Un hecho llama poderosamente la atención en la 60 Serie Nacional de Béisbol (SNB): los fines de semana los Alazanes de Granma han ganado apenas tres partidos y han perdido siete.
Es como si el sábado y el domingo los Caballos perdieran el ritmo o les faltara la dinamita que enseñan los llamados días de semana, en los cuales tienen balance de ¡11 éxitos! y un solo fracaso.
Las únicas dos subseries que han perdido –Matanzas e Industriales- y el único nocao que sufrieron –ante Ciego de Ávila- llegaron precisamente fines de semana. Como si fuera poco, dos de las tres lechadas que les han dado en la SNB ocurrieron un aciago domingo en la Atenas de Cuba.
Sumemos otras pruebas: los pupilos de Carlos Martí han anotado 38 carreras y han recibido 49 en las subseries de dos partidos.
Sin embargo, los días de semana han propinado nocaos a Mayabeque (11-0) y Holguín (15-5) y un super nocao a la Isla de la Juventud (19-2). Por eso, han pisado la goma en 87 ocasiones, al tiempo que sus rivales apenas han podido colocar 28 anotaciones en la pizarra.
¿Será que merma el trote?, se preguntarán algunos. Los técnicos tienen más elementos para argumentar.
No podemos pasar por alto que Lázaro Blanco, Leandro Martínez y Joel Mogena trabajan regularmente los martes, miércoles y jueves, eso hace que los sábados y domingos el pitcheo disminuya su calidad.
¿Pero, qué explicación tendrá que los bates se enfríen, que el azote sobre los Alazanes prevalezca cuando llegan esos días? Será una cábala predestinada, sentenciarán los que creen en eso. La pelota a veces se convierte en un misterio.
Este domingo lograron anotar en 10 oportunidades frente a Las Tunas (10-4), el mismo rival que la víspera los había dominado 9-5. Nunca antes habían fabricado tal número de carreras un domingo y eso ojalá presagie el fin del sufrimiento para esa fase de la semana.
Si el calendario terminara hoy estarían entre los ocho clasificados. Ahora… ¿qué pasaría en los play off si esa mala estrella de los fines de semana los sigue acompañando? Mejor ni pensar en eso, dirían los que creen en las “alineaciones” de los astros.
Por Osviel Castro