Asimismo, asegura que ese comportamiento afecta las relaciones bilaterales, pero también los intereses de la comunidad internacional.
Por tal motivo, indica que el 18 de mayo fue entregado un informe al secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, para que incluya ese asunto en la agenda de dicho organismo.
En marzo de este año, varios países, con Reino Unido a la cabeza, reforzaron el cerco mediático y político a Moscú, después de acusarle, sin presentar prueba alguna, de atentar contra la vida del exagente ruso Serguei Skripal, en la ciudad británica de Salisbury.
Cerca de una veintena de Estados declaró personas no gratas a funcionarios rusos y desde la Casa Blanca se dispuso la salida de territorio norteamericano de 48 miembros de la misión diplomática y otros 12 de la representación de Moscú en Naciones Unidas.
Además, bajo el argumento de que se encuentra demasiado cerca de una base de submarinos militares, Washington anunció el cierre del consulado ruso en Seattle.
En respuesta, el Kremlin anunció el cierre del consulado de Estados Unidos en San Petersburgo y la expulsión de 60 diplomáticos norteamericanos y de otros países que adoptaron esa misma medida.
El gobierno ruso también condenó las inspecciones no autorizadas en sus edificios y recordó que esta nación no atenta contra la inmunidad de las misiones estadounidenses.
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