Profundo y apasionado, Silvio Rodríguez, trovador símbolo de la Cuba revolucionaria que ha inspirado a tantas generaciones de luchadores progresistas y de izquierda en el mundo, ha enviado nuevamente un mensaje a favor de lo justo, esta vez por medio de una entrevista concedida al diario mexicano La Jornada.
De música y de política habló el artista, quien centró buena parte de sus respuestas en una causa que defiende: la campaña para que se le otorgue el Premio Nobel de la Paz al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, en honor a ese joven de Brooklyn que peleó por nuestra independencia.
Son «un ejemplo, un símbolo de la solidaridad universal, siendo incluso un desafío a nuestras propias posibilidades. Con esa vocación de servicio han abierto frentes de solidaridad en muchas situaciones críticas y países del mundo», ha dicho el cantautor sobre estas brigadas que «cuando se cumplieron 15 años de su fundación ya habían atendido a más de cuatro millones de personas en países de Asia, África y América Latina, y habían salvado más de 93 000 vidas», señaló.
Silvio se remontó durante el diálogo virtual sostenido con el periodista a sus tiempos de infancia, cuando Cuba no era así, y aunque había médicos con conciencia y algunos hospitales públicos, «ni remotamente podían ofrecer la variedad y complejidad de tratamientos a todos los cubanos, sin distinción, y menos completamente gratis, como se hace ahora.
«A partir del triunfo revolucionario de 1959, oleadas de jóvenes que antes no tenían acceso a la universidad empezaron a formarse como médicos. Mejorar radicalmente el sistema de Salud y fundar la investigación científica fueron proyectos que Fidel Castro impulsó personalmente», comentó.
En un aparte, Silvio apuntó: «Hoy día, el sistema de Salud de Cuba continúa activo, pero con gran esfuerzo, por las carencias que nos impone el bloqueo del Gobierno de los Estados Unidos».
Ante la pregunta de qué sería Cuba si no existiera el bloqueo, el cantautor respondió que están quienes aseguran que todos nuestros males son culpa del bloqueo y los que piensan que todo es culpa del Gobierno.
En su opinión, el bloqueo influye enormemente en los problemas; y piensa que si los enemigos de la Revolución creyeran que nuestras desgracias son solo culpa nuestra, ya hubieran eliminado esa política para que nos destruyéramos. También resaltó la existencia del «negocio del anticastrismo, que influye, incluso, en las elecciones estadounidenses» y moviliza mucha opinión pública.
«Yo pienso que si bajo el bloqueo más cruel hemos conseguido nuestros propios candidatos vacunales (y lo digo sin triunfalismo), ¿de qué no seríamos capaces si viviéramos en paz, con las mismas oportunidades de los demás países? Una Cuba sin bloqueo sería la oportunidad de ser y de mostrarnos plenamente, como somos», dijo.
Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba fue otro asunto abordado con amplitud, incluyendo el avance en la reconstrucción de las relaciones bilaterales, el historial de agresiones estadounidenses contra la Isla, y las reticencias y posiciones extremas en torno al entendimiento entre ambas naciones.
Sobre el contexto actual de Cuba, el periodista pregunta a Silvio si hoy en la Isla es tiempo de ser autocrítico, a lo que responde:
«Ser autocrítico es imprescindible para avanzar. La vida es una construcción constante. En el plano político es lo mismo, con el agravante de que la vanidad puede ser muy nociva. Cada deficiencia que un país emplazado como Cuba no detecta y combate, se convierte en argumento de sus detractores. El cubano es un pueblo con una conciencia y una capacidad de resistencia más que probadas; pero incluso la virtud necesita de sustento. La crítica y la autocrítica son ejercicios saludables».
El impacto de la pandemia en su obra creativa fue, igualmente, abordado en el diálogo: «Extraño el contacto con la gente», dijo el trovador, quien recordó sus conciertos mensuales por los barrios y las giras en el exterior.
El periodista de La Jornada le preguntó también por su opinión sobre el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Silvio señaló que conoció primero a su esposa y luego al mandatario.
«Siento afecto y respeto por Andrés Manuel, un hombre consecuente con sus ideas; un trabajador de honradez ejemplar, con un sueño de justicia para un pueblo admirable, llamado México», dijo al finalizar.