Manzanillo. Junio 30.- Porque como «todo tiempo es corto para hacer», al decir del líder juvenil Julio Antonio Mella, la juventud manzanillera ha escrito durante este tiempo de enfrentamiento a la COVID-19 hermosas páginas de amor, solidaridad, sacrificio y entrega desde diversos ámbitos de la vida socioeconómica del territorio.
Uno de estos muchachos es Guido Leonardo López Palacio, médico residente en Medicina General Integral del policlínico número uno Francisca Rivero Arocha. A Guido le hemos visto en casi todas las tareas más importantes convocadas por las autoridades políticas, gubernamentales y juveniles del territorio, y en estos tiempos de pandemia estuvo por 15 días brindando atenciones en la zona roja a contactos de pacientes en el municipio.
«Comenzamos la tarea el 17 de abril hasta el Primero de Mayo en el Centro de aislamiento de Manzanillo creado en la escuela formadora de maestros primarios Celia Sánchez Manduley. Allí estuve directamente en la zona roja atendiendo a contactos de pacientes sospechosos a la COVID-19 y que eran destinados a la Villa Cautillo, centro de aislamiento de la provincia. Trabajé junto a enfermeros y colegas del policlínico mediante un sistema rotatorio organizado por la dirección municipal de salud pública con el objetivo de darle atención a estas personas».
«Tuvimos los cuidados necesarios con todos los medios de protección como el uso correcto de los guantes, nasobucos y los trajes verdes que nos permitían la seguridad y el cuidado de nuestra salud. El día primero de Mayo salimos con el deber cumplido a la llegada de nuestro relevo conformado por profesionales del policlínico número cuatro Luis Enrique de la Paz».
Como toda tarea nueva Guido no dejó de sentir los altos niveles de adrenalina que provocan el miedo al enfrentar una situación nueva y sobre todo una dolencia desconocida como esta. «Al principio siempre hay temor porque es una enfermedad altamente contagiosa y mortal. El miedo también devino a los inicios por nuestros familiares en cada una de nuestras casas, las preocupaciones siempre fueron estas, pero se implementaron las medidas necesarias las cuales cumplimos con todo lo establecido para asumir la tarea» y confirma con éxitos.
«En ese tiempo lo que más pude observar, y me llenó de orgullo, es el ver cómo los jóvenes respondieron al llamado, se sumaron muchos a esta misión del policlínico, y todos la cumplimos con responsabilidad y amor». «Vimos los rostros de preocupación de los pacientes que estaban allí, a pesar de que los resultados que se recibieron de los PCR en tiempo real todos fueron negativos, pero siempre existió la inquietud de ellos y sus familiares que llamaban constantemente al cuerpo de guardia para conocer la evolución de los suyos».
«Igual recibíamos las llamadas permanentes de nuestros familiares que se encontraban preocupados en nuestras casas, los que nos transmitían aliento y consejos para nuestra protección, pero todo felizmente salió muy bien».
«Entre los pacientes y nosotros se cultivaron los mayores agradecimientos y siempre a las nueve de la noche nos aplaudían, nos dedicaban esas palmadas que iban también por los servicios y la atención que se prestaban, que no sólo era responsabilidad de nosotros sino de todo el equipo de aseguramiento que laboraron en este centro de aislamiento, los colegas de higiene y epidemiología, los jefes de estos centros, los compañeros de sevicios que tuvieron una mayor participación directa con ellos, los que contribuyeron a que se cumplieran los días establecidos allí y que no existieran contactos, ni se violararan las medidas de bioseguridad», comentó el galeno.
-¿Cuánto marcó a Guido esa nueva misión?
– Para mí fue un gran aporte en el orden profesional por la responsabilidad y el privilegio de estar directamente en el enfrentamiento y de responder al llamado que nos hizo la Revolución y el partido de estar en ese escenario, y mostrar como joven la oportunidad de contribuir con ese esfuerzo a que los indicadores de salud se mantuvieran sin existir contagios por esta enfermedad en el municipio.
Guido fue el único muchacho de Manzanillo seleccionado como delegado directo a las sesiones finales del XI Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), que se celebrarían este año en la capital cubana en el mes de abril, y que fue suspendido por la situación epidemiológica que presenta el país. Precisamente fue en el cuarto mes del año que este novato médico asumió la responsabilidad de brindar las atenciones en el centro de aislamiento manzanillero.
«Este fue mi congreso. Para mí fue igual un privilegio y un orgullo, independientemente que no se haya realizado el encuentro final en La Habana, pero considero que el mejor cónclave lo realizamos en el enfrentamiento que hemos estado desarrollando ante la nueva tarea del combate a la COVID-19. Realizarlo lo mejor posible fue la mayor satisfacción y el evento que pudimos estar celebrando cada uno de los jóvenes», manifestó.
Esta misión se suma a la cooperación internacionalista que cumplió entre los años 2015 al 2018 en la hermana República Bolivariana de Venezuela, y al decir de él mismo, participaría en otra si fuese necesario. «Claro que sí, primero ahora mi meta es formarme como especialista en MGI, y luego, al llamado de la Revolución estaré donde haga falta».