“Tiza en manos y en el aula, soy feliz”

Fotos: Cortesía de la entrevistada

Manzanillo, Granma.- La responsable de moldear vocación e impulsar los sueños en la manzanillera Madeleine Cabrera Pernía fue una amiga de la madre, porque “mi progenitora era gastronómica y mi padre, militar”, recuerda. 

Mucho le agradece la hoy profesora universitaria a su eterna maestra Elsi Melo, y tras casi 30 años de labor, “me falta un mundo por entregarle al magisterio, desde las aulas del Campus Universitario Blas Roca, de Manzanillo”, afirma Cabrera Pernía.  

“Hice mis estudios aquí en esta sede y luego de graduada trabajé un año en la comunidad rural de Cayo Espino, en la escuela secundaria básica en el campo Emilio Lastres, también, y por mis resultados retorné a esta institución. Hoy pertenezco al Departamento de Español – Literatura y desarrollo mi tesis de curso Doctoral, que casi culmina. Así vamos, poco a poco. 

“Son varias generaciones, puedes imaginarte que los tuve de procedencia campesina, muy humildes, que su formación era de campo. Experiencias hasta de muchachos que no conocían el mar y, entonces, aprovechaba eso en el medio de las clases. 

“Hay que ser un evangelio para estar en las aulas en el presente, para transformar y formar a los jóvenes que, sobre sus hombros, tendrán la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones. 

“Yo en el aula me transformo, es mi reino, como muchos estudiantes me dicen, una obra de teatro en la que debemos actuar por el bien, para humanizar esas personas que luego van a utilizar sus conocimientos. 

“Recién leí algo muy importante: el conocimiento nos da tanto, que no nos da miedo enfrentar las tareas y, sobre todo si es la docencia. Tiza en manos y en el aula, soy feliz.” 

Entre sus colegas y los alumnos del campus universitario Blas Roca, de la ciudad granmense de Manzanillo, la profesora Madelaine Cabrera es conocida como la todoterreno porque tiene varias responsabilidades: es la secretaria del sindicato en la institución, militante del Partido Comunista de Cuba, acuciosa investigadora y educadora consagrada, todo eso sin limitarle el tiempo a la familia. 

“Hasta atender a mi deportista (el hijo) que se forma hoy. A veces muchos me lo preguntan, como tú, cómo lo hago: planificando.” 

– Tremendo esfuerzo… 

– “Sí, bastante. Nos cuesta, pero sí se hace y se logra. 

“Me parece que a un profesor universitario no le debe faltar, en primer lugar, el amor porque este sentimiento es el más importante para asumir cada reto. Además, el nivel de preparación y actualización que debe poseer un profesor de la Educación Superior para enfrentar la docencia en este trascendental momento. 

“Lo digo desde mi experiencia, que son las letras, cuando es significativo que llevemos al aula el último conocimiento que se da o contenido en el plano internacional, sobre todo potenciando la gestión del conocimiento de los estudiantes para que su desempeño sea mejor.” 

Madeleine Cabrera Pernía es una mujer elegante desde la estatura de entregarse a la enseñanza de las nuevas generaciones. Basta verla sonreír, entre sus alumnos para comprender de inmediato que, como afirmara el Apóstol José Martí, la educación es, ante todo, una obra de infinito amor.