PROTAGONISTAS Sara, Magdalena y Lidia: Tres manzanilleras, marianas de la solidaridad

Tomada del perfil de facebook José Ortiz Benet
Tomada del perfil de facebook José Ortiz Benet

Manzanillo. Abril 7.- Sara, Magdalena y Lidia son verdaderas marianas de la solidaridad, ellas pasan de las seis  décadas de vida y  desde que en nuestro país se le decretó el  combate a la COVID-19, dedican diario  ocho horas para la confección de nasobucos que son regalados a sus vecinos, familiares, amigos y todo el  manzanillero que  lleguen a solicitar sus servicios.

En el apartamento C 1 del edificio 55 en el Reparto Camilo  Cienfuegos, ellas se entregan a esta noble labor que es premiada con la gratitud de quienes reciben estos donativos, porque como mismo dicen ellas que estos son momentos de unirnos por lo que consideran que no pueden cobrar  a nadie que necesite de  estas prendas esenciales para la protección personal.

Sara  López Cordoví tiene 70 años y fue la que comenzó  y motivó a sus vecinas a unirse a esta noble labor. Desde su adolescencia se desempeña en la costura, primero lo hacía a mano  cuando no tenía máquina, es totalmente empírica y confecciona cualquier prenda.

«Hace tiempo no realizaba labores de costura y como tengo la máquina y los pedazos de telas comencé a crear los  nasobucos», dijo.

Cerca de 600 nasobucos ya ha confeccionado junto a sus vecinas, y todos los regalan a los convivientes de su edificio, familiares y amigos.

«Comencé primero para regalarlos a todos los que habitan en mi edificio, inicié por mi escalera y ya todas las familias tienen sus nasobucos por nuestro gesto. Cuando los estaba repartiendo convoqué a mis amigas que sabían coser para que se me unieran, así comenzaron Magdalena Salgado y Lidia» señaló  López Cordoví.

María Magdalena Salgado Milá de  70 años  fue la primera que se unió a esta iniciativa. «Insertarme a la idea de  Sara fue maravillosa porque me parece que estamos haciendo una obra muy humana, cargada de infinito amor para protegernos en esta situación en que nos encontramos. En los 70 años que tengo nunca he visto una situación tan mala como esta».

«Respondí a la convocatoria de mi vecina  bajando la máquina de mi casa, dispuse una sábana que tenía y el cono de hilo. Las personas que se han enterado han venido y nos han traído retazos de telas que nos han servido para nuestra labor, nos han regalado hasta fundas de almohadas, sábanas y recortes, que hemos empleado en nuestro propósito», acotó  Magdalena.

«Me gustaría que las jóvenes se sumaran a esta iniciativa, pues ellas también tienen la oportunidad de brindar su aporte. Así emplearían su tiempo que tienen ahora en una linda obra, y no sólo las jóvenes también todas las mujeres que tienen máquina y sepan coser que lo hagan en sus casas» agregó Salgado Milá.

Lidia Aliaga García fue la última que se unió a la iniciativa. Esta mujer de 63 años tiene una gran responsabilidad en este grupo, porque de ella depende la calidad del nasobuco. Con su destreza corta las telas y las entrega a las costureras para el acabado final, a veces también se sienta frente a una de las máquinas a coser.

«Unirme a esta iniciativa fue maravilloso porque estamos haciendo algo bueno para cuidar la salud de los cubanos, los niños, los ancianos y para nosotros mismos, porque con esta acción protegemos a nuestra familia».

«Cuando vi  a Sara y a  Magdalena coser los nasobucos les pedí unirme a ellas y felices aceptaron», acotó  Lidia.

«Le envío un mensaje a los manzanilleros que se cuiden mucho, que usen el nasobuco, deben quedarse en  casa para cuidar a la familia y recuerden lavarse las manos con frecuencia», concluyó Lidia.

Pero este grupo de marianas no funciona sin el apoyo de Alicia Brizuela López, hija de Sara. Ella se desempeña como  enfermera por más de 20 años  en el salón de partos del hospital ginecobstétrico materno infantil Fe del Valle.

«Me siento muy  orgullosa de todas ellas,  principalmente de mi mamá por ser la promotora de esta idea. Mi aporte es en cada franco que tengo, les ayudo en las tareas de la casa, les preparo las meriendas y mantengo la higiene en el hogar. Atiendo a las personas que vienen a entregar los recortes de telas y a recibir los nasobucos que han solicitado», dijo.

«Las personas que vienen a  recoger sus pedidos se muestran satisfechos, contentos y  agradecidos. A ellos se les orienta la manera de su uso y los invitamos a cumplir las medidas orientadas por nuestro gobierno para la prevención y el cuidado personal y colectivo, para combatir al coronavirus», confesó Brizuela López.

Alicia desea enviar un mensaje a sus compañeros de labor en la salud pública  que se encuentran en varios países del mundo luchando contra el coronavirus. «Fuerza colegas, no se preocupen que  aquí luchamos para cuidar a sus familias y seguiremos ayudando a nuestra población. Mantengan las fuerzas que van a salir victoriosos, pues nosotros, los miembros de las batas blancas somos  un ejército invencible, gracias al ejemplo de nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro y de nuestro presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez».

Alicia Brizuela López, hija de Sara ayuda en la atención a las costureras // Foto tomada del perfil de facebook de Alicia Brizuela López
Alicia Brizuela López, hija de Sara ayuda en la atención a las costureras // Foto tomada del perfil de facebook de Alicia Brizuela López
María Magdalena Salgado Milá // Foto tomada del perfil de facebook de José Ortiz Benet
Lidia Aliaga García // Foto tomada del perfil de facebook de José Ortiz Benet
Alicia Brizuela López, hija de Sara ayuda en la atención a las costureras // Foto tomada del perfil de facebook de Alicia Brizuela López
Alicia Brizuela López, hija de Sara ayuda en la atención a las costureras // Foto tomada del perfil de facebook de Alicia Brizuela López
Sara López Cordoví // Foto tomada del perfil de facebook de José Ortiz Benet

 

 

 

 

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