La noticia del fallecimiento de Ernesto Reinoso Piñera, quien se desempeñaba como Comisionado Nacional de Béisbol me dejó atónito.
Para él no había domingos, días feriados, tampoco lo pensó para irse para la «burbuja» de los play off y estar cerca de tres meses al pie del cañón. Reinoso vivió con los atletas en el Hotel Camagüey, hizo cola para entrar al restaurante, conversó lo mismo con un carga bates, que reconoció a la dirección de la instalación por las atenciones, recuerdo que me dijo, «que bueno que coincidí con los equipos para ver cómo es la vida de los atletas en los hoteles.
Así era Reinoso, sencillo, honesto, amigo, revolucionario y una persona muy humana. Estaba pendiente del más mínimo de los detalles.
Por qué la vida es tan cruel y saca del camino a las personas buenas.
En poco más de un año como Comisionado marcó la diferencia, siempre me decía «guille tenemos que desterrarnos de las cosas insignificantes, las cosas que no aportan y ver qué podemos hacer para mejorar nuestro béisbol.
Créeme amigo, usted organizó nuestra Serie Nacional y aunque siempre dijiste “de nada vale tener un buen campeonato, si cuando vayamos al evento internacional, no se traduce en un buen resultado”.
Creo que en honor a tí, el béisbol cubano tiene que clasificar a Tokio, en el inicio de los entrenamientos en Matanzas les dijo a los atletas «cómo le explicamos a los aficionados cuando se sienten a ver los Juegos Olímpicos y no estemos representado por nuestro deporte nacional”.
Se nos fue Reinoso, con apenas 56 años de vida, un hombre que en poco tiempo hizo mucho por la pelota en Cuba.
Descansa en paz.