Tenemos que apelar a nuestras reservas e inteligencia

Foto: Estudios Revolución

La producción de alimentos es una de las tareas que no admite dilación. Tanto es así que desde hace algunos años ha sido considerada como un problema de seguridad nacional, porque no solo de su efectividad dependen nuestra auto sostenibilidad y el desarrollo, sino que también hoy tributa a la necesaria estabilidad en el país en el orden de la oferta y a disminuir los altos niveles de inflamación que presentamos.

La agricultura cubana está transitando por una transformación no solo estructural, sino también conceptual y lo que es más importante de mentalidad.

Primero porque poner a producir las tierras ociosas no puede depender de que la mayoría de las tierras disponibles del país sean gestionadas desde formas no estatales de producción, y que las mayores fortalezas en recursos humanos y tecnológicos se encuentren fuera del entorno de las bases productivas que son hoy el eslabón principal de esta cadena.

La aprobación de las 63 medidas para dinamizar las producciones agropecuarias fue un paso de gigante, y ya este año deben tener el impacto que de ellas se esperan, aunque justo es reconocer que en algunos lugares puntualmente no siempre ha existido dominio de su contenido, y eso retarda el resultado.

Es cierto que la agricultura ha tenido el fuerte hándicap del desabastecimiento de fertilizantes para el laboreo, lo que demanda prácticas diferentes y alternativas para sembrar y producir, pero también es una verdad que las nuevas medidas aprobadas por el gobierno propician otras posibilidades para la comercialización y distribución e igualmente para la compra de insumos de trabajo incluso fuera de fronteras.

Tenemos que apelar a nuestras reservas e inteligencia

Foto: Internet

Lo más importante es poner a producir la tierra. Durante diferentes recorridos del presidente por territorios del país, uno de los propósitos ha sido el intercambio con productores destacados, tanto cooperativistas, como de las CCS, como del propio sector estatal.

Todos han buscado alternativas, incluso en tierras de secano donde el cultivo depende de las lluvias, y sabemos que los largos períodos de sequía abundan.

Y elemento clave: el uso de la ciencia y la técnica que cuando se extiende ese conocimiento y se socializa, los resultados son totalmente diferentes. Y en eso en el país existen desde hace muchísimo tiempo saberes acumulados que no siempre se utilizan adecuadamente, se conocen por unos pero no por otros.

Ganar en soberanía alimentaria y nutricional es un propósito impostergable a nivel de nación. Estos largos meses de enfrentamiento a la pandemia lo demostraron, no solo con el impacto de las acciones del bloqueo que se sienten, y mucho, en la agricultura, sino además porque la contracción de bienes a nivel internacional es palpable y los altísimos precios para la compra de materias primas y el fletes de productos lo encarecen todo.

El bloqueo de Estados está y seguirá. Por eso hay que luchar contra nuestras propias limitaciones y apelar a nuestras reservas e inteligencia, son las posibilidades que tenemos.

Porque además el desarrollo de los proyectos locales y en la medida que los municipios sean capaces de alcanzar por sí mismos resultados más palpables para su autoabastecimiento territorial, estarán asumiendo responsabilidades que los inserta en el camino de una mayor autonomía y aporte al país, su mercado interno que es el principal y también a exportar con calidad.

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