¿Qué estamos haciendo?

Cuando salimos a las calles podemos ver cómo ya las personas parecen no temer a lo advertido por los especialistas epidemiológicos; el nuevo coronavirus es real, aún nos acecha y sigue pisándonos los talones, está latente y a la expectativa de cómo nos comportamos.


Hoy caminaba por las arterias principales de esta ciudad y pude ver cómo los transeúntes ya no cuidan su vida, sí, porque cuando nos bajamos el nasobuco en lugares públicos, no tomamos distanciamiento físico, no nos higienizamos constantemente las manos; estamos descuidando un bien que con solo uno de estos descuidos, la Covid-19 nos lo puede quitar.


Es usual ver como nuestros pequeños juegan en las calles sin medidas de protección, los adolescentes y jóvenes se sientan en el malecón, el parque u otros lugares públicos y al compartir un trago, lo hace a pico de botella o sencillamente se olvidan que el nasobuco es parte ya de nuestra vestimenta y un medio importante en la contención de los contagios de esta peligrosa pandemia.


Las personas de la tercera edad, por citar un grupo etario y uno de los más vulnerables, utilizan las mascarillas solo para tapar su boca y dejan su nariz fuera, como si este virus se comiera; parece de chiste pero es real, el coronavirus no avisa dónde está y cuándo va a llegar.


Si bien es cierto que nuestros científicos han dejado la piel en tantas noches de desvelos, por lograr una vacuna efectiva y con una alta eficacia, que nuestro país haya invertido mucho en una campaña de vacunación en tiempo récord, también es cierto que estos inmunógenos, no nos eximen de padecer la enfermedad y de transmitirlas, solo disminuye las posibilidades de estadios graves de esta novedosa patología.


Ahora vuelvo a preguntar, ¿Qué estamos haciendo para proteger nuestra familia? ¿Cómo pensamos terminar con esta pandemia si solo ayudamos a propagarla? Pensemos y como dice Taladrid… saque usted sus propias conclusiones

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