Manzanillo. Abril 7.- Sara, Magdalena y Lidia son verdaderas marianas de la solidaridad, ellas pasan de las seis décadas de vida y desde que en nuestro país se le decretó el combate a la COVID-19, dedican diario ocho horas para la confección de nasobucos que son regalados a sus vecinos, familiares, amigos y todo el manzanillero que lleguen a solicitar sus servicios.
En el apartamento C 1 del edificio 55 en el Reparto Camilo Cienfuegos, ellas se entregan a esta noble labor que es premiada con la gratitud de quienes reciben estos donativos, porque como mismo dicen ellas que estos son momentos de unirnos por lo que consideran que no pueden cobrar a nadie que necesite de estas prendas esenciales para la protección personal.
Sara López Cordoví tiene 70 años y fue la que comenzó y motivó a sus vecinas a unirse a esta noble labor. Desde su adolescencia se desempeña en la costura, primero lo hacía a mano cuando no tenía máquina, es totalmente empírica y confecciona cualquier prenda.
«Hace tiempo no realizaba labores de costura y como tengo la máquina y los pedazos de telas comencé a crear los nasobucos», dijo.
Cerca de 600 nasobucos ya ha confeccionado junto a sus vecinas, y todos los regalan a los convivientes de su edificio, familiares y amigos.
«Comencé primero para regalarlos a todos los que habitan en mi edificio, inicié por mi escalera y ya todas las familias tienen sus nasobucos por nuestro gesto. Cuando los estaba repartiendo convoqué a mis amigas que sabían coser para que se me unieran, así comenzaron Magdalena Salgado y Lidia» señaló López Cordoví.
María Magdalena Salgado Milá de 70 años fue la primera que se unió a esta iniciativa. «Insertarme a la idea de Sara fue maravillosa porque me parece que estamos haciendo una obra muy humana, cargada de infinito amor para protegernos en esta situación en que nos encontramos. En los 70 años que tengo nunca he visto una situación tan mala como esta».
«Respondí a la convocatoria de mi vecina bajando la máquina de mi casa, dispuse una sábana que tenía y el cono de hilo. Las personas que se han enterado han venido y nos han traído retazos de telas que nos han servido para nuestra labor, nos han regalado hasta fundas de almohadas, sábanas y recortes, que hemos empleado en nuestro propósito», acotó Magdalena.
«Me gustaría que las jóvenes se sumaran a esta iniciativa, pues ellas también tienen la oportunidad de brindar su aporte. Así emplearían su tiempo que tienen ahora en una linda obra, y no sólo las jóvenes también todas las mujeres que tienen máquina y sepan coser que lo hagan en sus casas» agregó Salgado Milá.
Lidia Aliaga García fue la última que se unió a la iniciativa. Esta mujer de 63 años tiene una gran responsabilidad en este grupo, porque de ella depende la calidad del nasobuco. Con su destreza corta las telas y las entrega a las costureras para el acabado final, a veces también se sienta frente a una de las máquinas a coser.
«Unirme a esta iniciativa fue maravilloso porque estamos haciendo algo bueno para cuidar la salud de los cubanos, los niños, los ancianos y para nosotros mismos, porque con esta acción protegemos a nuestra familia».
«Cuando vi a Sara y a Magdalena coser los nasobucos les pedí unirme a ellas y felices aceptaron», acotó Lidia.
«Le envío un mensaje a los manzanilleros que se cuiden mucho, que usen el nasobuco, deben quedarse en casa para cuidar a la familia y recuerden lavarse las manos con frecuencia», concluyó Lidia.
Pero este grupo de marianas no funciona sin el apoyo de Alicia Brizuela López, hija de Sara. Ella se desempeña como enfermera por más de 20 años en el salón de partos del hospital ginecobstétrico materno infantil Fe del Valle.
«Me siento muy orgullosa de todas ellas, principalmente de mi mamá por ser la promotora de esta idea. Mi aporte es en cada franco que tengo, les ayudo en las tareas de la casa, les preparo las meriendas y mantengo la higiene en el hogar. Atiendo a las personas que vienen a entregar los recortes de telas y a recibir los nasobucos que han solicitado», dijo.
«Las personas que vienen a recoger sus pedidos se muestran satisfechos, contentos y agradecidos. A ellos se les orienta la manera de su uso y los invitamos a cumplir las medidas orientadas por nuestro gobierno para la prevención y el cuidado personal y colectivo, para combatir al coronavirus», confesó Brizuela López.
Alicia desea enviar un mensaje a sus compañeros de labor en la salud pública que se encuentran en varios países del mundo luchando contra el coronavirus. «Fuerza colegas, no se preocupen que aquí luchamos para cuidar a sus familias y seguiremos ayudando a nuestra población. Mantengan las fuerzas que van a salir victoriosos, pues nosotros, los miembros de las batas blancas somos un ejército invencible, gracias al ejemplo de nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro y de nuestro presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez».