Se confirma la «mentira histórica» de Ayotzinapa: ¿quiénes eran los tres estudiantes cuyos cuerpos ya fueron encontrados?

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lamentó este jueves que tres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa hayan sido encontrados sin vida y prometió avanzar lo más rápidamente posible en la investigación para dar respuestas a los familiares.

López Obrador explicó que en el caso están trabajando de manera conjunta tanto la Fiscalía especial como los poderes Ejecutivo y Judicial, con asesoría de expertos internacionales, porque se considera un asunto de Estado.

«Se tienen resultados, desde luego quisiéramos avanzar más para que no corra el tiempo, queremos saber sobre el lugar en donde están los jóvenes, queremos encontrarlos», dijo en conferencia de prensa.

El mandatario agregó que «ya se tienen pruebas científicas de la ubicación de tres de ellos, lamentablemente sin vida, pero la investigación continúa». «Vamos a conocer todo lo que sucedió y se va a hacer justicia, ese es el compromiso que tenemos. Nada lo va a impedir», afirmó.

El caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014, y que es una de las historias más estremecedoras de desaparición forzada en México, dio un vuelco esta semana con la identificación de los restos de uno de los jóvenes, Jhosivani Guerrero de la Cruz.

Con él, ya son tres los estudiantes encontrados. En diciembre de 2014, tres meses después de la masacre, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó la identidad de Alexander Mora Venancio, y en julio del año pasado, el titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el Caso de Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo, anunció la identificación de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre.

Falsas versiones

En los tres casos, la confirmación fue posible gracias al trabajo del Instituto de Genética de la Universidad de Innsbruck, en Austria, a donde fueron trasladados los restos humanos.

La identificación de Guerrero de la Cruz anunciada el martes desató una confusión porque en 2015 la entonces procuradora General de la República, Areli Gómez, informó que ya había sido encontrado.

El problema es que las autoridades de ese momento dijeron que los restos estaban en el Río San Juan (estado de Guerrero), lo que confirmaba «la verdad histórica» que quería imponer el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto.

Esa versión oficial, que hoy es conocida como «la mentira histórica», aseguraba que policías municipales habían secuestrado y entregado a los estudiantes a miembros del Cártel Guerreros Unidos, que los terminaron matando y quemando en el basurero de Cocula y luego los tiraron en el Río San Juan, lo que fue desmentido por el Equipo Argentino de Antropología Forense y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Pruebas

La manipulación del caso quedó demostrada con la identificación de Rodríguez Telumbre y de Guerrero de la Cruz, cuyos restos fueron encontrados en un sitio conocido como la barranca de la Carnicería, a 800 metros de donde el gobierno de Peña Nieto insistía en que habían sido tirados.

Además, la vértebra lumbar de Guerrero de la Cruz no presenta alteración térmica por alta exposición al fuego. Es decir, no fue quemado como quisieron hacer creer las autoridades.

El esclarecimiento de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa fue un compromiso de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lo mantiene como uno de los casos de derechos humanos prioritarios de su gestión.

Concentración en Ciudad de México en recuerdo de los estudiantes desaparecidos, 26 de noviembre de 2020Edgard Garrido / Reuters

En estos casi siete años han sido detenidos más de 100 testigos pero todavía no se ha podido saber con precisión qué ocurrió en la madrugada del 26 al 27 de septiembre de 2014, cuando los jóvenes fueron desaparecidos mientras intentaban tomar autobuses para viajar a una manifestación en la Ciudad de México.

La principal tesis involucra complicidades de autoridades y policías estatales, municipales, militares y miembros del Cártel Guerreros Unidos. Pero los familiares siguen esperando respuestas.

Anhelos

Un colectivo de periodistas mexicanos publicó ‘La travesía de las tortugas’, un libro que detalla las biografías de los 43 estudiantes de Ayotzinapa para evitar que se conviertan apenas en un número. Ahí, rescataron la vida de esos jóvenes de escasos recursos que estudiaban para ser maestros en zonas rurales.

Uno de ellos era Alexander Mora Venancio, el primer joven identificado. Tenía 19 años cuando lo desaparecieron. El periodista Silber Meza cuenta que jugaba en el equipo de futbol Juventus Pericón y que con sus compañeros disfrutaba de fiestas, trotaban en dúos y tríos, charlaban de sus ilusiones y de sus angustias.

«Según dicen familiares y amigos, Alexander desea ser maestro por una vocación de ayuda, pero su más grande ilusión, desde siempre, ha sido el futbol. Anhela jugar con los Pumas de la UNAM», reseña.

De Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, la periodista Patricia Sotelo escribe que era el único hijo varón de Clemente Rodríguez y Luz María Telumbre y que tenía tres hermanas que añoran su regreso. También tenía 19 años cuando desapareció.

«Alto, moreno y ojos negros, Christian sueña con estudiar para forjarse un futuro y ayudar a su familia. Pero lo que más le entusiasma es la danza folclórica que practica desde que era niño. En el salón de la Casa de Cultura de Tixtla donde ensayaba se extraña el golpe del tacón de los botines blancos de Christian sobre el piso de madera», dice.

Rodríguez Telumbre bailaba en el grupo de danza folclórica Xochiquetzal y sus compañeros de baile lo recuerdan cuando llegaba a los ensayos comiendo un elote y con su mochila beige de asa larga cruzada al pecho.

«Ahí cargaba sus botines de baile. Le decían Clark, apodo ganado por sus anteojos negros de pasta gruesa, similares a los del periodista que se convertía en Superman, Clark Kent», señala la periodista al describir al adolescente que era conocido por ser un alumno serio y cumplido.

Sueños

Para la periodista Karla Portugal, hablar de Jhosivani Guerrero de la Cruz, el tercer joven identificado, es hablar de un guerrero.

«Veinte años de amor a su familia, de estudiar con los recursos posibles, de mantenerse firme en su decisión de no seguir el sueño americano por el que se fueron su padre y sus hermanos; un sueño por el que murió uno de ellos y por el que su papá no estuvo con él durante nueve años de su vida», recuerda en ‘La travesía de las tortugas’.

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Agrega que el joven soñaba con ser veterinario y que, cuando comenzó a colaborar en la Casa del Activista, dejó de pensar sólo en sí mismo y de comprar tenis caros para crear conciencia social con miras a lograr una sociedad justa.

«Hablar de Jhosivani es hablar de un joven arriesgado, hábil, que ama cazar venados y conejos, que a pesar de vivir en una comunidad de 400 habitantes sin agua, sin Internet, sin servicios básicos eligió ser la posibilidad para su gente y hacer viajes para acarrear agua justo en los meses más calurosos, de ganar dinero para mantener sus estudios», reseña.

Hoy, los padres y las madres de estos tres jóvenes pueden transitar su duelo. Ya saben dónde están sus hijos, ya los pueden enterrar, pero todavía quedan a la espera otras 40 familias. Juntos, seguirán marchando para saber la verdad y, sobre todo, para que haya justicia.

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