Manzanillo. Abril 17.- Christian Blanco Fernández es un pequeño de sólo tres años con ojos tan azules que cuando los miras en ellos se refleja el mar, y su mirada es tan tierna que cautiva.
Este principito está premiado por todo el amor que le rodea, el cariño y la entrega que tanto su familia, como el personal de la salud pública cubana le brindan en cada momento de su vida.
Él es uno de los ocho pacientes pediátricos de la región del Golfo del Guacanayano de nuestra provincia que conviven con la hemofilia, dolencia que logra enfrentar por las esmeradas atenciones que recibe, y por gozar del mayor privilegio que un ser humano pueda recibir, que es el tratamiento médico totalmente gratuito.
Yunieska Fernández Díaz, madre del pequeño, hoy transmite su testimonio con la experiencia que tiene en sus manos. Esta joven cuenta que «a los seis meses de nacido el niño se le diagnosticó la enfermedad, pero antes ya nos llamaba la atención cuando tenía sólo cuatro meses que alrededor de las costillas le aparecían hematomas, cuando realmente nada más lo manipulábamos el padre y yo.
«Entonces acudimos a la doctora Isabel Osorio, hematóloga del hospital pediátrico provincial Hermanos Cordové, quien le diagnóstico la hemofilia a Christian luego de valorar todos los resultados de los complementarios. Los primeros quince días de su detección lo tuvo que enfrentar en el servicio de terapia de la institución médica y en ese momento sentí como si el mundo se me acabara.
«Tengo dos hijos más, una niña de 13 años y otro varón de siete, este último presenta una hidronefrosis congénita con quien también tuve momentos difíciles, y al saber de la nueva dolencia ahora con el más pequeño, el mundo se me turbó. Gracias al apoyo, comenzando por la doctora Isabel, el equipo de enfermería, el personal médico y de todos los que laboran en la sala de oncohematología he ido aprendiendo a convivir con la enfermedad de mi hijo».
Christian es un niño que disfruta de muchas bondades, ejemplo de ello lo constituye el apoyo brindado por el Consejo de la Administración Municipal (CAM) que le otorgó una vivienda cómoda para vivir, y la atención especial por parte del sector de la educación en el círculo infantil Mi pequeño Príncipe.
Muchos recuerdos le vienen a Yunieska de aquellos instantes que debía comenzar su matrícula en la institución educativa de la primera infancia. «Realmente cuando iba a empezar yo tenía miedo porque él es como un cristal que no se puede dar golpes, ni caer, eran muchos requisitos, pero teníamos que facilitarle una vida social y confiamos ahora en como nos lo han cuidado, que lo han hecho muy bien».
Casi con los ojos humedicidos por el agradecimiento que siente esta madre no puede dejar de hablar del tratamiento que su pequeño recibe por parte del Ministerio de la Salud Pública (MINSAP). «Magnífico, gracias que vivimos en Cuba donde estos niños tienen garantizada su prioridad. De la atención primaria de la salud igual tenemos muy buena opinión. Es un privilegio vivir aquí en nuestro país donde se facilita gratis las dosis necesarias del medicamento, que sólo un bulbo cuesta 500 dólares, y en ocasiones ha necesitado hasta cinco de estos».
Entre los padres de Christian y la doctora Isabel, la jefa del servicio de pediatría en la sala de oncohematología, existe una alta comunicación y aprecio, «tanto que casi somos una familia, cada vez que le surge un hematoma nos ponemos en contacto y enseguida recibimos la orientaciones necesarias. Y no sólo con ella también esto lo hemos logrado con todo su equipo de trabajo».
En la calidad de vida de Christian intervienen también sus dos hermanos que lo quieren tanto, y lo miman por ser el mejor regalo que el destino les dió. «Ellos nunca sintieron celos de ese niño y cuando supieron de la enfermedad se compenetraron tanto que lo sobreprotegen de cualquier situación peligrosa para él. Incluso se limitan a realizar actividades que quisieran por su hermanito para no afectarlo con el riesgo de que le suceda algo, porque ellos refieren que él es sus vidas».
Una persona especial para Christian es su papá, el periodista Baldo Alexis Blanco Blanco quien vive para su pequeño. «Es su único hijo, y realmente me quedo sorprendida de cómo ha aceptado la enfermedad de nuestro niño, e incluso es él el que más da fuerza y ánimo. Somos una familia muy unida, nos llevamos bien y eso es importante para todos y en especial para Christian».
En la región del Golfo del Guacanayabo de nuestra provincia existe un total de 28 pacientes que padecen de hemofilia, 20 de ellos son adultos, atendidos todos por los equipos de los doctores Milton Michel Reyna Aguilar, hematólogo del municipio responsable del grupo regional de Hemofilia en esta zona, e Isabel Osorio especialista que se encarga de las atenciones pediátricas. Todos hoy tienen lo necesario para enfrentar su enfermedad, y en especial el amor como el que no le falta a Christian.
