Putin y las llaves de la puerta levantina

Por Antonio Rondón García Corresponsal jefe/Moscú

Moscú, 2 dic (PL) El presidente Vladimir Putin parece recoger los frutos del apoyo al antiterrorismo en Siria, con una llave en sus manos para la solución a ese diferendo, mientras involucra en ello a potencias regionales como Turquía e Irán.

 

Con la máxima de sumar a la solución del conflicto sirio a quien esté de acuerdo para aunar esfuerzos, con independencia de diversas interpretaciones de cómo hacerlo, Rusia parece haber llegado para quedarse en el Levante.

Moscú muestra una carta de presentación, ante todo, legítima, pues fue llamada para combatir a formaciones terroristas, en lugar de autoproclamarse luchador contra el extremismo, como lo hizo Estados Unidos, aunque ahora pocos creen en ese argumento.

La reunión de Putin con el presidente sirio, Bashar Al Assad, en Sochi fue como una marca en el inicio de otra etapa del diferendo en el país mesoriental, donde la posibilidad de un periodo pos-conflicto aparece cada vez con más claridad.

Un buen comienzo sería el Congreso de Diálogo Nacional, al cual convoca Al Assad en Sochi, una ciudad convertida en las últimas semanas en centro de intercambio destinado a decidir mucho de lo pendiente en el tema sirio, incluido el fin inmediato de los combates.

Putin departió allí dos veces con su similar turco, RecepTayyipErdogan, quien encuentra cada vez más diferencias con Estados Unidos, tanto por sus nuevas relaciones con Moscú, que incluyen la compra de armamentos y la construcción de un gasoducto, como por el tema sirio.

Erdogan parece decidido a dar un vuelco en su estrategia de contención del tema kurdo para, en lugar de emplear a grupos armados con el fin de derrocar a Al Assad, involucrarse directamente en la solución del conflicto y garantizar la integridad territorial siria.

Rusia, con la cooperación de Turquía e Irán, garantiza una lucha lo más eficaz posible contra un enemigo común: el terrorismo, que mostró con sus acciones en Europa como puede salirse del control de sus propios patrocinadores.

El encuentro de Putin y Al Assad dibuja una intención de Moscú de defender la legitimidad del mandatario sirio y el papel que debe jugar en un futuro proceso político en la nación levantina, opinan expertos.

Un rápido inicio de un proceso negociador, que partiría de Sochi, con plena ausencia de Estados Unidos, a la larga podría dejar a Washington con una carencia de argumentos creíbles para mantener a sus tropas en Siria.

En ese sentido, los analistas recuerdan las denuncias hechas por el Estado Mayor ruso sobre las maniobras de Washington para colaborar con grupos extremistas e incluso protegerlos de los golpes de la aviación de combate de este país, en lugar de atacarlos como anuncia.

Rusia parece contar, si no es con el apoyo, al menos con la abstención de otra potencia regional como Arabia Saudita que poco a poco se abre a un nexo con una Moscú con la que comparte la cima petrolera mundial y puede desarrollar negocios multimillonarios.

La abstención saudita más bien estaría relacionada con su posición respecto a los grupos armados opuestos al gobierno de Al Assad en esta etapa, a todas luces, final de la confrontación siria.

Una señal en ese sentido podría ser el consenso logrado entre las fuerzas de la oposición siria que en una reciente reunión en Riad finalmente conciliaron posiciones, incluida la presentación de una lista de participantes en las conversaciones sobre Siria en Ginebra.

Moscú contará con la presencia del enviado de la ONU para el citado país levantino, Steffan de Mistura, para debatir sobre un proceso en Ginebra que quedó retrasado respecto a las siete rondas de diálogo intersirio realizadas desde enero último en Astaná.

La llave para abrir puertas en el complicado baúl levantino a todas luces está en manos de Rusia, algo que se resisten a reconocer en Estados Unidos y capitales de Europa. (Tomado de Semanario Orbe)

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