Reyes de la selva en Manzanillo (+Fotos, Infografía y video)

El león es atractivo para los más pequeños que visitan el Parque Zoológico de Manzanillo // Foto: Denia Fleitas Rosales
El león es atractivo para los más pequeños que visitan el Parque Zoológico de Manzanillo // Foto: Denia Fleitas Rosales

Basta una mirada con sus ojos imponentes y un rugido para atemorizar a todos a su alrededor. Pero justo ese poder del segundo felino más grande, es el que atrae hasta su recinto a quienes visitan el Parque Zoológico de Manzanillo.

“Me dio miedo, pero me gustó ver al Rey de la Selva así, como uno lo ve en la televisión cuando caza; es impresionante”, dice Natacha Lucía Palacios Corrales, una niña holguinera que disfrutó el atractivo del espacio donde, aunque en cautiverio y para exhibición, se preservan varias especies del reino animal incluido el majestuoso mamífero, cuya melena es señal de la adultez.

La manera más fácil de distinguir entre leones machos y hembras es su melena. La leona tiene un pelaje corto, mientras que el león se caracteriza por tener una gran melena que se extiende en la zona de la cabeza y el cuello. // Foto: Denia Fleitas Rosales

“Venir a ver al león es maravilloso, ellos llaman la atención, es un animal grandioso, y en Holguín no tenemos; así que traer a mi hija y sobrinos a Manzanillo que tanto nos gusta, y en especial, a verlos, ha sido una experiencia de la que han quedado impresionados”, señala Daylín Corrales, sin detener la grabación de la fiera saboreando el muslo de equino con que le alimentaron.

Todos corren a su encuentro, los más pequeños y sus padres. Su exótico porte y la fama que tienen como depredadores 100 por ciento carnívoros forman parte del atractivo, a sabiendas de que su hábitat entre rejas y fuertes candados, garantiza la seguridad de todos.

Daylín Corrales y su hija Natacha Lucía disfrutaron de los leones, desde Holguín visitan a los reyes de la selva del zoológico manzanillero // Foto: Denia Fleitas Rosales
Karen cumplió los cuatro años de vida en mayo de 2023, y su estatura supera a su padre // Foto: Denia Fleitas Rosales

Gerardo y Karen conquistan con su personalidad, el porte de sus cuerpos y la consabida fiereza. Aunque son padre e hijo, los leones de ocho años y medio y cuatro años de edad, respectivamente, permanecen separados, porque Karencito, que de ito solo tiene la manera de nombrarle quienes le vieron nacer aquí, busca imponerse para hacer galas de su raza. Y de seguro nadie se atrevería a mediar en una disputa de territorio entre ambos, por más que… ¡son cosas de familia!

Ellos representan la vieja y nueva generación de estas bestias en el zoológico manzanillero, y se guarda el recuerdo del nacimiento de Karen por una cesárea de campo ante la imposibilidad de un parto natural, y que en mayo de 2019 fue noticia; aunque días después se conociera de la pérdida de su hermana y de la madre.

El haberle criado entre el parque y un hogar de humanos, y el papel de madre sustituta que asumió entonces Caridad Jorge Riera, directora de la Unidad Empresarial de Base Complejo Parque zoológico, puede incidir en que sea considerado  como parte de la familia o en el paternalismo que hace privilegiarles entre los carnívoros del lugar.

Caridad Jorge Riera, directora de la Unidad Empresarial de Base Complejo Parque zoológico Manzanillo // Foto: Denia Fleitas Rosales

Pero lo cierto es que “nos ocupamos de propiciarles un manejo adecuado para compensar con cuidados y atenciones el hecho de que estén en cautiverio. Nosotros somos responsables de ellos, que no pidieron vivir así, por tanto estamos en el deber de proporcionarles una mejor vida”

“Aunque somos tan paternalistas que siempre les protegemos respecto al resto y tratamos que la mejor tajada sea para ellos, atendiendo a que consumen diario 10 kilogramos de carne equina: de muslo, costillas, para lo que vamos hasta Pilón, San Pablo de Yao, El Cristo, y diariamente se les garantiza”.

En la nevera de conservación se almacena el alimento para los animales // Foto: Denia Fleitas Rosales
Con celo Karen cuida de su alimento // Foto: Denia Fleitas Rosales

Hablar de los cuidados para este par despojada de ternura maternal es casi imposible para Caridad. Los recuerdos de las horas nocturnas para alimentar al cachorro cada dos horas y media con una botella de maicena y el cambio de paños orinados, la llenan de sensibilidad y apego, tanto que aún podría acercarse y acariciar la oreja del animal como hacía para dormirle en su niñez, “aunque no lo hago por norma de seguridad y salud”.

Pertenecientes a la especie africana, que procede del África subsahariana, estos ejemplares pueden llegar a alcanzar los 250 kilogramos de peso y medir hasta tres metros. Pero quienes se ocupan de su atención en el zoológico de la ciudad del Golfo, aunque atentos a tales características, no pierden de vista que “darles un manejo acorde a sus necesidades resulta esencial para la protección de este animal que se encuentra en peligro de extinción”, en tanto la caza furtiva y la destrucción de su hábitat natural ha provocado la reducción de su población a casi la mitad, según datos internacionales.

“Por ello se cumplen las rotaciones dentro de los recintos, para contrarrestar el estrés del encierro, se cumplen los ciclos de alimentación y de agua; aunque hemos atravesado situaciones difíciles con los proveedores siempre se buscan opciones para cumplir la dieta de siete a 10 kilogramos de carne”.

El pesaje de los alimentos es imprescindible para cumplir con el gramaje que corresponde a la dieta // Foto: Denia Fleitas Rosales

“Se les suministran en dependencia de la disponibilidad: carne, huesos, vísceras, pescado, pollo, desperdicios del cárnico – asegura Raúl Norberto Fonseca Sam, biólogo de la UEB, que le aportan nutrientes necesarios para su proceso vital; y siempre velando por la calidad para que no se contaminen ni adquieran parasitosis”.

En este sentido, disponen también del foso,  un simulacro al medio natural donde caminan, gastan energías, interactúan con el medio, en semejanza a las llanuras y sabanas donde ellos imperan.

En el foso, los leones permanecen como si estuvieran en el hábitat natural // Foto: Denia Fleitas Rosales

Aseguran los trabajadores del lugar que sus rugidos mayoritariamente son para marcar su poderío y territorio; es este su modo de comunicarse y buscar otros de la especie a su alrededor, y como señal de advertencia; rugido que al ser el más potente del que emiten todos los felinos se puede escuchar hasta a una distancia de 10 kilómetros.

De haberlo emitido mientras se tomaban las imágenes, quizás ni hubiera reportaje, porque cualquier valentía se pone a prueba frente a ellos. Aunque plausible es la de hombres como los alimentadores y cuidadores, que a diario se enfrentar al reto de estar al alcance un zarpazo.

Son ellos quienes se encargan de depositar en las jaulas el alimento, de limpiarlas con sustancias desinfectantes para evitarles zoonosis a estos depredadores agresivos en los que no se puede confiar porque responden a su instinto de cazadores.

El técnico veterinario Marco Rafael Gómez Fonseca cuida de los felinos // Foto: Denia Fleitas Rosales

“Es arriesgado el trabajo con los leones, pero para quienes ya llevamos tiempo es normal porque uno se acostumbra. Ya no me da miedo, pero se hace con mucho cuidado porque uno no se puede confiar. Si cumplimos las normas de seguridad nada debe suceder”, comenta el técnico veterinario Marco Rafael Gómez Fonseca, con cuatro años de trabajo en el parque.

Los leones imponen respeto, y las informaciones técnicas sobre su manejo y tratamiento se divulgan entre el colectivo y a los visitantes a través de las actividades que se efectúan en la institución, para que muchos más sean quienes conozcan de la importancia que tienen los leones desde el punto de vista ecológico, en la naturaleza, para su conservación.

El exótico mamífero capta la atención de las cámaras mientras devora el muslo de equino // Foto: Denia Fleitas Rosales

Uno a uno llegan los espectadores, y los leones continúan ruñendo, dispuestos a dejar huesos blancos. Me acerco para intentar una mejor imagen y con el gruñido, de felino dispuesto a defender la presa, dice ¡peligro! Se escuchan detrás las palabras de asombro de los niños.

“Wao”, dice la pequeña Lianne Beatriz López, “son increíbles”. Y sí, lo son, criaturas feroces al cuidado del hombre, en porfía por la existencia.

Los leones africanos del África subsahariana pueden llegar a alcanzar los 250 kilos de peso y medir hasta 3 metros // Foto: Denia Fleitas Rosales

Infografía: Marlene Herrera

Desde el canal YouTube Reportaje Los leones: reyes del parque Masó