Manzanillo. Enero 19.- En la misma calle central de esta costera ciudad, específicamente en Martí esquina a Saco, se encuentra uno de los sitios gastronómicos de este territorio que por estos días recibe una reparación capital, para lograr una mejor imagen y brindar un servicio más eficiente a la población.
La cafetería Las Ruinas, centro que durante un tiempo se especializó en la venta de los demandados panes con salchichas o perros calientes, además de otras ofertas, comestibles y bebidas, cambia poco a poco su estructura para contar ahora con nuevos espacios más acogedores para cuando reinicien sus servicios.
Las labores de restauración del sitio las emprenden profesionales de las artes plásticas en unión a otros cuentapropistas contratados por la Empresa de Servicios al Arte de la provincia de Holguín y constructores del municipio, quienes dedican varias horas, incluyendo nocturnas, para el avance del proceso constructivo.
Víctor Manuel Mendoza Santana, joven creador manzanillero quien integra el grupo de los que engalanan el sitio refirió que “en estos momentos estamos trabajando aquí alrededor de cinco artistas quienes ambientamos en la actualidad este local. Con nuestro trabajo intentamos la semejanza de la construcción con el nombre del centro, con la arcilla simulamos las columnas en ruinas, siempre respetando el proyecto. Todo esto lo realizamos manualmente, los tallados, los moldeados de las piedras en las paredes”.
El decorado de este sitio se piensa incrementar con 25 jarrones de cerámica en las que se sembrarán plantas naturales, y con murales para darle más belleza al sitio.
Otro joven, el arquitecto Ronaldo Guerra Pascual, es el responsable de la parte civil de la obra y plantea que “aquí comenzamos a trabajar desde el 15 de junio del año pasado. Esta es una construcción antigua que estaba abandonada, tenía mucho hacinamiento por los trabajadores de la gastronomía, contaba con asolamiento y no había condiciones de trabajo para brindar sus servicios.”
“En nuestra restauración mantuvimos la misma arquitectura colonial, dejamos las dos paredes de la fachada que son las únicas que muestran esa época, porque en el interior no existían nada de esa arquitectura. Con la oficina del patrimonio y sitios históricos del municipio se trabajó para respetar la construcción colonial como los vanos y la herrería”, señaló el jefe del proceso constructivo aquí.
“Para que no haya un divorcio entre lo que existía y de lo nuevo que se está realizando, se mantuvieron los códigos arquitectónicos de la colonia, como conservar un patio interior, los pasillos y los accesos. Todo esto se vinculó al funcionamiento de la gastronomía en el sitio, es decir organizamos el local para que haya un flujo eficiente de los trabajadores y los clientes”.
La unidad contará con un área de fregado, otra de elaboración, una de venta que tendrá una barra mostrador para facilitar el expendio de los alimentos, mesas, taburetes, una oficina y un almacén, dos baños, uno para los trabajadores y otro para los clientes. Aquí se pronostica la venta de fiambrerías y otros productos de interés de la población.
“Ya estamos en la fase de terminación, los artistas engalanan el lugar llevando al local la máxima expresión de ruinas en su imagen, no porque esté destruida, sino a través de la ambientación”, dijo el arquitecto.
“Ya las diez mesas, los taburetes están listos para ser ubicados aquí, todo el mobiliario diseñado que mostrará la tradición colonial de nuestro país que tendrá relación con la arquitectura. Ya dentro de pocas horas entregamos el centro aunque aún no se tiene prevista la fecha de reapertura del lugar”, destacó Guerra Pascual.
Sin lugar a dudas este será otro lugar que los manzanilleros agradecerán para la compra de alimentos, y además le dará otra visión a la calle principal de la urbe que se transforma para el bienestar de todos.
Que todo sea por la eutanasia colonial.