Transmec, una respuesta constructiva por la vivienda

En la Base de caminos de la Unidad Empresarial de Transporte y Mecanización (Transmec) Granma, también se labora en la fabricación de materias de la contrucción // Foto Marlene Herrera

Hoy, cuando el programa de la vivienda se erige como una de las prioridades para la nación cubana, resulta loable el empeño laboral de cientos de hombres que, dedicados a faenas en el sector de la construcción, no miran los sacrificios y si el aporte para con esta colosal estructura que precisa de incorporar más manos a la obra.

Por ello, aquel recóndito espacio que ocupa la Base de caminos de la Unidad Empresarial de Transporte y Mecanización (Transmec) Granma, en las proximidades a la circunvalante Camilo Cienfuegos de Manzanillo, es privilegiado en el impulso de una vital incorporación al procesamiento de materiales de la construcción para beneficio de los manzanilleros.

La suya fue la primera respuesta a nivel nacional de las de su tipo en el país, según asegura Damián Armando Rojas Peña, jefe del establecimiento. Se dispusieron las energías ante el llamado a incorporar alternativas a sus funciones como garantes de la restauración de las vías cañeras para generar empleo, el incremento de resultados empresariales y, fundamentalmente, aportara una solución al necesario movimiento constructivo en el país.

Damián Armando Rojas Peña, jefe de la Base de caminos de la Unidad Empresarial de Transporte y Mecanización (Transmec) Granma // Foto Marlene Herrera
En menos de un semestre han porducido alrededor de cinco mil bloques y más de 200 metros cúbicos de arena // Foto Marlene Herrera

El ruido persistente de los molinos anuncia que la brigada conformada para estos menesteres está en acción. Su bullicio y el trasiego de pipas de agua y la pala que traslada la piedra de gran tamaño, rompen la tranquilidad que en el amplio y apartado espacio era común.

«Dada la instrucción, pues nos presentamos a las autoridades del municipio y con su apoyo hemos podido lograr esto, donde ha sido vital el esfuerzo de los innovadores para restablecer a la vida los equipos que por sus años de explotación estaban en desuso y presentan averías en ocasiones, explica Rojas Peña.

«Se reparó el molino de quijada que concede a la piedra macadán la granulometría necesaria para luego en el molino de martillo producir los derivados del rajoncillo: gravilla, arena, marmolina y bloques de hormigón, este último renglón con las dosificaciones pactadas por la industria y para los cuales primero hicimos los moldes».

Yasel Santo Cedeño es uno de los jóvenes sumados a esta importante tarea // Foto Marlene Herrera

Consciente de que es deber de todo hombre trabajar para que su vida sea útil y meritoria, el joven Yasel Santo Cedeño de sólo 18 años abrió allí su historia laboral. Al detener un instante el proceso de mezcla para confeccionar los mampuestos prefabricados comenta que «los inicios fueron un poco forzosos, pero me he adaptado y a diario nos enfocamos en cumplir con las producciones que sabemos son imprescindibles, incluso para nosotros porque se destina el 20 por ciento de estas para nuestro beneficio».

«Aquí hacemos hasta 300 bloques y entre ocho y 10 metros cúbicos de áridos diarios, aquí aprendí a trabajar y que eso te permite dignificarte».

En menos de un semestre de apertura de estas acciones, detalla el directivo, «aprovechamos al máximo la materia prima contratada y traída vía ferroviaria desde otro municipio: dos mil metros cúbicos para un año; y a pesar de que tuvimos un mes intermedio sin producir por las roturas ya erradicadas, hemos confeccionado alrededor de cinco mil bloques y más de 200 metros cúbicos de arena».

Tales genéricos destinados, con intención gubernamental, al programa de subsidios para la vivienda y a algunos organismos, con su obtención en el territorio manzanillero facilitan el traslado que con anterioridad suponía recorrer 95 kilómetros; e incluso desde el propio Transmec, perteneciente al grupo Azcuba del Ministerio del Azúcar, se ofrece el servicio de transportación.

Se fabrican hasta 300 bloques y entre ocho y 10 metros cúbicos de áridos diarios // Foto Marlene Herrera
Yoendry Coello Batista // Foto Marlene Herrera

Yoendry Coello Batista es un albañil con tres años de labor en la entidad de subordinación nacional, quien se incorporó a la brigada de ocho trabajadores directos a estas faenas. «Así me siento útil, estoy cumpliendo con el gobierno, mi familia y el pueblo con un aporte significativo desde una de las tareas más importantes de la sociedad cubana de hoy, la fabricación de materiales para las viviendas; y hemos tenido reconocimiento por ser los primeros de la empresa en iniciar en esta tarea y el compromiso es trabajar para seguir adelante».

La meta es ampliar la gama de estos productos, y sus niveles, así como su calidad que hoy clasifica entre estándares positivos, lo que de alguna forma también contribuye a una mejor calidad de vida de nuestros trabajadores y del pueblo manzanillero a quien nos debemos, comenta Rojas Peña.

Este colectivo, cuyo objeto social es reparar los caminos cañeros de toda la provincia, tiene otros méritos como la restauración de los remolques para la zafra, incluido este año el buldócer T 170 devuelto a la explotación tras tres años sin uso por roturas, y el mejoramiento del sendero Cabezada en Mabay, que redunda en beneficio de quienes habitan en los asentamientos poblacionales aledaños; y la restauración hoy de 18 kilómetros de vías en Cuatro Caminos, Ceiba Hueca, de los que restan sólo dos.

Adscrito al Registro de la construcción en el país, por sus ejecuciones de obras de fábricas y movimiento de tierras, ofrece este grupo de 88 obreros un ejemplo de esos emprendimientos que desde los diferentes centros laborales pueden complementarse con los intereses de desarrollo territorial y de soberanía en ámbitos que permitan alcanzar la aspiración máxima de edificar una vivienda diaria.

Su estrategia merece el reconocimiento dentro del sector que cada cinco de diciembre festeja el Día del constructor, y conquista los aplausos de aquellos que tienen la necesidad de levantar, terminar o mejorar su domicilio.